Ellen G. White, la visionaria impulsora del adventismo
Tras el debacle de las perspectivas milenaristas de Miller, muchos de sus seguidores simplemente abandonaron todo movimiento religioso y se refugiaron en sus granjas y otras labores para olvidar aquel varapalo. Otros pocos volvieron a sus iglesias de origen, tanto bautistas como metodistas y se convirtieron en los críticos y opositores más fuertes contra el movimiento. Sin embargo un buen numero de miembros se mantuvo fiel a la base principal del cristianismo de Miller, la esperanza de un advenimiento, y siguieron esperando, aunque ya sin fechas especificas, el arrebatamiento.
Pero fue difícil mantener la unidad, pues entre sus principales pastores y líderes, surgirían diferencias ideologías en ocasiones enfrentadas. Miller había logrado cohesiones a multitudes en torno a las fechas del advenimiento, pero no en cuanto a otro tipo de doctrinas, ni organización. Joshua Himes fracasó en el proyecto que el propio Miller le había encargado, la de unificar y organizar a los muchos fieles, que ahora estaban desperdigados por doquier.
Así, sobresaldrían algunos personajes que contribuyeron con varias enseñanzas claves al surgimiento del movimiento conocido actualmente como Adventistas del séptimo día. Básicamente las ideas diferenciales del movimiento adventista y lo que los identifica, son la espera del advenimiento o segunda venida de Cristo, la doctrina del Sábado o séptimo día, el estado de los muertos y el fuerte contenido profético de sus enseñanzas, todo esto tiene que ver con varios personajes que surgieron a la sombra de William Miller.
Uno de estos fue Hiram Edson, quien de forma un tanto extraña, tras el esperado día 22 de Octubre de 1844, recibió una especie de oportuna iluminación que le llevó a dar una interpretación de los tiempos y la manera de la llegada de Cristo, que ayudó a muchos milleristas a mantener su fe, pese al sentimiento de derrota, gracias a lo cual se ganó tiempo para que surgieran otras vías y caminos que les limpiarían de ciertas doctrinas.
Hiram Edson nació en Diciembre de 1802, de formación metodista, en la década de los treinta, conoció el mensaje de William Miller y quedó cautivado por ello. Como sucediera con muchos de los primeros seguidores del milenarismo de Miller, al principio mantenían su pertenencia a sus respectivos grupos religiosos, así para 1840 todavía se consideraba metodista. Un hecho que le impulsó a unirse al movimiento abandonando definitivamente la Iglesia metodista fue cierta curación recibida por un vecino, sobre el cual un ministro millerista había orado, recobrando la salud.
A partir de ese suceso, fue un leal defensor de la causa y un celoso predicador. En la década de 1840 vivió en una granja cerca de Port Gibson, New York, un pueblecito en el Canal Erie. Un pequeño grupo de creyentes, en su mayoría agricultores vivían en esa zona, y veían a Edson como su líder. Su granja estaba como a una milla al sur del pueblo. Fue en ese lugar donde un numeroso grupo de milleristas se reunieron el 22 de octubre de 1844 para esperar la segunda venida del Cristo. Aquel día fue, según reconoce el propio Hiram, un día triste y desalentador, donde sus más profundas esperanzas y expectativas fueron destrozadas y un sentimiento de angustia vino sobre todos los presentes.
La mayoría volvieron a sus casas queriendo olvidar aquel episodio, pero junto a Edson, permaneció un reducido grupo de seguidores, a los que la mañana siguiente el animó a orar. Según Hiram afirmó, una hora después recibió respuesta a sus oraciones. El relato describe los siguiente : "A mitad del campo Hiram Edson fue detenido como por una mano sobre su hombro. Miró hacia el cielo gris y le pareció que se abría ante él una vista del tercer cielo. En una visión como la del Santuario Mosaico vio a Cristo como el Gran Sumo Sacerdote entrando del lugar Santo del Santuario al lugar Santísimo. "Y vi inconfundible y claramente 'escribe Edson', que en vez de salir nuestro Sumo Sacerdote del lugar Santísimo del Santuario Celestial para venir a esta tierra el décimo día del séptimo mes, al final de los 2300 días, El entró en ese día por primera vez en el segundo departamento del Santuario y que tenía una obra que realizar en el lugar Santísimo antes de venir a esta tierra. Su compañero, no habiendo notado la demora, ya había llegado al otro lado del campo. Junto al cerco se dio vuelta y viendo a Edson tan atrás lo llamó: 'Hermano Edson. ¿Por qué se ha detenido?' Edson contestó: "El Señor estuvo contestando nuestra oración de la mañana". Entonces, volviendo a unirse con su amigo le contó de la 'visión'. Siguieron su camino, conversando sobre el tema, recordando lo poco que habían estudiado sobre el Santuario y dándole forma a la evidencia bíblica de la revelación". (Captains of the Host, p. 95. Artur W. Spalding).
Básicamente lo que Edson quiso decir con su explicación, se relacionaba con las palabras de Daniel 8:14, donde se dice que después de las 2300 tardes sería el lugar Santo, o el santuario simbólico lo que se inspeccionaría o limpiaría. Por ello, no se trataba de la venida a la tierra para recoger a sus fieles, sino su segunda venida empezaría de forma invisible en el cielo. Pronto la idea se extendió sobre otros fieles de varios lugares, sobre todo después de ser publicado el estudio posterior que Edson, junto con Owen Crosier y el Dr. F. B. Hahn hicieron al respecto en la revista "El Amanecer", publicada en Cananadaigua y en otra publicación mensual conocida por la "Estrella del día" desde Cincinnati".
Mas tarde, esta doctrina se reconoció como base de la esperanza adventista, tal como lo muestra este comentario oficial : Quedó evidente para nosotros que la profecía de Daniel 8: 14, en vez de significar la purificación de la tierra, se refería al término de la obra de nuestro sumo Sacerdote en el cielo, o sea el fin de la expiación, y la preparación del pueblo para el día de su venida. (Ellen G. White, reseñas biograficas pag40)
EL SÁBADO SAGRADO
Otro pionero del adventismo fue Joseph Bates, el fue quien introdujo la doctrina del Sábado sagrado, aplicando al cristianismo la obligación de cumplir con el séptimo día.
Joseph Bates nació en Inglaterra el 8 de junio de 1792, siendo criado en Fairhaven, Massachusetts, una pequeña población al otro lado del río Acushnet, cerca del antiguo pueblo ballenero de Nueva Bedford. A esa comunidad de Nueva Inglaterra llegaron y se establecieron en un pequeño rancho, los padres de Joseph Bates cuando este era aun niño.
A la edad de quince años, se hizo a la mar en un velero comercial y se convirtió en un marinero, llegando a ascender a capitán de corbeta. Por los siguientes veintiún años, esa fue su profesión. En 1828 con 36 años, se retira de la vida marina y retorna a la vida civil, tras amasar una buena fortuna, que le permite vivir el resto de sus días. Sin embargo, llegó a estar involucrado en la vida pública, siendo un prominente miembro de la causa abolicionista de la esclavitud. En la década de los 30, mientras invertía parte de su fortuna en la construcción de una escuela industrial, tuvo los primeros contactos con los seguidores de William Miller. En muy poco tiempo abraza la causa y hace progresos en el movimiento, llegando a convertirse en un pastor millerista presidiendo una de las primeras asociaciones.
Superando el desanimo de 1843 y 44, Bates fue de los que no abandonaron el barco, sino mas bien, continuaron con un nuevo impulso su labor en la causa adventista. Siendo uno de los que defendió las tesis de Edson sobre el nuevo entendimiento de la segunda venida.
Pero el también propondría un tema que con el tiempo se convertiría en doctrina fundamental por la que se conocería a los adventistas, la doctrina del Sábado o séptimo día. Aunque no fue en base a una supuesta inspiración, como el caso de Edson, sino como el afirma por su estudio de la Biblia. Por supuesto se sabe que hubo cierta influencia por parte de otros miembros provenientes de entre una rama de los bautistas que surgió el entendimiento del significado del Sábado.
La aplicación del cuarto mandamiento, no era algo nuevo, en realidad algunos grupos desde los inicios del cristianismo lo habían pretendido seguir. Fueron los judaizantes, resaltando entre estos los ebionitas y los elkesaítas del primer y segundo siglo, como los primeros en defender la aplicación de ciertos preceptos de la ley, entre ellos el sábado, la circuncisión y otras. sin embargo, desde el principio los cristianos rechazaron seguir aplicando la ley, si bien esto no significaba el rechazo a las escrituras hebreas o Antiguo Testamento, extrayendo de el los principios y las profecías.
En las escrituras, se da a entender claramente que aquella ley, con los diez mandamientos, en los que se incluía la ley del sábado, eran una sombra de las cosas por venir y además los cristianos del primer siglo, no querían para nada ser considerados como una secta judía mas. Por ello se condena a estos grupos judaizantes, cuando entre otras cosas el apóstol Pablo escribía : "Dios bondadosamente nos perdonó todas nuestras ofensas y borró el documento manuscrito contra nosotros, que consistía en decretos y que estaba en oposición a nosotros[...] Por lo tanto que nadie los juzgue en el comer y beber, o respecto de una fiesta, o de una observancia de la luna nueva, o de un sábado. Porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo . (Colosenses 2:13-17)
De forma más directa también el apóstol Pablo, escribiendo a los Gálatas, se refiere a estos a quienes denuncia por establecer fechas y días especiales, algo que no tenían estipulado los cristianos : Pero ahora que han llegado a conocer a Dios, o, más bien, ahora que han llegado a ser conocidos por Dios, ¿Cómo es que se vuelven de nuevo a las débiles y miserables cosas elementales y quieren servirles como esclavos otra vez? Están observando escrupulosamente días y meses y sazones y años. Temo por ustedes, que de algún modo me haya afanado en vano respecto a ustedes.(Gálatas 4:9-11).
Más tarde hubo una especie de reordenación del día de la semana que los cristianos tomaron como más importante, en este caso se trataba del llamado Día del Señor, el siguiente día después del Sábado, el día que según las escrituras resucitó Jesús y que durante mucho tiempo se consideró como el primer día de la semana. Si bien en la zona de Palestina, el sábado continuó siendo aprovechado por los cristianos para la predicación, se menciona en varias ocasiones, como los cristianos, respetando las costumbres judías aprovechaban ese día para acudir a los sitios públicos y sinagogas para dar testimonio. Pero también se registran reuniones en el primer día de la semana. Aunque esto no significaba que los cristianos hicieran del primer día de la semana un día sagrado, porque no se encuentra ningún mandamiento específico a ese respecto en las Escrituras Griegas Cristianas, esto significa que los cristianos primitivos no se sentían atados al séptimo día como un día especial para la adoración, ni al primero.
Pero para el siglo II, lo del primer día se había convertido en una costumbre mayoritaria al celebrar de forma especial ese primer día, así en la Didaché, muy utilizada como manual organizativo para los cristianos desde la segunda década el siglo II, se hace mención a ciertas reuniones rituales comunes al cristianismo de la época : Cuando os reuniereis en el día del Señor, partid el pan, y para que el sacrificio sea puro, dad gracias después de haber confesado vuestros pecados (Didaché, Doctrina de los doce, parte 2, XIV)
Justino Mártir, en su primera apología indicó la razón por la cual los cristianos, empezaron a considerar más importante el domingo y no el sábado : Pero el domingo es el día durante el cual sostenemos nuestra asamblea común, porque este es el primer día sobre cual Dios, que ha trabajado un cambio de la oscuridad y la materia, hizo el mundo; y Jesucristo nuestro Salvador durante el mismo día resucitó de entre los muertos. Ya que Él fue muerto durante el día antes de él del Saturno(sábado); y sobre el día siguiente él de Saturno, que es el día del Sol, se apareció a sus apóstoles y discípulos, Él les enseñó estas cosas, que hemos sometido también para su consideración. (1ª Apología de Justino Mártir, Cap67)
También Ignacio de Antioquía escribiendo alrededor del año 110 a cristianos de Asia menor, hizo mención de este cambio de día sagrado al mencionar lo siguiente : Así pues, si los que habían andado en prácticas antiguas alcanzaron una nueva esperanza, sin observar ya los sábados, sino moldeando sus vidas según el día del Señor, (Carta a los magnesianos IX)
Orígenes del siglo III, hace referencia al uso del primer día de la semana, como día observado por los cristianos de su época. Para ese tiempo ya se había constituido como el día en el que se celebraba el ritual de la última cena, o llamada eucaristía.
Llegada la época de Constantino en el siglo IV, ese día, que en el caso de los romanos se llamaba "Dies Solis", fue cambiado a Dies Dominicus, cuando este estableció a la cristiandad como la iglesia estatal, y con el tiempo para borrar aún mas la huella del Sábado, se convirtió en el séptimo día. Llegando al extremo de confundir el Sábado bíblico, que se consideró sagrado para Israel, con el domingo o séptimo día instaurado por Roma. En el concilio católico celebrado antes de la reforma protestante se mencionó lo siguiente : Recuerden todos los cristianos que el séptimo día fue consagrado por Dios y aceptado y observado no sólo por los judíos, sino también por todos los que querían adorar a Dios; no obstante nosotros los cristianos hemos cambiado el sábado de ellos en el día del Señor, domingo (Morer, pág. 281).
La consideración del día domingo como el día de descanso obligatorio para los cristianos, fue una costumbre que pasó al protestantismo sobre todo a través del puritanismo inglés. Estos empezaron a considerar de vital importancia para los cristianos, el cumplir con los diez mandamientos de forma literal, con la salvedad de que el cuarto, el del sábado, lo aplicaron al séptimo actual, haciendola coincidente con la resurrección de Jesús, es decir el Domingo.
En Rusia fueron numerosos los observadores del séptimo día. Su existencia puede rastrearse hasta el siglo XIII, entre otros grupos se habla de los Seleznevtschini o los Strigolniks. El primer escritor que habla de ellos los menciona sin embargo como "habiendo dejado la fe Cristiana. Y efectivamente, muchos grupos sabatarianos salidos de las filas de la iglesia ortodoxa, están mas relacionados con un nuevo judeocristianismo radical o con los judíos mesiánicos, de los que hablaremos más adelante, por el hecho de adoptar ideas y costumbres del judaísmo, entre otras la circuncisión, ciertos rituales y por supuesto el Sábado. Curiosamente Carlstadt, unos de los primeros reformistas extremistas fue culpado de esto por Lutero, como deducción necesaria por el hecho de que el observaba el día sábado citado en el cuarto mandamiento.
En 1672 dentro de la Iglesia bautista, surgió un grupo disidente, los cuales reclamaron la vuelta a la aplicación del verdadero y original día séptimo bíblico, que no era el domingo, sino el Sábado, estos fueron conocidos con el tiempo como los Bautistas del séptimo día. Uno de los más influyentes de los bautistas sabatarianos ingleses fue Francis Bampfield, originalmente clérigo de la Iglesia inglesa, y experto hebraísta, quién fue duramente perseguido hasta su muerte en 1683. Fue autor de un libro titulado ' El Juicio de Sr. Francis Bampfield para la Observación del sábado judío o Séptimo día, escrito en 1672, una obra que fue muy utilizada por la corriente sabatariana bautista. También dirigió una congregación de bautistas sabatarianos en Londres.
Así en América, se puede decir que el mayor número de sabatarianos ha provenido de los bautistas, del séptimo día por haber sido hasta ese momento el grupo más numeroso.
En Inglaterra a finales del siglo XVIII, se sabe de cierta profetisa salida de la iglesia Anglicana, llamada Joanna Southcott (1750-1814), seguida en Bampfield y nativa de Devonshire, quien sostuvo que recibió ciertas revelaciones de Dios y se definió a si misma como' la mujer vestida con el sol, descrita en el Apocalipsis, llegando a afirmar en cierta ocasión que espera dar a luz a un nuevo Mesías. Poco antes de su muerte en 1814, compuso muchos poemas espirituales y escritos proféticos, convirtiéndose en organizadora y líder de un grupo de sabatarianos, conocida como Southcottianos, quienes entre otros asuntos abogan por el cumplimiento del Sabatt. En su mejor momento llegaron a contar con cerca de cien mil miembros en Inglaterra y EE.UU., pero para el siglo XX, eran una minoría muy limitada.
No obstante, es importante tener en cuenta todos estos movimientos, pues de alguna manera indicaban una influencia que estaba afectando a muchos movimientos, la vuelta a las escrituras hebreas o Antiguo Testamento por parte de muchos grupos cristianos.
Pero en realidad, la idea de un día de Descanso para la adoración especial, como hemos visto, ya era un arreglo que por siglos se había impuesto dentro de las diferentes tendencias cristianas. Lo nuevo ahora era volver al uso del día original, o Sábado, abandonado desde un principio por ser considerado como una obligación de la ley que Cristo había abolido.
¿Cómo llegó a Joseph Bates esa idea de celebrar o aplicar la ley del sábado? Se sabe que el en cierta ocasión, alrededor del 1845, visitó New Hampshire, y se reunió con un grupo de adventistas que habían comenzado a observar el séptimo día, entre ellos, una mujer de fuerte personalidad, llamada Raquel Oakes Preston. Esta provenía de los bautistas del Séptimo día, pero desde algunos años antes de 1844, conoció las enseñanzas de Miller, sintiéndose atraída por el movimiento millerista, así junto a un grupo de metodistas y otros bautistas, formaron una congregación adventista en New Hampshire.
Al parecer, ella planteó al pastor Federico Wheeler que dirigía dicha iglesia el asunto de si estaban obedeciendo los mandamientos de Dios mientras no prestaran atención al cuarto mandamiento. En vista que nadie de los reunidos pudo rebatir a la enérgica mujer, todos allí empezaron a aplicar dicho mandamiento. Otro ministro de New Hampshire, llamado Thomas Motherwell Preble escribió sobre estos en el periódico "Elpis Israel", de marzo de 1845. A través de este periódico fue como Bates llegó a contactar con aquel grupo. La relación de Bates, con aquel grupo, le hizo pensar en plantear a todos los milleristas o adventistas a los que ahora tocaba consolar y reanimar, el hacerlo por medio de una nueva luz, al respecto del Sábado, algo que los identificaría y los haría sentirse más cumplidores de la ley de Dios.
Fortalecido por esta experiencia, llegó a ser llamado el apóstol de esta recién descubierta doctrina. En 1846 publicó un folleto de 48 páginas sobre el tema y en 1848 Bates estuvo presente en las llamadas conferencias sabáticas, donde surgiría la base y la formulación final de la doctrina del Sábado.
Básicamente la base bíblica que utilizan los adventistas para defender dicha doctrina, aparte de los textos de la ley, y del Antiguo Testamento, son ciertas palabras de Jesús en Marcos 2:28 donde dice: "el Hijo del hombre también es señor del sábado". También dan una interpretación pro ley mosaica a estas otras palabras de Jesús: No penséis que he venido para invalidar la ley, o los profetas: no he venido para invalidarlos, sino para cumplirlos. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota, ni una tilde perecerá de la ley, sin que todas las cosas sean cumplidas. (Mateo 5:17,18)
No cabe duda que Jesús afirmó tal cosa, no obstante, no podía aplicar esto a toda la ley, por lo menos así lo entendieron los primeros cristianos. Había ciertos preceptos de la ley que tuvieron que ser abolidos, así es el caso de la ley de los sacrificios de animales, ciertos preceptos sobre comidas a evitar, y otras más, no fueron aplicables al cristianismo. En el mismo concilio de Jerusalén, en el primer siglo, mencionado en el capitulo 15 de Hechos, dejó claro que la circuncisión y otros preceptos u obligaciones de la ley, no eran aplicables al cristiano. Por lo tanto las palabras de Jesús deben ser interpretadas bajo el contexto en el que dijo dichas palabras. En primer lugar, cuando habló de ser el Señor del sábado, previamente había discutido con los fariseos, sobre lo que los judíos debían hacer y lo que no en sábado, por eso las palabras previas a la citadas por los defensores del sábado dicen así : De modo que siguió diciéndoles: "El sábado vino a existir por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado. (Marcos 2:27)
Con lo cual zanjaba la cuestión de si tenía o no importancia trascendental el Sábado judío, era un arreglo de Dios para el hombre, pero no era divino ni sagrado por si mismo, pues según la Biblia el hombre no vino a ser creado ese simbólico séptimo día creativo, sino al final del sexto. En la segunda cita Jesús indicó que vino a cumplir la ley a grado cabal, como ningún judío la había cumplido, y tal como estaba previsto, dentro del propósito por el cual vino a la tierra para cumplir con la ley y colgarla del madero. De hecho la explicación a esto lo da Pablo en la carta a los Gálatas, donde muestra el propósito de la ley y en que sentido Cristo vino a cumplirla y acabar con ella : De manera que la ley ha sido nuestro tutor hasta Cristo, para ser justificados por la fe. Mas, una vez llegada la fe, ya no estamos bajo el tutor. Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo (Gálatas 3:24-26)
A todos los efectos la ley según se explica aquí, les hacía ver la necesidad que tenían de un redentor definitivo, fue como un maestro primario, una guía, que conducía a la verdad, que era el Cristo. Al llegar este ya no hacía falta la ley, pues el la cumplió definitivamente y con su muerte puso fin al pacto de la ley.
Esto formó parte del debate que se abrió en el seno de los adventistas. No obstante Bates y los demás defensores aplicaron otras palabras de Pablo para defender el Sábado, cuando escribió en la carta a los Hebreos lo siguiente : Y descansó Dios en el séptimo día de todas sus obras,' y otra vez en este lugar: 'No entrarán en mi descanso.' Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les declararon las buenas nuevas no entraron a causa de desobediencia, vuelve a señalar cierto día al decir después de tanto tiempo, en el salmo de David, 'Hoy'; así como se ha dicho antes: 'Hoy si ustedes escuchan la propia voz de él, no endurezcan sus corazones.' Porque si Josué los hubiera conducido a un lugar de descanso, Dios no habría hablado después de otro día. De modo que queda un descanso sabático para el pueblo de Dios. Porque el hombre que ha entrado en el descanso de Dios ha descansado él mismo también de sus propias obras, así como Dios de las suyas. Hagamos por lo tanto lo sumo posible para entrar en ese descanso, por temor de que alguien caiga en el mismo modelo de desobediencia." (Hebreos 4:4-11)
Los adventistas con esa base sintieron que era necesario aplicar la ley de descanso sabático obligatorio para entrar en ese simbólico día de descanso de Dios. Esta tesis, fue aceptada por la mayoría y desde entonces se ha convertido en algo que los hace distintos de otros movimientos cristianos, aunque en realidad, no llamaron a su denominación religiosa Adventistas del Séptimo día, hasta 1860.
LA VERDADERA IMPULSORA DEL ADVENTISMO
Entre los que acogieron la nueva enseñanza, estuvo otro importante personaje, clave en el desarrollo del adventismo, una mujer llamada Ellen Gould Harmon de White, mas conocida como Ellen G. White, famosa por sus experiencias proféticas. En muchas ocasiones afirmó haber tenido sueños y visiones, en algunos casos proféticos, en otros aclaratorios, incluso doctrinales. Recordando un tanto a la Joanna Southcott de principios de siglo, o a José Smith de los mormones, que aunque no se conocieron tuvieron en común ciertas facetas proféticas y de liderazgo especialmente llamativo, sobre todo en el caso de Ellen G. White, en un mundo dominado por hombres.
Ellen G. White, nació en 1827 en Gorham (Maine) de padres metodistas, su padre fue Robert Harmon y su madre Eunice Gould, tuvo también varias hermanas que también jugaron un papel decisivo en su vida.

El caso es que según ella misma indica, los únicos efectos reconocidos achacados a aquel golpe, fue su dificultad para el aprendizaje y la lectura, también reconoce que sufría ciertos vértigos y desmayos, temblores en las manos, también graves deficiencias en la memoria, además problemas de escritura, que con el tiempo parece que los superó pues llegó a ser una muy prolifica escritora. Pero no se hace mención de ataques epilépticos ni convulsiones.
Si bien hace mención de algunos sueños en sus primeros tiempos de metodista, incluso reconoce como cierto pastor llamado Stockman, relacionó su infortunado incidente en la niñez, con aquella inquietud y sus sueños. Pero fue este mismo Stokcman, quien la animó a ver aquellos sueños como guía que Dios le estaba dando para prepararla para una gran obra, lo cual alentó a la joven Ellen a pensar que ella debía cumplir una misión. No obstante las "visiones proféticas" que alegó experimentar, no comenzó a tenerlas hasta los diecisiete años, ocho años después del golpe en la cabeza.
El despertar espiritual de Ellen, sucedió siendo muy joven, según ella misma relata en sus memorias autobiográficas, en 1836 encontró un mensaje en un papel, escrito por un predicador inglés, en el que se anunciaba el fin del mundo en treinta años, aunque no se sabe quién era el autor de aquel panfleto, aquello despertó la curiosidad y la ansiedad espiritual de la joven, algo que la siguió durante toda su vida.
En el año 1840, cuando Ellen contaba con doce años asistió junto con sus padres, a un congreso metodista en Buxton, y allí se convirtió a la Iglesia Metodista. Poco después, al parecer por propio convencimiento religioso de ella, fue bautizada por inmersión en la bahía de Portland, y aceptada como miembro de la Iglesia Metodista.
Pero muy poco tiempo después, seguía demostrando un gran interés por el tema profético, Ellen junto a algunas de sus amigas de juventud, asistieron a varias reuniones promovidas por William Miller en Portland entre 1840 y 1842. Si bien reconoce que Miller no era un florido en sus discursos, como se acostumbraba a ver entre los adventistas, pero si un buen divulgador de sus ideas, usando argumentos convincentes y explicando de forma muy clara los datos cronológicos que manejaba. Ellen aceptó de buena fe los puntos presentados por Miller y su grupo de predicadores, que lo formaban varios metodistas y bautistas que enseñaban que Jesús regresaría a la tierra inicialmente en 1843, y luego en 1844.
Su animo se volcó en esta nueva causa, sin querer abandonar su iglesia, como sucedió al principio entre casi todos los adventistas milleristas. En aquellas primeras reuniones adventistas, se solían contar experiencias, se oraba por turnos, y al parecer eran muy emotivas. Ellen empezó a demostrar un inusitado fervor, que le llevó a convencer a todas sus amigas a la causa adventista. Sin embargo ese fervor de parte de Ellen, le valió la incomprensión de los pastores metodistas, quienes no vieron con buenos ojos que aquella chiquilla les pusiera en evidencia, por su celo en defender el milenarismo y el advenimiento. Esto indujo a la Iglesia Metodista de Portland a expulsar a la familia de la feligresía de la misma, en la última parte de 1843.
Muchos otros miembros de esa iglesia se unieron al grupo de Ellen y empezaron a reunirse en torno a otros pastores que también habían abandonado sus respectivas iglesias, sobre todo provenían de entre los metodistas y los bautistas. Al principio, se reunían normalmente a orar, a contar experiencias para animarse mutuamente, pero en poco tiempo ya se organizaban reuniones con animadores discursos y con gran asistencia a estos. En la parte final de 1844, se agrupaban esperando esa segunda venida de Jesús y el arrebatamiento, muchos abandonaron sus negocios y tierras de cultivo con tal de estar preparados para el acontecimiento.
Finalmente cuando no llegó aquello tan esperado, si bien se sintieron abatidos, el grupo de adventistas de Portland no se disolvió, a pesar de quedar muy mermado. Los que quedaron, sufrieron la burla y criticas de la gente, sobre todo de aquellos que habían abandonado el movimiento tras el primer fracaso en 1843 y se convirtieron en agrios críticos, a los que ahora tras un segundo fracaso, el paso del tiempo parecía darles la razón. Aquello los hacía sentirse desalentados, incluyendo a la joven Ellen, pero según también cuenta ella, se dieron a la oración y aquello mas que alejarlos, los unió más.
Ellen fue de los que aceptaron con gusto las explicaciones del visionario Hiram Edson, quién en una supuesta visión se le había aclarado que la aplicación de Daniel 8:14 y sus 2300 tardes en vez de significar la purificación de la tierra después de ese periodo, se refería a la finalización de la obra del sumo Sacerdote en el cielo, o sea el fin de la expiación, y la preparación del pueblo para el día de su venida. En otras palabras que se posponía de forma indefinida el día del fin.
LAS VISIONES DE ELLEN
Curioso fue que la primera visión que según cuenta Ellen, la tuviese pocos días después de aquello, en esta hay varias partes bien diferenciadas, la primera que trata de justificar la situación en la que se encontraban los adventistas en ese tiempo, dice así en parte :
Me pareció que quedaba rodeada de luz y que me elevaba más y más, muy por encima de la tierra. Me volví en busca del pueblo adventista, pero no lo hallé en parte alguna, y entonces una voz me dijo: "Vuelve a mirar un poco más arriba". Alcé los ojos y vi un recto y angosto sendero trazado muy por encima del mundo. El pueblo adventista andaba por este sendero, en dirección a la ciudad que en su último extremo se veía. En el comienzo del sendero, detrás de los que ya andaban, había puesta una luz brillante que, según me dijo un ángel, era el"clamor de medianoche"(Mat. 25: 6). Esta luz brillaba a todo lo largo del sendero, y alumbraba los pies de los caminantes para que no tropezaran. Delante de ellos iba Jesús guiándolos hacia la ciudad, y si no apartaban los ojos de él, iban seguros. Pero no tardaron algunos en cansarse, diciendo que la ciudad estaba todavía muy lejos, y que contaban con haber llegado más pronto a ella.
Entonces Jesús los alentaba levantando su glorioso brazo derecho, del cual dimanaba una luz que ondeaba sobre la hueste adventista, y exclamaban: "¡Aleluya!" Otros negaron temerariamente la luz que tras ellos brillaba, diciendo que no era Dios quien hasta ahí los guiara. Pero entonces se extinguió para ellos la luz que estaba detrás y dejó sus pies en tinieblas, de modo que tropezaron y, perdiendo de vista el blanco y a Jesús, cayeron abajo fuera del sendero, en el mundo sombrío y perverso. Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús. (Ellen G. White, Notas biograficas, 43)
Está claro que esto era una forma de explicación a la situación en la que ellos mismos se encontraban y el resultado que vendría a los enemigos y los que renunciaran, luego en la siguiente parte describe el fin : Los 144.000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era estruendo de truenos y de un terremoto. Cuando Dios señaló el tiempo, derramó sobre nosotros el Espíritu Santo, y nuestros semblantes se iluminaron refulgentemente con la gloria de Dios, como le sucedió a Moisés al bajar del Sinaí. Los 144.000 estaban todos sellados y perfectamente unidos. En su frente llevaban escritas estas palabras: "Dios, Nueva Jerusalén", y además una gloriosa estrella con el nuevo nombre de Jesús. Los malvados se enfurecieron al vernos en aquel estado santo y feliz, y querían apoderarse de nosotros para encarcelarnos, cuando extendimos la mano en el nombre del Señor y cayeron rendidos en el suelo. Entonces conoció la sinagoga de Satanás que Dios nos había amado, a nosotros que podíamos lavarnos los pies unos a otros y saludarnos fraternalmente con ósculo santo, y ellos adoraron a nuestras plantas. (....)
Juntos entramos en la nube y durante siete días fuimos ascendiendo al mar de vidrio, donde Jesús sacó coronas y nos las ciñó con su propia mano. Nos dio también arpas de oro y palmas de victoria. En el mar de vidrio, los 144,000 formaban un cuadrado perfecto. Algunas coronas eran muy brillantes y estaban cuajadas de estrellas, mientras que otras tenían muy pocas; y sin embargo, todos estaban perfectamente satisfechos con su corona. Iban vestidos con un resplandeciente manto blanco desde los hombros hasta los pies. Había ángeles en todo nuestro derredor mientras íbamos por el mar de vidrio hacia la puerta de la ciudad. Jesús levantó su brazo potente y glorioso y, posándolo en la perlina puerta, la hizo girar sobre sus relucientes goznes y nos dijo: "En mi sangre lavasteis vuestras ropas y estuvisteis firmes en mi verdad. Entrad." Todos entramos, con el sentimiento de que teníamos perfecto derecho a estar en la ciudad.
Esto es un resumen claro de las descripciones proféticas del Apocalipsis, con pinceladas de interpretación de aquellos símbolos, en realidad no era algo ajeno a cualquier conocedor y lector de la Biblia. Se habla de los 144.000 mencionados en Apocalipsis 7 y 14, si bien ella los ve como una clase especial y separada, posteriormente los adventistas han enseñado que el grupo llamado Gran muchedumbre, también mencionados en la visión del capitulo 7 corresponden a la misma clase simbolizada por los 144.000, quienes representan a todos los fieles.
Más adelante hace una descripción un tanto extraña de lo que se supone era el cielo al que según la visión entró :Allí vimos el árbol de la vida y el trono de Dios, del que fluía un río de agua pura, y en cada lado del río estaba el árbol de la vida. En una margen había un tronco del árbol y otro en la otra margen, ambos de oro puro y transparente. Al principio pensé que había dos árboles; pero al volver a mirar vi que los dos troncos se unían en su parte superior y formaban un solo árbol. Así estaba el árbol de la vida en ambas márgenes del río de vida. Sus ramas se inclinaban hacia donde nosotros estábamos, y el fruto era espléndido, semejante a oro mezclado con plata.
Todos nos ubicamos bajo el árbol, y nos sentamos para contemplar la gloria de aquel paraje, cuando los Hnos. Fitch y Stockman, que habían predicado el Evangelio del reino y a quienes Dios había puesto en el sepulcro para salvarlos, se llegaron a nosotros y nos preguntaron qué había sucedido mientras ellos dormían. Procuramos recordar las pruebas más graves por las que habíamos pasado, pero resultaban tan insignificantes frente al incomparable y eterno peso de gloria que nos rodeaba, que no pudimos referirlas y todos exclamamos: " ¡Aleluya! Muy poco nos ha costado el cielo." Pulsamos entonces nuestras áureas arpas cuyos ecos resonaron en las bóvedas del cielo. (Ellen G. White, Notas biograficas)
Esta es la típica descripción celestial que en numerosos sermones se solía dar, la vida contemplativa, el toque de arpas en el cielo, pero a las que además se añaden detalles terrestres como árboles, ríos, parajes.
Una parte de la visión que no fue incluida en el libro "Notas Biograficas", tenía que ver con la continuación de esta primera visión del cielo. En otros escritos sin embargo aparece justamente después de la antes mencionada descripción del cielo, cambiando ahora e indicando una visión del futuro de la tierra en el mismo momento, así ella continúa su visión así : Con Jesús al frente, descendimos todos de la ciudad a la tierra, y nos posamos sobre una gran montaña que, incapaz de sostener a Jesús, se partió en dos, de modo que quedó hecha una vasta llanura. Miramos entonces y vimos la gran ciudad con doce cimientos y doce puertas, tres en cada uno de sus cuatro lados y un ángel en cada puerta. Todos exclamamos: "¡La ciudad! ¡la gran ciudad! ¡ya baja, ya baja de Dios, del cielo" Descendió, pues, la ciudad, y se asentó en el lugar donde estábamos. Comenzamos entonces a mirar las espléndidas afueras de la ciudad. Allí vi bellísimas casas que parecían de plata, sostenidas por cuatro columnas engastadas de preciosas perlas muy admirables a la vista. Estaban destinadas a ser residencias de los santos. En cada una había un anaquel de oro. Vi a muchos santos que entraban en las casas y, quitándose las resplandecientes coronas, las colocaban sobre el anaquel. Después salían al campo contiguo a las casas para hacer algo con la tierra, aunque no en modo alguno como para cultivarla como hacemos ahora. Una gloriosa luz circundaba sus cabezas, y estaban continuamente alabando a Dios.
Vi otro campo lleno de toda clase de flores, y al cortarlas, exclamé: "No se marchitarán." Después vi un campo de alta hierba, cuyo hermosísimo aspecto causaba admiración. Era de color verde vivo, y tenía reflejos de plata y oro al ondular gallardamente para gloria del Rey Jesús. Luego entramos en un campo lleno de toda clase de animales: el león, el cordero, el leopardo y el lobo, todos vivían allí juntos en perfecta unión. Pasamos por en medio de ellos, y nos siguieron mansamente. De allí fuimos a un bosque, no sombrío como los de la tierra actual, sino esplendente y glorioso en todo. Las ramas de los árboles se mecían de uno a otro lado, y exclamamos todos: "Moraremos seguros en el desierto y dormiremos en los bosques." Atravesamos los bosques en camino hacia el monte de Sión. En el trayecto encontramos a un grupo que también contemplaba la hermosura del paraje. Advertí que el borde de sus vestiduras era rojo; llevaban mantos de un blanco purísimo y muy brillantes coronas. Cuando los saludamos pregunté a Jesús quiénes eran, y me respondió que eran mártires que habían sido muertos por su nombre. Los acompañaba un sinnúmero de pequeñuelos que también tenían un ribete rojo en sus vestiduras. El monte de Sión estaba delante de nosotros, y sobre el monte había un hermoso templo. Lo rodeaban otros siete montes donde crecían rosas y lirios. Los pequeñuelos trepaban por los montes o, si lo preferían, usaban sus alitas para volar hasta la cumbre de ellos y recoger inmarcesibles flores. Toda clase de árboles hermoseaban los alrededores del templo: el boj, el pino, el abeto, el olivo, el mirto, el granado y la higuera doblegada bajo el peso de sus maduros higos, todos embellecían aquel paraje. Cuando íbamos a entrar en el santo templo, Jesús alzó su melodiosa voz y dijo: "Únicamente los 144,000 entran en este lugar." Y exclamamos: "¡Aleluya!" Después de admirar la gloria del templo, salimos y Jesús nos dejó para ir a la ciudad. Pronto oímos su amable voz que decía: "Venid, pueblo mío; habéis salido de una gran tribulación y hecho mi voluntad. Sufristeis por mi. Venid a la cena, que yo me ceñiré para serviros." Nosotros exclamamos: "¡Aleluya! ¡Gloria!" y entramos en la ciudad, (Ellen G. White - Experiencia Cristiana y Visiones 12,13)
Es posible que el orden de los sucesos no estuviesen claro en ese momento en el entendimiento de Ellen, pues más tarde hay una aclaración en otra visión, que viene a contradecir en algunos detalles a esta primera, primero por la aparente diferenciación entre los 144000 y los que salen de la tribulación. En sus memorias ella afirmó : En el congreso general de los creyentes en la verdad presente que se celebró en Sutton, Vermont, en septiembre de 1850, me fue mostrado que las siete últimas plagas serán derramadas después que Jesús salga del santuario. Dijo el ángel: "La ira de Dios y del Cordero es lo que causa la destrucción o muerte de los impíos. Al oír la voz de Dios, los santos serán poderosos y terribles como un ejército con banderas, pero no ejecutarán entonces el juicio escrito. La ejecución del juicio se producirá al fin de los mil años."
Después que los santos hayan sido transformados en inmortales y arrebatados con Jesús, después que hayan recibido sus arpas, sus mantos y sus coronas, y hayan entrado en la ciudad, se sentarán en juicio con Jesús. Serán abiertos el libro de la vida y el de la muerte. El libro de la vida lleva anotadas las buenas acciones de los santos; y el de la muerte contiene las malas acciones de los impíos. Estos libros son comparados con el de los estatutos, la Biblia, y de acuerdo con ella son juzgados los hombres. Los santos, al unísono con Jesús, pronuncian su juicio sobre los impíos muertos. "He aquí dijo el ángel que los santos, unidos con Jesús, están sentados en juicio y juzgan a los impíos según las obras que hicieron en el cuerpo, y frente a sus nombres se anota lo que habrán de recibir cuando se ejecute el juicio." Tal era, según vi, la obra de los santos con Jesús durante los mil años que pasan en la santa ciudad antes que ésta descienda a la tierra. Luego, al fin de los mil años, Jesús, con los ángeles y todos los santos, deja la santa ciudad, y mientras él baja a la tierra con ellos, los impíos muertos resucitan, y entonces, habiendo resucitado, los mismos que "le traspasaron" lo verán de lejos en toda su gloria, acompañado de los ángeles y de los santos, y se lamentarán a causa de él. Verán las señales de los clavos en sus manos y en sus pies, y donde atravesaron su costado con la lanza. Es al fin de los mil años cuando Jesús se para sobre el Monte de las Olivas, y éste se parte y llega a ser una gran llanura. Los que huyen en ese momento son los impíos, que acaban de resucitar. Entonces baja la santa ciudad y se asienta en la llanura.(Ellen G. White, Notas biograficas)
Todo esto se le había escapado en su primera visión, donde al tiempo de ser ascendidos al cielo llegado el día del advenimiento, inmediatamente ve la tierra llena de bendiciones y nada menciona sobre los rebeldes resucitados. El caso es que los miembros de su iglesia en Portland, tomaron la revelación de estas visiones como muestra de que Dios la había escogido para una obra especial, así se lo hicieron saber sus padres y algunos ministros adventistas que la vieron como una iluminada que iba a desempeñar un papel importante en el desarrollo de la obra. Casualmente en la segunda visión, de la que se da pocos detalles, ella alega que Cristo le animó a ir a todas partes a dar testimonio sobre estas visiones y que había sido escogida para una obra importante.
Aquel ánimo recibido, pese a su debilidad física la convirtió en una ministra itinerante incansable, ni las enfermedades, ni las acusaciones de algunos, que la acusaban de mesmerismo, la hicieron decaer en su labor de diseminar el mensaje proveniente de sus visiones. En uno de esos viajes conoció a quien se convertiría en su marido, James White. James White nació en Palmyra, Maine, el 4 de agosto de 1821. Se dice que era descendiente de uno de los peregrinos que vinieron en el "Mayflower" en 1620. Se crío en una granja montañosa en Maine y vivió en un hogar humilde. En su juventud fue un maestro de escuela. Llegó a ser un ministro de la denominación cristiana de Maine. Aceptó los puntos de vista de Miller sobre la segunda venida y tuvo éxito en la predicación de la doctrina de la pronta venida del Salvador.
En el caso de James, el dicho que detrás de un gran hombre se esconde una gran mujer, se queda pequeño, pues si bien el resaltó como ministro adventista desde sus inicios, su esposa fue el mayor impulso para mantenerse activo. Por instancia de ella, pues al parecer en una visión se le ordenó sugerirle a su esposo que escribiera una publicación periódica, se convirtió en el publicador del primer periódico editado por los Adventistas del Séptimo Día, La Verdad Presente, en 1849, donde casi desde el principio se incluyeron algunos artículos escritos por Ellen. También con la ayuda inestimable de su esposa, fue el primer editor de la Review and Herald en 1850, del Youth's Instructor en 1852, y también del Signs of the Times en 1874.
James White, acompañado de su inseparable compañera Ellen.
En octubre de 1855, el matrimonio White y sus ayudantes se trasladaron a Battle Creek, estado de Míchigan. La prensa y otras partes del equipo se instalaron en un edificio construido por varios miembros del movimiento que además habían facilitado el dinero para establecer la imprenta allí. Todo este esfuerzo literario, significó un importante impulso para la causa adventista, pues gracias a organizarse la obra de publicación, esto forzó a elegir un nombre para la agrupación. Si antes temían ser considerados una religión, ahora para 1860, era necesario. Algunos pensaban que el nombre "Iglesia de Dios" resultaba apropiado, pero de nuevo por la sutil sugerencia de la considerada profetisa Ellen, se decantó mejor por el nombre "Adventistas del Séptimo Día", que según Ellen hacía resaltar más las creencias que definían su propósito. Al desarrollarse la obra de la iglesia en Battle Creek, esa pequeña ciudad llegó a ser la sede de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Al año siguiente se organizó una asociación local, y poco tiempo después ya existían varias asociaciones. Finalmente, en mayo de 1863, se organizó la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Así puede decirse que la mano de Ellen, con sus visiones estuvo detrás de todo eso.
Pese a sus frecuentes enfermedades, James White se mantuvo activo por la tenaz y obstinada actitud de su esposa, quien lo hacía viajar a menudo en situaciones penosas, estando en muchas ocasiones en estado de agotamiento físico extremo, como por graves enfermedades, teniendo que desatender incluso a sus hijos, por cumplir con la labor que las visiones de Ellen le hacían llevar a cabo. Se convirtió en presidente de la Asociación General entre 1865-1867, 1868-1871 y 1874-1880, pese a que jamás quiso ostentar puestos de mando, pero de nuevo la tenacidad e insistencia de Ellen, hicieron lo suyo. James murió el 6 de agosto de l881, cuando tenía solamente sesenta años, literalmente se fundió y agotó por la obra adventista.
A menudo las supuestas visiones de Ellen estaban relacionadas con los diferentes descubrimientos o nuevas doctrinas aceptadas por los adventistas, así por ejemplo en 1847, cuando Bates salía a defender su postura con respecto al Sábado, Ellen G. White, tuvo una visión relacionada con el asunto, en esta describe lo siguiente : vi un arca, cuya cubierta y lados estaban recubiertos de oro purísimo. En cada extremo del arca había un hermoso querubín con las alas extendidas sobre el arca. Sus rostros estaban frente a frente uno de otro, pero miraban hacia abajo. Entre los dos ángeles había un incensario de oro, y sobre el arca, donde estaban los ángeles, una gloria en extremo esplendoroso que semejaba un trono en que moraba Dios. Junto al arca estaba Jesús, y cuando las oraciones de los santos llegaban a él, humeaba el incienso del incensario, y Jesús ofrecía a su Padre aquellas oraciones con el humo del incienso. Dentro del arca estaba el vaso de oro con el maná, la florida vara de Aarón y las tablas de piedra, que se plegaban la una sobre la otra como las hojas de un libro. Abriólas Jesús, y vi en ellas los diez mandamientos escritos por el dedo de Dios. En una tabla había cuatro, en la otra seis. Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del santo nombre de Dios. El santo sábado resplandecía, rodeado de un nimbo de gloria. Vi que el mandamiento del sábado no estaba clavado en la cruz, pues de haberlo estado, también lo hubieran estado los otros nueve, y tendríamos libertad para violarlos todos así como el cuarto. Vi que por ser Dios inmutable, no había cambiado el día de descanso; pero el papa lo había transferido del séptimo al primer día de la semana, pues iba a cambiar los tiempos y la ley.
Así, el argumento, basado en Gálatas 3:13 o Efesios 2:15 sobre si Cristo al morir clavo la ley, junto con los diez mandamientos, queda anulado por esta visión, en la que este cuarto mandamiento parecía como el más importante, más si cabe que los tres primeros que tenían que ver con la grandeza de Dios. Al año siguiente 1848, se formó una asamblea especial en la que se debatió al respecto del sábado y no cabe duda que las visones de Ellen fueron tomadas en cuenta pues vinieron a dar la razón a las tesis de Bates, y por ello se llegó a la aceptación por parte de casi todos los adventistas de que la doctrina del Sábado, provenía del Espíritu Santo y debía ser aceptada por todos.
Posteriormente en 1850, también en pleno debate sobre la obligación del diezmo por parte de los adventistas, Ellen tuvo otra visión, en esta, entre otras cosas decía : Después vi de nuevo a quienes no querían vender sus bienes terrenales para salvar a las perecientes almas, enviándoles la verdad mientras Jesús permanecía ante el Padre ofreciendo por ellas su sangre, sus sufrimientos y su muerte, y mientras los mensajeros de Dios aguardaban, dispuestos a llevarles la verdad salvadora a fin de que recibiesen el sello del Dios vivo. Es muy deplorable que a algunos de los que profesan la verdad presente, les duela hacer un sacrificio tan leve como el de entregar a los mensajeros el propio dinero de Dios, que él les prestó para que lo administrasen. (Primeros Escritos - Ellen G. White)
Curiosa visión que venía a mostrar que Cristo rechazaría a todo aquel que no diera su dinero para la causa, amenazado a estos con no entrar en el cielo. Así de esa manera las visiones de Ellen, se utilizaron como la guía que Dios iba dando al pueblo adventista, algo así como las revelaciones que José Smith iba recibiendo mientras surgían diferentes debates y asuntos a decidir en el movimiento mormón.
Pero las similitudes no se quedaban en ese ámbito, también tuvo sus visiones al estilo de Emmanuel Swedenborg, en ella se habla de otros mundos habitados por los justos : El Señor me mostró en visión otros mundos. Me fueron dadas alas y un ángel me acompañó desde la ciudad a un lugar brillante y glorioso. La hierba era de un verde vivo y las aves gorjeaban un dulce canto. Los moradores de aquel lugar eran de todas estaturas; eran nobles, majestuosos y hermosos. Llevaban, la manifiesta imagen de Jesús, y su semblante refulgía de santo júbilo, como expresión de la libertad y dicha que en aquel lugar disfrutaban. Pregunté a uno de ellos por qué eran mucho más bellos que los habitantes de la tierra, y me respondió: "Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamientos de Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de la tierra." Después vi dos árboles, uno de los cuales se aprecia mucho al árbol de vida de la ciudad. El fruto de ambos era hermoso, pero no debían comer de uno de ellos. Hubieran podido comer de los dos, pero les estaba vedado comer de uno. Entonces el ángel que me acompañaba me dijo: "Nadie ha probado aquí la fruta del árbol prohibido, y si de ella comieran, caerían." Después me transportaron a un mundo que tenía siete lunas; donde vi al anciano Enoc, que había sido trasladado. Llevaba en su brazo derecho una esplendente palma, en cada una de cuyas hojas se leía escrita la palabra: "Victoria." Ceñía sus sienes una brillante guirnalda blanca con hojas, en el centro leía: "Pureza." Alrededor de la guirnalda había piedras preciosas de diversos colores que resplandecían más vivamente que las estrellas y , reflejando su fulgor en las letras, las magnificaban. En la parte posterior de la cabeza llevaba un moño que sujetaba la guirnalda, y en él estaba escrita la palabra: "Santidad." Sobre la guirnalda ceñía Enoc una corona más brillante que el sol. Le pregunté si aquel era el lugar adonde lo habían transportado desde la tierra. El me respondió: "No es éste. Mi morada es la ciudad, y he venido a visitar este sitio." Andaba por allí como si estuviese en casa. Supliqué a mi ángel acompañante que me dejara permanecer allí. No podía sufrir el pensamiento de volver a este tenebroso mundo. El ángel me dijo entonces: "Debes volver, y si eres fiel, tendrás, con los 144,000, el privilegio de visitar todos los mundos y ver la obra de las manos de Dios."
Así, podemos ver algún paralelismo entre los escritos de Swedenborg, sobre todo en el libro de este, El Cielo y sus maravillas, donde habla de habitantes en diferentes planetas. Y aunque el argumento del visionario sueco, es explícito en lo relacionado con los habitantes de esos otros planetas, a los que consideraba como semilleros de donde procedían los ángeles, al igual que lo es la tierra. Ellen, sin embargo no da a entender que los justos se conviertan en ángeles, por lo menos hace distinción entre estos y aquellos, pues en otra parte de esa misma visión, habla de ángeles cuyo papel es consolar y guiar a los humanos, eso lo dejó constatado además en su libro "La verdad Acerca de los Ángeles". Pero si parece indicar que solo de la tierra, proceden las criaturas que habitan la santa ciudad celestial. La mención de Enoc, indica eso, aunque da a entender al igual que Swedenborg, que hay otros mundos habitados, en los que la desobediencia ocurrida en la tierra no ha sucedido. No deja de ser curioso que ambos aleguen tener visiones divinas y angelicales, y sin embargo entre ambos existan estas contradicciones. No se sabe nada acerca de si tuvo o no contacto con los escritos del visionario sueco, en cualquier caso la idea de una vida en otros mundos y humanos convertidos en seres espirituales no era nueva para el tiempo de Ellen G. White.
Otra importante aportación de Ellen, a través de otra visión suya en 1863, fue el asunto de la salud y la alimentación. En esta nueva visión llamaba la atención de los adventistas del séptimo día a la importancia de un conocimiento de los principios relativos a la salud; hacía un llamamiento a regresar a un programa alimentarlo desprovisto de carne como el establecido en el jardín del Edén del Génesis; Ademas, señalaba los peligros del uso de ciertas drogas prescritas libremente en aquel tiempo; aconsejaba el uso benéfico del agua en el buen vivir y en el cuidado de los enfermos; recomendaba usar vestidos saludables, y amonestaba contra el abuso en las relaciones matrimoniales. Con esto escribió varios folletos, entre ellos los titulados : "Consejos sobre el régimen alimenticio"; Consejos sobre la salud, etc.
Como resultado de esto, muchos adventistas defienden la alimentación vegetariana y en algunos lugares presumen de vidas largas, gracias al cuidado y atención de la salud. Desde luego la propia Ellen pudo presumir de longevidad, pues pese a su precaria salud en la juventud, llegó a vivir hasta 1915, tras vivir cerca de ochenta años y escribir más de 50 libros.
Con el tiempo, relacionado con este tema, se formó el llamado Cuerpo de Cadetes Médicos Adventistas, una organización basada en las creencias y doctrinas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, pero dirigido sobre todo al asunto de la salud. En sus inicios, el propósito fue de entrenar gente para el área de medicina de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, pero después de la década de 1970, ha estado trabajando para la comunidad ayudando en desastres y rescates, al igual que otra organización llamada ADRA, asociada a los adventistas y cuyas labor es sobre todo como ONG.
Doctrinas básicas adventistas :
Los adventistas creen que la muerte es como lo declara la Biblia en Eclesiastés 9.5 "los muertos no están conscientes de nada". Esta ideología sostiene que una persona no tiene forma consciente de existencia hasta su resurrección, que, será en la ocasión de la segunda venida de Jesús, en el caso de los justos, o después del milenio de Apocalipsis cap 20, para los injustos. Por lo tanto rechazan las doctrinas del infierno de fuego y el purgatorio.
Así hablan de una resurrección en etapas, por la forma en que se desprende de las palabras del capitulo 20 de Apocalipsis, piensan que los justos resucitarán al principio del advenimiento y los injustos al final de los mil años, para ser juzgados. Sin embargo, de alguna manera Ellen G. White, afirmó que algunos justos de la antigüedad, como Enoc, al cual vio en visión, Moisés y otros fueron llevados al cielo tras su muerte, lo cual significaría que han sido resucitados, lo cual contradice a Juan 3:13, donde se dice de que nadie había ascendido al cielo antes de venir Jesús a la tierra.
Otro aspecto importante de las enseñanzas de la Iglesia adventista al igual que en el Mormonismo, es que el espíritu de profecía es una señal identificadora de la verdadera iglesia, la principal prueba aportada es como esto se manifestó durante el ministerio de Ellen G. White. Aunque establecen con claridad que la Biblia es la norma única por la cual debe ser probada toda enseñanza y toda experiencia, por lo tanto una visión que contradiga las escrituras no es verdadera, aunque existen discusiones sobre ciertas visiones de Elen G. White, que transgreden un tanto la interpretación bíblica, como ya indicamos, el asunto de ver a Enoc en el cielo.
Aceptan la Trinidad de forma tradicional, es decir las tras personas en una, lo cual deja ciertas dudas con respecto a algunas visiones de Ellen, en la que afirma haber presenciado el momento en el que los ángeles toman el cuerpo de Jesús y claman diciendo : Tú, Hijo de Dios, tu Padre te llama. ¡Sal!" La muerte no tuvo ya dominio sobre Jesús. Levantóse de entre los muertos, como triunfante vencedor. La hueste angélica contemplaba la escena con solemne admiración. (Ellen G. White, Primeros escritos, visión del primer advenimiento de Cristo) Es difícil no encontrar la típica contradicción que esta doctrina crea en las mentes racionalistas, al mencionar a otro ser, en este caso el Padre, llamandose a si mismo a la vida e igual de difícil la explicación dada al origen de la doctrina. El caso es que en nigún momento Ellen se postuló a favor de dicha doctrina. Tampoco lo hizo el mismo Joseph Bates, quién escribió en 1848 una carta a Miller en la que ponía en duda la doctrina trinitaria. James Withe escribió articulos en Review and Herald, donde hacía referencia a la trinidad como credo no biblico.
W. W. Prescott y Samuel Spear, fueron los primeros adventistas impulsores de la doctrina, sobre todo una vez que Ellen G. Withe había desaparecido.
W. W. Prescott y Samuel Spear, fueron los primeros adventistas impulsores de la doctrina, sobre todo una vez que Ellen G. Withe había desaparecido.
Practican el bautismo adulto por inmersión, lo cual los distanció definitivamente del metodismo. Se requiere de ciertos requisitos básicos, sobre todo un buen grado de conocimiento de sus doctrinas para ser aceptado, bajo un examen previo por parte de la iglesia o grupo de ancianos.
Los adventistas no practican la predicación directa de casa en casa, aunque si se anima a los feligreses a dar testimonio informal, pero de entre los 16 millones de feligreses que afirman pertenecer a la iglesia Adventista, solo unos cuantos miles cumplen voluntariamente con la labor de dar testimonio personal por medio de la predicación. Al principio, durante las primeras décadas de existencia, los adventistas basaron su expansión en la distribución expansiva de folletos, libros y otra literatura, al igual que sus antecesores milleristas. La Iglesia adventista actualmente posee decenas de casas editoriales que crean y distribuyen gran cantidad de libros educativos sobre diversos temas. Por otro lado por mucho tiempo han sido pioneros en los ministerios basados en los medios de difusión, sea radio y más actualmente televisión.
Por otro lado los adventistas del Séptimo día poseen alrededor del mundo miles de escuelas primarias, escuelas secundarias, universidades y seminarios, además cuentan con cientos de clínicas, hospitales y sanatorios alrededor del mundo, universidades especializadas en la salud y para dicha organización trabajan miles de médicos.
En cuanto a su organización, se puede decir que mantienen a diferencia de bautistas, metodistas y otros grupos evangelistas, una muy cohesionada organización, que empieza por no tener un único pastor para cada iglesia, sino formada por grupos o cuerpos de ancianos, elegidos a la manera de los presbiterianos. Existiendo un total de cuatro niveles de orden u organización, siendo la congregación o iglesia local la base, después la asociación o campo local de iglesias, la Unión de asociaciones, formado por un grupo de asociaciones en un territorio mayor, que puede abarcar incluso varios países. Y por encima de todas está la autoridad máxima para todos los adventistas del mundo, que es la Asociación General, dirigida por una junta directiva cuyos miembros dirigen la obra a nivel mundial, en los 230 países donde tienen miembros.
Si algo ha aportado la iglesia Adventista, es el acercamiento a la investigación y el estudio por parte de todos sus miembros, desde el principio se destacó esto, incluso entre las mujeres. La participación activa de algunas de ellas muestra que dar empuje al cristianismo no es solo cosa de hombres. Y no es por la ordenación de mujeres en el clero, como pretenden algunas iglesias, como la anglicana y otras confesiones protestantes, eso es simbolico, pero no muestra la realidad que tienen muchas mujeres escondidas en el silencio de su sentimiento cristiano. Por otro lado, en la Iglesia adventista, el conocimiento que sobre su iglesia y de las escrituras tienen sus miembros, tanto muejres como hombres es superior al de otras confesiones más tradicionales. Sin embargo no han dado el paso de limpiarse de algunas doctrinas tradicionales de origen no biblico y la obra de la predicación personal y directa sigue estando en manos de una minoría.
Si algo ha aportado la iglesia Adventista, es el acercamiento a la investigación y el estudio por parte de todos sus miembros, desde el principio se destacó esto, incluso entre las mujeres. La participación activa de algunas de ellas muestra que dar empuje al cristianismo no es solo cosa de hombres. Y no es por la ordenación de mujeres en el clero, como pretenden algunas iglesias, como la anglicana y otras confesiones protestantes, eso es simbolico, pero no muestra la realidad que tienen muchas mujeres escondidas en el silencio de su sentimiento cristiano. Por otro lado, en la Iglesia adventista, el conocimiento que sobre su iglesia y de las escrituras tienen sus miembros, tanto muejres como hombres es superior al de otras confesiones más tradicionales. Sin embargo no han dado el paso de limpiarse de algunas doctrinas tradicionales de origen no biblico y la obra de la predicación personal y directa sigue estando en manos de una minoría.