Obra protegida por derechos de autor

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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
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Hugonotes, Camisardos y shakkers : El calvinismo perseguido


Fresco de la matanza de San Bartolomé en 1572, donde miles de hugonotes fueron masacrados

Hemos visto en anteriores capítulos, como el siglo XVI, fue una época fructífera en cuanto al desarrollo y renacer de movimientos religiosos en torno al cristianismo. Un crisol de ideas, algunas nuevas, otras renovadas y aún otras que se redescubrían entre años de olvido, fue una explosión incontrolada que sacudió a Europa y con el tiempo inundó otras tierras.
En este estudio, no queríamos pasar por alto algunos movimientos e influencias, minoritarias pero que tuvieron su peso dentro de la reforma protestante, en algunos casos se trataba de simples influencias o modelos de ver el cristianismo, que no pretendían constituirse en religión, en otros casos, era la mezcla de varias tendencias, de las que tomaban prestadas enseñanzas. Y en otros, simplemente fueron desgarros de las principales corrientes protestantes, luteranismo, calvinismo y anabaptismo, que debido al aislamiento tomaron caminos separados.
Entre estos últimos están los primeros de los que hablaremos, los llamados hugonotes, o protestantes franceses. El nombre Hugonote, cuyo origen y significado encierra cierto misterio, no hay acuerdo entre los historiadores sobre sus significado, ni se sabe exactaemente de donde proviene, pero surgió, en tiempos en los que Francia, al igual que ya lo hiciera España se convirtiera en una nación intolerante frente al avance reformista. Pero a diferencia de estos últimos, el movimiento protestante en Francia fue mayor y notable.
Desde 1523, el mismo año en el que triunfaban las tesis de Zuinglio en Suiza, se daba inicio a la reforma en territorio francés, hay que tener en cuenta que París formó a numerosos humanistas de la talla de Erasmo, y a reformistas como Calvino, así que era lógico que también llegara a esas tierras el legado protestante. En esos primeros años cierto obispo llamado Guillermo Briçonnet, apoyaba a un grupo de humanistas al que se conoció como el grupo de Meaux, que fue el germen del futuro movimiento protestante francés.
Uno de sus principales exponentes fue Jacques Lefèvre d´Etaples, quien dijo sobre Lutero que fue el principio de la justificación por la fe. Jacques expuso sus ideas cercanas al reformismo en su "Comentario a las epístolas de San Pablo". Para ese tiempo incluso algunos miembros de la corte del tolerante rey Francisco I de Francia, habían abrazado el protestantismo luterano. No obstante ya bajo el mismo reinado de Francisco I, los protestantes sufrieron persecuciones en el país galo. Con ocasión de la aparición de un numeroso numero de panfletos en el que se explicaban las doctrinas básicas del protestantismo, estos fueron repartidos en todo el territorio, llegando incluso al castillo del monarca. Aquello hizo que se despertara recelos en los consejeros opositores al movimiento protestante y el Rey se vio forzado a reprimir tal brote.
Pero en algunos lugares la intensidad de la represión fue brutal, hasta el grado que el incipiente grupo de Meaux, fue diezmado y pronto surgieron las ejecuciones. Aquel brote de persecución religiosa tan solo fue retenido por el talante del rey, quien no quería derramamiento de sangre por motivos religiosos. Así las cosas se mantuvieron en paz durante veinte años, tiempo suficiente para que el calvinismo, mas activo y se hiciera fuerte en el sur y este de Francia, como también en numerosas e importantes ciudades como Lyon, Metz, Orleáns y en el propio París.
Pero en 1547 subió al trono de Francia el sucesor de Francisco, Enrique II, quien con sus frecuentes cambios de actitud y malas decisiones creo un ambiente hostil entre ambas religiones. Al principio fue un enérgico defensor del catolicismo, no por algo en tan solo tres años se dictaron más de quinientas sentencias de muerte contra protestantes, acusados de herejía. Pero debido a su odio visceral por el emperador Carlos V (Carlos I de España), empezó a oponerse a toda decisión que este tomara en cualesquier materia. Tan solo un año después de la muerte de Lutero, en 1547, Carlos V lanza una ofensiva contra los nobles protestantes que se habían rebelado contra el en la llamada Liga de Esmalcalda, la cual fue derrotada poco tiempo después, aunque continuaron peleando en defensa de sus ideales, lo cual desembocó en la Paz de Augsburgo años después. Pero esa decisión tomada por Carlos V, hizo que el contradictorio rey Francés tomara el camino opuesto y se aliara con los protestantes, ahora de mayoría calvinista, contra el catolicismo y así en 1550, anula las sentencias pendientes contra estos y les concede libertad religiosa y no solo eso, sino que se enfrenta al propio Carlos V al negociar tratados con los príncipes protestantes alemanes.
Pero después tan solo un año mas tarde prohibe todos los libros no católicos y de nuevo se inicia otra ola de persecución contra los reformistas. Quizás el hecho de haber mantenido consejeros de uno y otro bando le hicieran tomar esas decisiones contradictorias, por otro lado su influyente esposa Catalina de Medicis y por otro amplios sectores de la nobleza francesa que empezaron a abrazar el calvinismo. El caso es que por no tomar un camino más equilibrado y tolerante, pasando de apoyar a perseguir a unos y a otros, creo un estado de crispación total y de recelos entre católicos y protestantes.
Un consejero del rey, Anne de Bourg, que había protestado contra las medidas de represión y contra los abusos que se llevaban a cabo en muchos lugares de mayoría católica, donde sin juicio previo se dictaban sentencias de muerte contra calvinistas, fue detenido por ello y tras la muerte de Enrique II, fue quemado 7 meses después.
Los tres siguientes monarcas descendientes de Enrique II, fueron débiles y se dejaron manejar por la reina viuda Catalina de Medicis quien gobernó en la sombra, tomando mano dura contra los reformistas calvinistas. La reina madre estuvo detrás del escrito que hizo en 1567 su hijo Carlos IX dando ordenes contundentes a Occitania contra los calvinistas, con el siguiente tono : "Allí donde veáis que algunos se mueven, aunque sólo sea para socorrer y ayudar a los de la nueva religión, les impediréis moverse por todos los medios posibles, y si juzgáis que son recalcitrantes, los hacéis pedazos y los descuartizáis; porque en cuanto más muertos, menos enemigos".
Fue en esa época cuando se les llegó a conocer como hugonotes. Una de las teorías sobre el origen del nombre nos lleva a Tours, el humanista Henrri Estienne en su Apología de Hérodoto en 1566 trataba de vincular a los protestantes como súbditos de un fantasma de la ciudad de Tours: los protestantes de Tours solían congregarse de noche en un local próximo a la puerta del rey Hugo, a quien el pueblo tenía por un espíritu y como, con ocasión de esto, un fraile hubiese dicho, en su sermón, que los protestantes habían de llamarse hugonotes, como súbditos del rey Hugo, puesto que únicamente podían salir de noche, como hacían; el apodo se hizo popular desde 1560, y por mucho tiempo se conoció por hugonotes a los protestantes franceses.
Sea ese el origen del nombre o no, era común, como lo es ahora verter toda clase calumnias y mentiras contra los que consideran herejes o son minorías religiosas. En este caso que se reunieran en torno a un personaje muerto hacía mas de 700 años.
El hecho es que las persecuciones y luchas no cesaron, y culminaron con la famosa matanza de San Bartolomé. Aquel trágico suceso acaecido en Agosto de 1572, fue una terrible mancha para Francia. Ocurrió durante la boda de Enrique de Navarra, conocido calvinista, casado con Margarita de Valois, la hija menor de la poderosa Catalina de Medicis. La llamada liga católica, un grupo de extremistas ultracatolicos, se presentó e incitó al pueblo contra los protestantes calvinistas que habían llegado a la ciudad en numero considerable, para celebrar la posibilidad de tener un futuro rey protestante. Eso provocó una matanza sin precedentes en la historia de Francia, solo comparable a las acaecidas 300 años antes durante las cruzadas contra los Cátaros. Lo peor del asunto es que todo esto estaba orquestado en la sombra por Catalina de Medicis, por el cardenal de Lorena y duque de Guisa, y el duque de Alba, bajo la influencia a su vez de la corona española por parte de este último y del propio papa Gregorio XIII apoyando al cardenal de Lorena. Se sabe que murieron solo en París alrededor de 3000 personas (algunas fuentes llegan hasta los diez mil), pero el ataque se llevó a cabo en otras ciudades de Francia, llegando a morir unos treinta mil hugonotes. Los efectos de aquello fue que Enrique de Navarra, fuera obligado a renunciar al protestantismo para poder acceder al trono. Felipe II de España demostró su satisfacción por el golpe de efecto que aquello supuso para el mantenimiento de una Francia católica. Isabel I de Inglaterra rompió relaciones con Francia y muchos ciudadanos protestantes se vieron obligados a emigrar. Pero lo mas vergonzoso fue la reacción del Papa Gregorio XIII, quien en cuanto conoció la noticia, organizó un solemne Te Deum, un canto de acción de gracias a Dios en la basílica de San Pedro.
En realidad aquellos sucesos que tanto alegraron al papa, llegaron a indignar sin embargo a muchos, incluso a la mayoría de los católicos que no querían mas guerras religiosas en el país. No fue hasta la llegada al trono de Enrique IV, que las cosas empezaron a apaciguarse. Para llegar al poder siendo protestante, como ya dijimos, tuvo que abjurar como tal, y convertirse al catolicismo. Además tuvo que lidiar con la liga católica, el papa y Felipe II de España, pero logró consolidarse en el poder y volver al calvinismo, pero sin imponerlo como habían hecho otros gobernantes. Este monarca pasará a la historia por ser el que lograra la paz entre católicos y protestantes, eliminando a la Liga Católica y firmando el Edicto de Nantes en 1598, que reconocía al catolicismo como religión del estado, pero aceptando la libertad de los protestantes. No se podía decir que fuera un edicto para establecer la libertad religiosa y la tolerancia, pero por lo menos para el mantenimiento del respeto a otras confesiones y la oportunidad de mantener las iglesias protestantes abiertas sin temor a ser atacadas..
Aquel fue un tiempo de aparente paz, solo roto por la revocación en 1685 del edicto por parte de Luis XIV, el llamado rey Sol, quien de nuevo inició una cruzada contra los calvinistas francesas, creando incluso un Batallón especial dedicado solo a la búsqueda y ajusticiamiento de protestantes en todo el territorio francés. Surgieron en respuesta a esta nueva represión los llamados Camisardos, grupo de extremistas protestantes que pretendieron enfrentarse contra el Batallón especial de Luis XIV.
Los camisardos fueron llamados así por la vestimenta típica con la que se enfrentaron en una lucha desigual contra el poder, una camisola blanca. Se les acusa de destruir iglesias y matar a sacerdotes, aunque es posible que no fuera totalmente cierto, las acusaciones falsas suelen utilizarse para justificar los excesos contra ciertos grupos minoritarios, y en este caso parece que hay razones para pensar así. Hay que tener en cuenta que las leyes aprobadas por Luis XIV, incluso antes de revocar el edicto de Nantes, iban encaminadas a la desaparición progresiva del protestantismo de forma pacifica primero. Pero significaron duras restricciones a los protestantes, por ejemplo, se prohibió en las escuelas protestantes enseñar otra cosa que no sea leer y escribir. Se prohibió hacer entierros protestantes ante más de diez personas, una extraña ley, pero que tenía la base en el hecho de que estos no compartieran sus doctrinas y sobre todo su enseñanza de la predeterminación al hablar sobre la muerte y esperanza del individuo. También le fueron prohibidas a los protestantes las profesiones de notario, procurador, impresor, librero, quizás para evitar que estos utilizaran su labor para propagar sus enseñanzas y escritos. Una vez que se impedía enseñar en las escuelas la educación religiosa calvinista o protestantante, se llegó a autorizar a los hijos para hacerse católicos contra la voluntad de los padres, hijos que por otro lado eran adoctrinados por los maestros católicos. Se ofrecía dinero a todo protestante que repudiara su fe y se convirtiera al catolicismo, todo ello con el propósito de hacer desaparecer a los hugonotes. Así de esa manera, la anulación del Edicto de Nantes, se hacía so pretexto de la desaparición practica de la fe protestante en Francia. Pero lejos de haber desaparecido, muchos se negaron abjurar de sus creencias y fueron entonces pisoteados y aplastados hasta el extremo.
El rey envío sus batallones que fueron conocidos por el pueblo como los dragones, para poner en practica la eliminación de todo mínimo foco de resistencia protestante. Se estableció una ley por la que el pueblo se veía obligado a darles de comer y alojamiento. En numerosas aldeas y ciudadelas de mayoría protestante se cometieron atropellos vergonzosos, sobre todo porque aquellos soldados a los que se enviaba para convertir forzosamente mediante intimidación a todo aquel protestante que no lo hubiera hecho. Aquellos "dragones" eran como misioneros católicos pero un tanto rudos y con métodos poco éticos. Se dice que pegaban a los hombres, los humillaban, ultrajaban a las mujeres, destrozaban las casas, muchos protestantes bajo estas condiciones se presentaban en largas colas para abjurar de su religión.
De las aldeas montañosas del Languedoc, surgió el movimiento de los camisardos, al principio como un grupo de iluminados, afirmaban que recibían el Espíritu Santo, en ceremonias con mucha entrega emocional, donde se daban casos de convulsiones y mucho griterío. Cuando entraban en trance decían recibir revelaciones espirituales, hacía siglos que no se daban casos como estos, parecían volver a la época de los antiguos montanistas del siglo II y III. Pero de entre estos surgieron algunos que empezaron a predicar la rebelión contra las fuerzas del mal representadas por la iglesia y los soldados del rey, por ello se organizaron en torno a un líder espiritual llamado Juan Cavalier, un panadero que según se cuenta sintió la llamada del espíritu y este le impulsó organizar la lucha contra el mal, así en los montes Cevennes, en la frontera del Languedoc, donde tres siglos antes se habían efectuado las luchas desiguales de los cruzados contra los cataros, ahora era todo un ejercito de mas de 60.000 hombres frente a 4000 campesinos ataviados con camisas blancas, dispuestos a resistir el aplastamiento, sería difícil pues, que tuvieran tiempo para atacar las iglesias, cuando apenas podían defender sus aldeas. La derrota era inevitable y de nuevo otra masacre que costó la vida a miles de personas inocentes, cuya única culpa fue profesar una religión distinta a la católica en un país intolerante.
Cansados mas de un siglo de tantas guerras religiosas en Francia, muchos hugonotes decidieron emigrar a países vecinos, como Holanda, Suiza, incluso Inglaterra, donde al parecer se establecieron mayoritariamente los de la linea carismática, como los camisardos, que fueron llamados Shakers o jumpers, por sus llamativas reuniones donde daban saltos o se agitaban, por ello también se les conoció como Shiverers o estremecidos. Siguieron insistiendo en las reuniones emotivas que fueron precedentes del futuro pentescotalismo. Estos evolucionaron y se alejaron paulatinamente de la linea calvinista, entre otras cosas, predicaron contra las relaciones sexuales, por considerarlas el origen del pecado. Creían en la comunicación con los muertos, pues estos a menudo eran los espíritus que les guiaban, algo realmente alejado de toda lógica cristiana. Por otro lado, puesto que según ellos recibían el Espíritu Santo, tanto hombres como mujeres, predicaron la igualdad, podía haber pastores o pastoras y no había discriminación sexual en sus templos. Se llegó a hablar de Dios como masculino o femenino, añadiendo a la trinidad un nuevo miembro femenino. En 1774 surgió la figura de la Madre Ann Lee, quien afirmaba que había recibido el principio femenino de la deidad. Después de haber huido a Norteamérica, Madre Ann estableció una comunidad en 1776 en New York, que progresó durante el siglo XIX, llegando a alcanzar los seis mil miembros pero actualmente extinguidos.
Algunos hugonotes de los pocos que por circunstancias no pudieron hacerlo sufrieron represiones hasta la revolución francesa y siendo reconocidos con plenos derechos hasta el 1802. Otros decidieron establecerse en Sudáfrica a las colonias europeas instaladas en el Cabo. Mas numeroso fue el grupo de Hugonotes del siglo que decidió, como ya lo habían hecho muchos de sus miembros en 1564, embarcar a Norteamérica, estableciéndose en la América británica y comenzando sus propias iniciativas colonizadoras, algunas ciudades fundadas por estos en América fueron, New Paltz, y Nueva York alrededor 1660, sobre todo esta última se fundó a base de una gran migración hugonote procedente de Holanda y numerosos franceses. Con el tiempo muchos hugonotes de la linea de los camisardos, se fueron mezclando con metodistas, congragacionistas, incluso bautistas, surgiendo grupos revivalistas de donde surgió el movimiento pentecostés, del que hablaremos en capítulos posteriores.
Pero el movimiento hugonote como tal solo se encuentra en la evolución que muchas de estas comunidades llegaron a experimentar al llegar a América y formar sus propias filosofías religiosas. Solo en Francia, se mantuvo la forma mas tradicional del movimiento, aunque muy dividido. Se llegó a formar en 1905 la federación protestante de Francia, siguiendo la linea original calvinista que los distinguió, aunque en esa federación se agrupa una nutrida representación de las diferentes tendencias protestantes, luteranos, calvinistas, bautistas y evangelistas.

1 comentario:

  1. Me ha parecido muy esclarecedor, buscaba esa información por haber descubierto a través de mi árbol genealógico que tengo raíces hugonotes en mi sangre, ahora sé porqué soy tan librepensadora...

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