Un argumento
muy repetido entre los negacionistas de la historicidad del personaje de Jesús y también entre los revisionistas sobre su existencia, es asegurar que los
historiadores del mundo grecoromano no hicieron mención de Jesús, ni tan
siquiera del cristianismo o de personajes paralelos, por tanto eso sería
indicativo de que no pudo existir o al menos no tuvo la relevancia suficiente
para ser tenido en cuenta. En capítulos anteriores vimos que, sin embargo,
fueron muchos los historiadores y escritores que se hicieron eco de Jesús y del
cristianismo, aunque haya sido para atacarlos o criticarlos duramente. Pero
vamos a centrarnos ahora en historiadores supuestamente contemporáneos que no
mencionan a Jesús, ni a los cristianos e intentar entender por qué se dice que
no lo hicieron, lo cual no significa que sea así, ya que muchos de sus textos no están completos. En el caso de los que
definitivamente no lo mencionaron, debemos explicar por qué y en otros casos en
los que debieron haberlo hecho veremos qué razones tuvieron para no mencionar a Jesús o
a los cristianos.
Como veremos
hay de todo, pero en todo esto debemos ser objetivos y realistas, muchos
documentos de la época se han perdido, muchos escritos de historiadores
también. Antes no se hacían tantas copias de obras por importantes que fueran,
pues eran sumamente caras y para ello se guardaban en bibliotecas. En la de
Alejandría, por ejemplo había un buen número de las más valiosas obras, tras
los numerosos incendios se perdió una gran cantidad de escritos que de otra
forma, nos servirían ahora para valorar con una vista más amplia la historia
antigua. Estos son algunos celebres escritores, en cuyos escritos no aparece
Jesús:
Cecilio de Caleacte, profesor de retórica e historia de origen hebreo, se dice que fue contemporáneo de Jesús, de hecho
llegó a Roma en el año 5 para abrir una escuela de retórica, su vida
transcurrió durante la época de Augusto y Tiberio. Siendo contemporáneo del
líder del cristianismo, sin embargo no habló de él en sus escritos. Claro que
Cecilio murió poco antes del 29EC. Por tanto este vivió solo durante la
infancia y juventud de Jesús, y es normal que no escribiera nada sobre él, no
era un personaje conocido por aquel entonces, el cristianismo, que se fundó
tras la muerte de su líder en el 33EC, no existía para el tiempo de Cecilio, de
hecho Jesús debía ser un adolescente que no era reconocido ni siquiera en
Galilea, no había destacado entre los judíos su labor, si nos atenemos a los
datos aportados por los evangelios, esta se inició poco después del año 29.
Aparte de todo esto, de los libros de Cecilio apenas se han conservado algunos
pocos fragmentos.
Queremón de Alejandría fue preceptor del joven Nerón en el año 49, custodio del
templo de Sarapis, escribió historia, pero según se sabe solo se centró en
Egipto no en Palestina. Su obra además también se ha perdido y apenas nos han
llegado comentarios de otros escritores posteriores sobre sus libros.
Ptolomeo Queno fue un gramático griego, vivió en tiempos de Nerón, Trajano y Adriano, se
dice que escribió varias obras de historia, todas ellas se han perdido,
llegando a nuestros días tan solo parte de una obra fantástica, “Extraña
Historia” en la que mezcla sucesos reales con mitología y fantasía imposible.
Algunos lo llaman el mayor farsante de la historia, y que mentía con la misma
facilidad con la que hablaba. Así que casi mejor que no mencionase a Cristo, ni
a los cristianos en su libro. Probablemente aquella obra, poco entendida, se
tratase de una novela de ficción histórica al estilo de Cervantes, como un
adelantado a su tiempo.
Alejandro de Mindo fue un escritor griego del siglo I, sus obras se han
perdido, no obstante perviven por las numerosas citas que otros escritores con
gran aprecio, hicieron de él, al parecer era muy respetado por la valiosa
información que aportó. No menciona a los cristianos, ni a Jesús, pero porque
su labor se centró más en la historia de la naturaleza y no la humana.
Memmon De Heraclea Póntica, fue otro historiador griego del siglo I, pero que si no
menciona a Jesús y a los cristianos fue porque se centró en la historia antigua
de los Tirios, curiosamente fue citado por el obispo de Constantinopla, Focio
del siglo IX, interesado por los datos aportados por este para ver el
cumplimiento de ciertas profecías bíblicas que tuvieron que ver con aquella
ciudad.
Flavio Arriano, escritor, filósofo e historiador nació en Nicomedia en el año 86 y murió
en Atenas en el 175, sus escritos se centraron, aparte de algunos tratados de
carácter filosófico, en narrar batalles épicas de Alejandro Magno, de hecho
escribió Anábasis de Alejandro, su principal obra, y otras también relacionadas
con el legendario general griego, por eso es normal que en los escritos de este
historiador no aparezca ni Jesús, ni los cristianos en sus escritos.
Apiano,
fue un historiador romano de origen griego que vivió entre el año 95 hasta el
165. Escribió una extensa historia de Roma, compuesta por 24 libros. Pero
algunos de estos libros como el X que trata de las guerras en Asia y Grecia
están perdidas, al igual que las guerras en Egipto y Palestina (tomos XVIII al
XXIII), donde bien pudiera haber mencionado a Jesús, las revueltas judías y
algunos detalles pertinentes que aparecen en los evangelios, por otro lado,
tampoco hubo muchos historiadores postreros que citaran la obra de Apiano para
que pudiéramos conocer su contenido.
Pausanias. Este
escritor del siglo II, nacido en Lidia, Asia menor, fue más bien geógrafo, y se
interesó por los monumentos de la Grecia clásica escribiendo una amena
explicación sobre los orígenes o leyendas relacionadas con las estatuas y
lugares mencionados. Gracias a sus obras, muchos arqueólogos actuales han
podido constatar la identidad de algunos monumentos, estatuas y símbolos,
descubiertos posteriormente. Su Descripción de Grecia ha llegado completa hasta
nosotros y se considera como una excelente guía turística. Se observa también
su interés por la topografía, la descripción de las calles y lugares y de los
centros religiosos o cultos de los dioses griegos, también fue el primero en
estudiar y dar a conocer las curiosidades del Mar muerto, siendo él quien le
dio el nombre. No menciona a los cristianos ni sus templos, por la sencilla
razón de que en ese tiempo apenas habían templos cristianos, pues según
describen los testimonios del siglo I y principios del II, se solían reunir en
casas privadas, debido a la persecución y no tenían ni monumentos, ni lugares
de peregrinación específicos que llamaran la atención de un geógrafo.
Tito Livio.
Uno de los más célebres historiadores romanos, que además fue autor de una de
las más monumentales crónicas históricas sobre Roma, una obra compuesta por 142
tomos que cuenta desde el tiempo de Eneas, año 753AC hasta los primeros años de
Tiberio. Pero claro, murió en el año 17, por tanto poco o nada pudo escribir
sobre un Jesús adolescente, cuya vida aún no era trascendente, ni del
cristianismo que para ese tiempo no existía.
Gnaeo Pompeyo Trogo, fue un hisotriador galo del siglo I, romanizado pues su
abuelo había servido en el ejército de Cneo Pompeyo, de ahí su nombre. Se le
considera dentro de los historiadores, aunque realmente hoy lo consideraríamos
un naturalista o geólogo, pues sus intereses y escritos se fundamenten en el
estudio de la etnografía y los accidentes geográficos. Su principal obra
Historias Filipicas, tuvieron que ver con el imperio macedónico, desde Filipo
II, hasta Alejandro Magno, además fijándose más en los lugares y accidentes
geográficos que este encontró en sus conquistas. No tocó nada relacionado con
el imperio romano, ni sus provincias, por tanto no es raro que no mencionara al
cristianismo.
Plinio el viejo, también es otro considerado historiador, pero que en realidad su
especialidad era otra. Padre de Plino el joven, su obra Naturalis historia,
trata sobre zoología, botánica y medicina, razón por la cual no se interesó por
acontecimientos religiosos, ni políticos de su época. Su hijo, sin embargo si
lo hizo y mencionó la problemática del cristianismo, como ya vimos
anteriormente.
Lucio Aneo Floro Otro historiador del siglo II, Aunque sí habló de los comienzos de Roma
mencionando la leyenda de de Rómulo y Remo, que es una fábula a la que muchos
historiadores de la antigüedad tomaron como verdadera, pero no por ello vamos a
creer cierta. Además no escribió por su cuenta, sino más bien fue un maestro de
historia que llevó a cabo un estudio sobre la obra de Tito Livio, por tanto si Tito
Livio no llegó a decir nada sobre Jesús, este tampoco lo haría.
Dion Crisóstomo, nació alrededor del año 40 y murió en el 120, fue un orador, filósofo e
historiador griego, contemporáneo de Plutarco, Tácito y Plinio el joven. Tenía
el sobrenombre de Boca de oro, por su gran elocuencia al hablar. Se conservan
al menos 80 de sus discursos, que versan sobre distintos temas, entre ellos,
sobre cualidades, virtudes y formas de actuar humanas. Pero no menciona ni a
Jesús ni al cristianismo, como tampoco lo hace del judaísmo, ni del mitraísmo,
ni de otras religiones de su tiempo. No obstante, si se encuentra en su obra
cierto paralelismo con la filosofía moral de Pablo de Tarso, como durante
varios años viajó por todo el imperio, es muy posible que algún contacto
tuviese con algún cristiano de su época, si bien él tenía su propia visión de
la vida, tan personal e impregnada de romanismo, que no quiso aceptar otras
normas. En contraste, fue tanto su apego al imperio que guardó una gran
relación con varios emperadores, los cuales le ofrecieron puestos importantes
en la magistratura.
Filón de Biblos fue un erudito fenicio del siglo I que se especializó en las antiguas
tradiciones religiosas fenicias y griegas. Aunque hay ciertas contradicciones
con respecto a su fecha de nacimiento, se sabe que fue contemporáneo de Nerón y
Adriano, algunos afirman que fue cónsul durante la olimpiada 220, lo cual lo
sitúa en el año 101-104. En cualquier caso, su vida transcurrió en paralelo con
el nacimiento del cristianismo, claro que para ese tiempo, aún se consideraba
una secta judía más y es muy posible que si no los mencionó, fuera
sencillamente porque sus intereses literarios iban por otro lado.
Lucio Mestrio Plutarco, también conocido como Pluartco de Querona, en la Grecia
occidental, nace alrededor del año 45 y muere en el año 120. Fue sacerdote de
Apolo y gran biógrafo, autor del famoso Vidas Paralelas, donde iba contando la
vida de hombres célebres de la antigüedad en una especie de comparativa
biográfica. Parece ser que en ninguno de sus escritos menciona al cristianismo,
pese a que este en sus años pudo vivir el auge y la extensión de este
movimiento y de la distribución y traducción de los escritos cristianos por la
región de Grecia. Pero como ya dijimos, él era principalmente biógrafo
moralista y no historiador. Sus intereses religiosos estaban muy lejos del
cristianismo, aunque aceptó otros mitos como el de Rómulo y Remo, como
originadores y fundadores de Roma, tomando esa fábula como si se tratase de una
verdad absoluta, pero nada menciona sobre religiones o cultos de las provincias
del extrarradio, como se consideraba a Judea.
Amiano Marcelino del siglo III, escribió la historia de Roma desde el año
96 hasta el 390 y según Eusebio y otros, parece que si menciona a los cristianos, eso sí, como lo
único que queda de su obra es la parte desde el 353 en adelante y lo demás se
ha perdido, no se puede contrastar, era un pagano opuesto al cristianismo, pero
hubiese venido bien conocer su opinión y comentarios respecto al movimiento
cristiano ya próspero del siglo III.
Flavio Eutropio, Escritor del siglo IV, cronista del emperador Juliano, el llamado “apostata”. Profesaba una
gran reverencia hacia este emperador, al que defendió, sobre todo su tolerancia
religiosa, en contraste con los anteriores emperadores que se dieron a la nueva
religión. Ni siquiera quiere mencionarlos por nombre, por lo que se observa una
clara repulsión al cristianismo que viviendo la época en la que vivió no debía
haber ignorado, suponemos, por tanto que ese silencio se debió a cierto temor a
decir cosas que pudieran poner en peligro su posición, teniendo en cuenta la
brevedad de Juliano. En cualquier caso, escribió una brevísima historia de
Roma, donde tan solo narra batallas y no se centra en detalles, como la vida en
la antigua Roma o sus costumbres, religiones, ni menciona sucesos de provincias
lejanas.
En este
capítulo no mencionamos ni a Polivio, Estrabón, Heródoto, Jenofonte, Tucídides,
Diodoro de Sicilia, ni a otros célebres historiadores clásicos, por obvias
razones, todos ellos vivieron antes de Cristo. Pero en cualquier caso, todos
los mencionados, como nos damos cuenta, con algunas excepciones, tenían
sobradas razones para no mencionar a Jesús o a los cristianos, pues no los
conocieron o sencillamente sus obras versaban sobre temas ajenos a la religión
y si había prejuicios y a los cristianos del primer se les veía como una secta
minoritaria judía. Después del siglo II, como un grupúsculo de incultos con
poca relevancia política.
Poco más
podemos añadir a esto, salvo que por alguna casualidad se encuentren las
páginas y capítulos faltantes de los libros de Amiano Marcelino, Apiano o
Queremón de Alejandría y quién sabe si descubrimos en ellas interesantes citas
y testimonios sobre la realidad histórica de Jesús.
Estimado Luis Ernesto
ResponderEliminarGracias por tus contribuciones, me han sido muy útiles para completar algunos huecos de información
Pregunta: ¿la información está en Creative Commons?
¿Hay alguna restricción (salvo la cita de la fuente, por supuesto) en adaptar y complementar estos materiales para difundir?
gracias nuevamente
Desde Uruguay
Ernesto Luis Spinak
Hola, no hay ningún inconveniente en dar a conocer estas información y utilizarla. Si quiere poner esta página como fuente, no habría nada en contra. Está en Safe Creative, pero solo la parte que pertenece a los libros Trigo Ahogado, y ¿Existió el hombre? Todo lo demás está en modo abierto para ser utilizado o copiado. Saludos
ResponderEliminarmuchas gracias
ResponderEliminarEstimado
ResponderEliminarSería muy interesante si escribieras en forma documentada sobre los puntos siguientes, dado que existen muchas versiones confusas y contradictorias (como el libro Quo Vadis?, y su posterior película)
- ¿Estuvo el apóstol Pedro alguna vez en Roma y luego sufrío martirio allí?
- ¿estuvieron Pedro y Pablo juntos en Roma?
- las cartas que Pedro escribe desde "Babilonia", ¿es este nombre el de la ciudad real o se usa en forma simbólica queriendo significar "Roma"?
- qué fundamentos y veracidad tienen los escritos "Evangelio de Pedro" y los "Hechos de Pedro" y otros.
- ¿Qué hay de los escritos de Irineo de Lyon, Jerónimo, Eusebio de Cesarea y Orígenes, por ejemplo, que mencionan a Pedro en Roma?
- No menciono si Pedro fue o no Papa, porque para mí no lo fue, pero sí estos otros temas.
Agradezco el trabajo que haces
Ernesto
Gracias por esos interesantes puntos. Me pondré en ello, de hecho tengo mucha información al respecto. En próximas entregas pongo algo. Saludos
Eliminaramigo me encanta tu información, me ha servido para discutir con ateos, y una pregunta, que opinas de la pagina ¨Ateismo para Cristianos¨??
EliminarQue manipulan datos sin investigar, repiten argumentos manidos y no conocen realmente lo que enseña y significa el cristianismo.
Eliminarentonces quedamos a la espera
ResponderEliminargraciasa