Obra protegida por derechos de autor

Obra protegida por derechos de autor.
ISBN OC : 978-84-9981-705-7
Depósito legal: M-20243-2011

Relación de los esenios del Qumram con el cristianismo

 



Los esenios fueron un grupo escindido del judaísmo a raíz de su ruptura con la línea sacerdotal en tiempos de la revuelta de los macabeos, (siglo II AC). El contexto de su aparición fue el siguiente: Antioco IV rey de un imperio seléucida en decadencia, en una afán por potenciar la helenización de los territorios palestinos de judea, empezó por nombrar sumos sacerdotes a judíos helenizados, instalando gimnasios y baños griegos en Jerusalén y después de saquear las arcas del templo, lo intentó convertir en un templo a Zeus, haciendo colocar estatuas de dioses griegos a los que los judíos helenizados adorarían como si fuera Jehová el de Israel, hasta se sacrificaron cerdos en el altar. Además de eso se prohibieron tradiciones como la circuncisión, el descanso sabático y otras costumbres de la ley, además de proscribir los escritos judíos, hubo mucha destrucción de escritos bíblicos. 


Había grupos como los “Hassidim” o jasideos, un grupo de piadosos que se unió en la lucha a otros grupos como la familia del sacerdote asmoneo Matatías, con sus hijos que se hicieron llamar los macabeos y que se refugiaron en Samaria y desde allí formaron una guerrilla que con el tiempo logró independizar durante un breve periodo a la zona de Judea del yugo seléucida. Otros grupos de judíos piadosos se establecieron en el desierto, con el fin de proteger los escritos que Antioco pretendía destruir. Estos últimos mantuvieron su actitud meramente religiosa y pacífica que había identificado a los Hassidim por años y tras la destitución del sacerdote Eliakim, último de la línea de Sadoc decidieron no volver a Jerusalén. Eliakim fue sustituido, por orden de Jonatán Macabeo en el año 150 cambiado por un sacerdote asmoneo y esa línea continuo durante los siguiente años. 

 Ese y otros hechos produjeron desasosiego en los jasideos refugiados en el desierto, que se consideraban custodios de las tradiciones. Por eso decidieron desligarse y permanecer en su exilio voluntario en la zona del Mar muerto y proteger los escritos ancestrales en las cuevas del Qumram, allí pemanecieron resguardados en vasijas de barro hasta su descubrimiento en 1947. En su momento ese grupo rechazó volver al templo por considerarlo contaminado y por negarse a aceptar la línea de sacerdotes instauradas por los macabeos. Con el tiempo estos fueron conocidos por su nombre en arameo, hasé (piadosos). Aunque algunos opinan que el nombre proviene del hebreo “Asaim” que significa “hacedores” ya que ellos se consideraban, hacedores de la palabra. 

Se cree que siguieron a cierto líder llamado “Maestro de la justicia”, aunque según algunos expertos puede ser también que este Maestro fuese más bien al que esperaban, ya que nunca se menciona su nombre y en ocasiones se le menciona como atemporal. En cualquier caso, un buen número de ellos se mantuvo en el desierto, para según lo que ellos definieron como la preparación del camino del señor, tomando como suyas las palabras del profeta Malaquías: He aquí, envío a mi mensajero y el despejará el camino delante de mí. Y, de repente, vendrá a su templo el señor verdadero a quien vosotros buscaias. ¡Mirad! De seguro vendrá, dice Jegová de los ejércitos… él será como fuergo purificador y jabón de los lavanderos. (Mal 3:1,2) Esperaban que Dios limpiara y purificara el templo y en muchos de sus textos hacían referencia a las medidas del templo y su purificación. 

También para referirse a ellos mismos, utilizaban términos como, “comunidad de los santos”, “asamblea de los numerosos” o “congregación de los pobres”.  Tuvieron en común con los saduceos el rechazo a la línea de sacerdotes asmoneos instaurado por Jonatán Macabeo, pues entendían que debía seguir la línea de Sadoc, sin embargo los esenios no volvieron al templo, ni siquiera cuando se escogió un Sumo sacerdote saduceo, supuestamente descendiente de la línea de Sadoc, pues nada tenían en común, aparte de eso con los saduceos. Se cree que como grupo religioso desaparecieron alrededor del año 70, coincidiendo con la destrucción de Jerusalén y la implantación de la primera diáspora. 

Hasta antes de mediados del siglo XX sabíamos algo de los esenios por las menciones que de estos hicieron Filón de Alejandría, Plinio el viejo y Flavio Josefo. Es curioso que en la Biblia no se mencionasen, siendo que hubo momentos de coincidencia existencial con el cristianismo. Aunque es posible que si para el siglo I de haber existido una comunidad esenia en los alrededores o en las afueras de Jerusalén, tuvieron que tener contacto con los primeros cristianos, pero los escritores cristianos tampoco hacen mención de estos. Si se habla de varios grupos o partidos judíos como los Fariseos, los saduceos y se habla a menudo de los escribas, estos últimos garantes de copiar y enseñar las escrituras al pueblo. Si los esenios, por lo que vemos se esmeraban por cuidar de los escritos y de copiar y estudiar las escrituras ¿serían los escribas a los que Jesús criticó a menudo?  -No parece que los fueran, más bien estos se relacionaban con los fariseos que también componían una escuela de pensamiento judía en Israel del siglo I, previo a la aparición del término “rabinos”, sin embargo, un escriba podía ser fariseo o ser saduceo por pertenecer a familias sacerdotales. Existe más relación de los esenios con el movimiento fariseo, en parte por tener ambos grupos un origen común, los jasideos. En este caso, los fariseos fueron la parte que luchó junto a los macabeos contra la influencia griega, pero para el siglo I la distancia entre ellos era notable. 

Así, hay un halo de misterio sobre la convivencia de los esenios en tiempos de Jesús y su relación con estos. Pero desde que en 1947 se descubrieran los manuscritos del Qmram, se sabe mucho más sobre este grupo de eremitas que fueron los responsables del cuidado de esa numerosa colección de escritos bíblicos y parabiblicos. Gracias a ese descubrimiento se pudieron conocer las reglas de la comunidad y algunos de sus textos escatológicos y de estudios bíblicos propios. Filón afirmaba que en su tiempo (siglo I) aún formaban una comunidad de unos 4000 miembros, que habitaban en aldeas pequeñas y en zonas alejadas de las grandes ciudades, aunque se sabe que en Jerusalén había una especie de barrio esenio a las afueras de la ciudad. Tanto Filón como Josefo nos cuentan que vivían en comunidades cerradas, todo cuanto poseían lo tenían en común, es decir renegaban a las posesiones materiales. Afirma Filón lo siguiente sobre ellos: Nadie podría encontrar otras gentes entre las que estuviera más arraigada la práctica de compartir el mismo techo, los mismos vestidos o la misma mesa. (…) Viven en el mismo lugar, distribuidos en decenas, centenas y millares y pasan la vida ocupados en todo lo relativo al beneficio común. (Hypottetica defensa de los judíos – Filón)

Según cuenta Josefo, estudiaban métodos de curación, buscando las virtudes ocultas de las plantas y minerales. Era un hecho conocido que los esenios practicaban rituales de curación y sanación, tanto es así que algunos piensan que su nombre deriva de la expresión siriaca “Asaya”, relacionada con el ejercicio de la medicina, aunque no parece que fuera esa su principal propósito en la vida. Tenían prohibido jurar, una vez aceptaban su voto o juramento de iniciación, el cual envolvía un riguroso y exhaustivo estudio de las escrituras y el entendimiento de las profecías. Solían practicar una serie de bautismos de purificación, que llevaban a cabo de manera rutinaria varias veces a la semana. Castigaban a quienes infringían sus normas o leyes, expulsando a estos fuera de la comunidad, si bien en ocasiones aceptaban una vuelta del arrepentido.

La relación que algunos intentan hallar entre el cristianismo y los esenios proviene de la labor desempeñada por Juan el Bautista. Algunos opinan que el cristianismo fue una escisión del movimiento iniciado por Juan el bautista, sobre todo porque el mismo Jesús fue bautizado por Juan en el rio Jordán, en el año 29EC. Y los primeros discípulos de Jesús habían sido antes discípulos de Juan. En el evangelio de Lucas se recoge que Juan era una especie de profeta que recibió inspiración en el desierto y empezó a predicar el sólo a las multitudes, con un mensaje entre apocalíptico y de denuncia, lo cual atrajo la atención de muchos. 



Además ven en la labor de Juan la misma dirección de los esenios que esperaban a un Maestro de justicia. El caso es que el propio Juan, rechazó ser el Mesias, ni un profeta, reconoce que el vino a preparar el camino a este y se llamó a sí mismo, como la voz que clama en el desierto”. También animó a sus seguidores a vivir una vida sencilla, les dijo: “El que tenga dos prendas de vestir, que comparta con el que no tiene, y el que tiene algo de comer, que haga lo mismo” (Lucas 3:10-14). Visto así parecía animar a llevar una vida similar a la de los esenios. Aunque, cabe señalar que desde un primer momento animó a sus seguidores a seguir al que venía detrás, que era más poderoso que él. Juan, habiendo iniciado su labor tan solo unos meses antes, cuando Jesús inicio su obra, ya había conseguido que algunos familiares, amigos y conocidos le siguieran y tuviesen una base ideológica que les hiciera acercarse al maestro que venía. La similitud del mensaje sobre una restauración, un juicio final, un mesías que liberaría a su pueblo, estaba en los esenios. También estos hicieron referencia a un hijo del altísimo y del Reino de Dios, que esperaban restauraría el Reino de Israel para todos los pueblos. Claro que algunas ideas esenias eran compartidas por el judaísmo en general, pero muchos quieren relacionar a estos con los cristianos sobre todo por algunos términos utilizados, ejemplos y enseñanzas que los cristianos compartieron en común con estos. 

Por ejemplo, los esenios hablaron de los hijos de la luz y los de la oscuridad, en la carta a los Efesios se insta a los cristianos a ser como hijos de la luz. Hablaron mucho sobre la nueva Jerusalén, así como los cristianos también consideraron de manera simbólica que algunos formarían parte de una nueva Jerusalén. Los esenios ensalzaron la figura de Melquisedeq, entendían que un Mesias vendría como rey y guerrero, otro como profeta y otro como sacerdote, los cristianos compararon a Melquisedeq con Jesús, al ser este profeta, rey y sacerdote, en una sola persona. Los esenios formaban comunidades en los desiertos, Juan y Jesús iniciaron su andadura en el desierto, como ritual de iniciación y meditación. Los esenios tenían un consejo de 12 ancianos que los dirigían, Jesús escogió a 12 apóstoles de confianza para dirigir a sus seguidores. Hasta los treinta años no podían actuar como jueces, maestros o ser jefes militares, el servicio, tanto de Juan, como el de Jesús lo iniciaron con treinta años.  Los cristianos citaron de las profecías de Enoc, los esenios guardaron el libro de Enoc entre sus escritos. También esperaban a una especie de Elias o enviado que vendría antes que la tierra fuese juzgada y que prepararía el camino al Mesias. Jesús identificó a Juan el bautista con ese Elias anunciado por el profeta Malaquías (Mateo17:11-13). Hablaron los esenios sobre un fin del mundo en el que el llamado hijo de Dios tendría un papel preponderante, Jesús también habló sobre un fin del mundo, los esenios tenían un libro titulado: “La guerra entre los hijos de la luz y los de las tinieblas” y los cristianos en el Apocalipsis profundizan en este Armagedón o guerra de Dios contra las naciones y dando poder a Jesus, (el hijo del hombre) y con 144.000 justos en los tiempos finales. Jesús habló de una parousía o segunda venida al final de los tiempos. 

Sin embargo, hasta allí acaban las coincidencias, pues a menudo Jesús criticó y repudió ciertas costumbres esenias, e incumplió rituales de estos, como tocar muertos, el rechazo a los lisiados, ciegos, sordos, inválidos, más bien se acercó a ellos y los curó o resucitó. El mesías esperado por los esenios era un hombre normal, tocado con el poder de Dios, pero que ejercería su labor como humano y liberaría al pueblo con guerra. Los cristianos entendieron que el mesías provenía del cielo, hecho hombre, pero de origen espiritual, divino, al provenir del padre. Los esenios se negaban asistir al templo de Jerusalén por considerarlo impuro y contaminado, mientras que Jesús estuvo y entró en varias ocasiones. Tampoco encontramos relación en los baños ceremoniales esenios que celebraban al menos tres días  a la semana, que nada tenían que ver con el bautismo, ni el que Juan impartió que era como demostración de arrepentimiento, ni con el de Jesús que fue para una especie de iniciación a su labor, o el que animó a hacer a sus seguidores que tenía el sentido de conversión y dedicación a Dios. El rechazo del cristianismo al uso de las armas y de la violencia, que enseñó Jesús, contrasta con la de los esenios postreros que si tomaron parte en las luchas y la defensa militar frente a los romanos, lo que propició su desaparición total. Es posible que algunas influencias posteriores del gnosticismo judío, tomaran prestadas cosas del esenismo y se filtraran en el cristianismo de finales del siglo I, pero no se puede decir que Jesús o Juan el bautista fueran miembros iniciados de ese grupo eremita, ni que los cristianos provinieran de una escisión esenia.

Algo que si pudo haber sucedido es lo que algunos investigadores señalan, que muy posiblemente un nutrido grupo de esenios se convirtiera al cristianismo cuando este se propagó, ya que el mensaje era similar y rompía con el judaísmo oficial que los esenios también rechazaban. Pero había algo que chocaba con sus costumbres bien arraigadas, el sábado y la circuncisión. En algunos aspectos como la aplicación del descanso sabático eran más fariseos que los propios fariseos, pues rechazaban hasta salvar la vida de una cabra que cayera en un hoyo en sábado, extremo al que no llegaban los fariseos. El cristianismo pronto se distanció de la aplicación estricta de la ley, el sábado se consideró más simbólico que práctico, la circuncisión quedó relegada como obligación al menos para los conversos gentiles. Claro que sabemos que desde mediados de siglo, las discusiones por estas causas fueron constantes y surgieron los judaizantes, los ebionitas, elkesaitas y otras ramas cristianas que negaron el origen divino de Jesús, prescribieron la circuncisión, el descanso sabático y otros rituales judíos a los conversos y contra estos, el apóstol Pablo lideró, con permiso de la sede de los apóstoles, desde el sínodo del año 49, una lucha argumental abierta contra estas tendencias juadizantes, que es muy posible que provinieran de las conversiones de fariseos y esenios.  




No hay comentarios:

Publicar un comentario