Obra protegida por derechos de autor

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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
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¿Tertulianistas, montanistas o espirituales?

Volvemos de nuevo a Tertuliano y la revolución que en torno a el se formó tanto entre los montanistas, como en los demás. El grupo de los llamados montanistas a los que algunos escritores no dudan en llamar tertulianistas, tras unirse este último al movimiento, fue un grupo que siguió en cierto modo el modelo de organización previo al año 150. Pero realmente no fue hasta el siglo III, cuando son obligados a desgajarse de la parte mayoritaria del cristianismo. Basaban su organización sobre todo en la independencia de las congregaciones, pero bajo una autoridad teocrática, es decir, bajo su punto de vista, la congregación de Cristo no necesitaba líderes humanos que la dirigieran, ni una estructura clerical o jerárquica, tal como poco a poco se iba desarrollando entre los demás.
Bien es cierto que tenían lo que ellos siguieron llamado obispos, pero de ninguna manera tenían autoridad cual gobernantes sobre el pueblo, como la tenían otros. La elección de este no lo hacían ciertos miembros prominentes, ni había lineas sucesoras previamente preparadas, mas bien era lo que ellos consideraban dones espirituales recibidos del espíritu santo los que decidían quien tenía la iluminación para dirigir determinada congregación. En algunos casos en lo que tenía que ver con la enseñanza, algunas mujeres sobresalían como ministras especiales, puesto que según estos el espíritu santo no distinguía entre unos y otros. Por supuesto mantuvieron la tradición apostólica a la hora de elegir obispado solo masculino.
Pese a quedar fuera del seno de la corriente principal del cristianismo Tertuliano siguió escribiendo contra las herejías, algunas toleradas, como las de Praxéas y otras como las de Marción, cuyo grupo siguió creciendo ya muy lejos del cristianismo. El propio Tertuliano sin embargo no se considera líder de otra religión, el sigue se sigue llamando cristiano y considera cristianos a los que lo destituyeron. Todavía le quedarían fuerzas para escribir contra algunos de ellos, pero paradójicamente no como adversarios sino como si fueran todavía compañeros, lo cual nos hace dudar si fue exactamente Ceferino, quien lo expulsó, o si fue el siguiente, Calixto o sencillamente no fue expulsado y mas bien el se retiró solo. En cualquier caso el escribió duras criticas contra la excesiva autoridad de un solo obispo, que empezaba a desarrollarse a partir de entonces con postulados como los que aparecen en "De Pudicitia" en los que claramente ataca la actitud de apropiarse una sola persona del poder de "atar y desatar las cosas de los cielos y tierra, como si fuese un poder que se traspasara a un solo humano y no a la congregación o iglesia en general, o por lo menos a los que la representan como "cuerpo gobernante" o "sede de los apóstoles". Según Tertuliano, aquello era una usurpación y un adueñarse ilegítimamente de un poder que solo Cristo podía dar.
Se puede decir que esta situación marcó el inicio también del poder de lo que desde este momento llamaremos, "Iglesia de Roma", sobre las demás, pues todas sus tesis y postulados se iban imponiendo. Esto provocaría mas de un cisma en otras iglesias o congregaciones y no poca discordia, lo único que mantenía a las diferentes congregaciones incluso tendencias y movimientos cristianos unidos o con algo en común fueron las persecuciones. A partir de ahora ahondaremos más sobre los diferentes grupos acusados de herejía, algunos justa y otros injustamente, en algunos casos simplemente por razones como las anteriormente expuestas, aunque no dejaremos todavía la iglesia y sus movimientos, pues aún saldrían otras tendencias que ya estaban latentes y que han ido dando origen a las diferentes facciones que aún hoy día perviven.

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