Uno de los últimos movimientos surgidos en el
crisol del protestantismo moderno, sobre todo de corte evangélico y
pentecostal, son las de las llamadas iglesias no denominacionales, que no
desean ser conocidas por un nombre en concreto, sino simplemente llamarse
cristianos.
Pero
también por iglesias no denominacionales se entiende la idea de formar
congregaciones sin adherirse a un conjunto de ideas, métodos o doctrinas de algún
grupo existente o movimiento en particular. Tan solo se hacen llamar
cristianos, rechazando toda clase de etiquetas que los relacionen con grupos
religiosos conocidos. Pero por lo general quienes abogan por este sistema de
religiosidad casi siempre son de signo protestante de nuevo cuño, sea
evangelista o pentecostal. Además suelen estar liderados por pastores
independientes que saliendo de forma voluntaria de sus anteriores cultos, o al
ser rechazados por su conducta o por otros motivos, se ven impulsados a
promover un ministerio lejos de las “ataduras doctrinales”, “morales”,
“normativas” y económicas de las denominaciones.
Los
defensores de este modo de cristianismo, piensan que el no tener un nombre o
denominación religiosa, les libera de estar atados a una estructura u
organización, algo que según afirman carecía el cristianismo original donde no
observan las típicas de estructuras gubernamentales o clericales de muchas
iglesias, tanto es así que según afirman ellos, los primeros seguidores de
Jesús no tenían nombre o denominación, simplemente se hacían llamar Cristianos.
Pero
precisamente lo que olvidan quienes hacen ese tipo de afirmaciones, es que el
llamarse cristianos en el primer siglo era una forma de nominación. En el libro
histórico de Hechos de los apóstoles, se registra el momento en el que ese título
“Cristianos” surgió. Pero también muestra que no era esta la denominación que
los seguidores de Jesús tenían al principio, de hecho se registra lo siguiente:
pidió cartas para las sinagogas de
Damasco, para que, si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o
mujeres, los pudiera llevar presos a Jerusalén. (Hechos de los apóstoles
9:2) No se explica bien de donde procedía ese título, “El Camino”, pero
según el contexto, no parece casual que el escritor del libro de Hechos les
colocara esa expresión como título. La expresión griega que se traduce como
Camino es “hodos” , e indica metafóricamente, una manera de
proceder, de pensar o de dirigir la vida, por lo que parece que no era un
nombre dado desde el exterior, es decir no fueron sus enemigos quienes les
pusieron ese nombre, sino ellos mismos hacían llamar así a su religión, para
diferenciarla de la de los judíos. Al parecer ese nombre se siguió utilizando
durante algunas décadas, se hace referencia a este hecho cerca del año 60,
cuando se habla de un disturbio por causa de los del Camino, con cierto platero
que hacía imágenes para veneración (Hechos 19:23).
Sin
embargo poco tiempo después de mencionarse por primera vez lo del Camino, en el
año 46 se empezó a utilizar otro término. Y fue desde Antioquía donde se
decidió ser conocidos con otro nombre: Así sucedió que por un año entero se
reunieron con ellos en la iglesia y enseñaron a una muchedumbre bastante
grande, y fue en Antioquía donde a los discípulos se les “llamó por providencia
divina” por primera vez, cristianos. (Hechos de los Apóstoles 11:26).
Esta
vez, si se dan pistas de las razones por las cuales se escogió el nombre
“Cristianos” o “Mesiánicos” (en hebreo), pues de alguna manera la expresión
griega que algunas traducciones vierten sencillamente llamar o nombrar, tiene
un significado más profundo. El término Kjrematismó, indica
respuesta divina o llamada divina, es un término relacionado con la consulta a
un oráculo y la subsiguiente respuesta. Por lo cual las traducciones bíblicas
que incluyen la expresión “por providencia divina o por revelación divina se
les llamó Cristianos”, aciertan y nos muestran que la decisión de llamarse
cristianos no fue caprichosa, ni se la colocaron los enemigos, sino que ellos
mismos fueron, posiblemente bajo oración.
Con
lo cual queda claro que la religión iniciada por Cristo si era denominacional,
no era importante en si utiliza el término “El camino” o “Cristiano”, pues
ambos indicaban el sentido que tenía su religión para ellos, con el tiempo,
este último fue el que los identificó de forma clara. Sin embargo el término
cristiano que todos los movimientos surgidos de aquellos primeros defienden
como suyo, ahora ya no identifica nada, salvo para un observador de fuera, como
un islámico, budista o hinduista. Dado que hay tantas religiones llamadas
cristianas, fue necesario que los diversos movimientos adquirieran una
denominación que los identificara y diferenciara de los demás, aunque dentro de
sus definiciones estuviera la de cristianismo.
Es
curioso, pero en el transcurso de este estudio se puede observar como en la
gran mayoría de las religiones que hemos tratado, sus iniciadores rechazaron
ser llamados de alguna manera en particular, sencillamente se identificaban
como cristianos, porque en realidad lo único que los movía era volver a las
fuentes del cristianismo, sin embargo, todas con el tiempo se han visto
obligadas a adoptar un nombre que las diferenciara de las demás.
Desde
la década de los sesenta y setenta del siglo XX, han ido surgiendo iglesias que
sin embargo en su propios centros religiosos se niegan a aceptar se catalogados en alguna rama o
denominación. Esas iglesias que hoy día se auto definen como no
denominacionales, lo que en realidad rechazan, no es tanto lo doctrinal con
respecto a las enseñanzas básicas del protestantismo, es decir todas ellas
aceptan la trinidad protestante, el infierno, el alma inmortal, practican el
diezmo y algunos métodos de enseñanza.
Sin
embargo lo que realmente buscan no es tanto volver a las raíces, de lo contrario
cambiarían algunos postulados para adecuarse más al cristianismo original, más
bien ansían independencia. La pregunta sería, ¿Independencia de qué o
para qué? Por ejemplo cierto pastor de una determinada iglesia pentecostal, por
poner un caso, de Asambleas de Dios, cierto día le da por formar una nueva
iglesia, en este caso no quiere lazos que la relacionen con Asambleas de Dios,
sin embargo copia los métodos de la anterior, incluso tomando libros, videos,
música y rituales de esta iglesia, busca entonces un local adecuado y coloca su
letrero “Iglesia no denominacional” o simplemente Iglesia cristiana. Estos
grupos consideran que adoptar un nombre o una denominación específica que las
ligue a una iglesia en particular hace perder de vista a las personas la
importancia de que la fe se centre sólo en Cristo y en sus enseñanzas,
interpretadas por el Espíritu Santo. De esa manera cuando se les pregunta por
qué no tiene nombre su iglesia y solo se llama iglesia cristiana, responden: El
titulo de cristiano es suficientemente identificativo, las personas piensan que
el hecho de pertenecer a alguna denominación cristiana en particular, los
podría hacer salvos pero solo en Cristo se puede ser salvo, y en ningún otro
hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres,
en que podamos ser salvos". Sin
embargo, eso lo afirman todas las iglesias cristianas. ¿Que las diferencia de
las demás? La característica principal es que en estas congregaciones, las
enseñanzas que se imparten, no se etiquetan ni se definen con un título o
calificativo doctrinal, es decir no tienen que ser enseñanzas aprobadas por
otras iglesias o concilios institucionales, sino solo en la Biblia. Aunque
reconocen que utilizan los medios comunes a todas ellas para interpretarla o
darle sentido a su mensaje, pues no queda claro que indaguen por su cuenta en
las escrituras, de lo contrario pronto se abrirían brechas que las
diferenciarían notablemente de los credos tradicionales que no se encuentran directamente
en la Biblia. Siendo eso así, si se les pregunta entonces bajo que
superintendente o presidente distrital está constituida su iglesia, estos
responden que bajo ninguno. Si se les pregunta qué tesorero distrital
administra y auditoriza sus diezmos y cuentas, lógicamente responden que no dan
cuentas a nadie salvo a ellos mismos.
Con
lo cual se descubre un nuevo transfundo en la razón de muchas de esta iglesias
independientes, y el verdadero sentido que algunas de ellas tienen, y es que
cualquier pastor expulsado de una iglesia por la razón que sea, se autonombra
pastor en otro sitio y monta una nueva iglesia a la que para no adquirir
compromisos con otras, sea por voluntad o por no poder hacerlo, la hace como
iglesia independiente, no denominacional. Si este tiene suficiente carisma y
atracción puede arrastrar de muchos seguidores y convertirse en un pastor
estrella, recibe buenas dádivas y diezmos de sus feligreses y empieza a
avanzar. Se dice que en EEUU, las iglesias no denominacionales e independientes
conforman el grupo más grande de creyentes, con más de 12 millones de
adherentes, según cierto informe.

Pero
existe un peligro inherente a este hecho, es que estos pastores se sientan
atraídos, más que por aclarar el verdadero camino, simplemente por buscar
seguidores e imitar el éxito de los que ya lo han conseguido.
Otra
cosa son los intereses detrás de toda esta explosión de nuevos cultos
independientes, no se puede generalizar, pero en muchos casos hay pastores que
tan solo montan este tipo de iglesias para beneficio propio, para poder vivir
de ello, sin tener que rendir cuentas a una organización, a una dirección
general o agrupación de iglesias, lo cual les lleva a enriquecerse a costa de
sus feligreses y vivir de su ministerio, en algunos casos cómodamente, sin
contribuir a la limpieza y unidad del cristianismo.
Para encontrar más información sobre las diferentes iglesias no denominacionales y su crecimiento y efectos en el pensamiento religioso actual, puede encontrar más información en el libro El trigo ahogado tomo V, el cual cierra la obra.