En esta ocasión vamos a tratar sobre un gran erudito y maestro del siglo III, Hipólito de Roma, curiosamente conocido como el primer antipapa, acusado de querer usurpar el obispado de Roma, aunque hoy tiene la consideración se santo. La estatua arriba supuestamente lo representa y se encuentra en la Biblioteca del Vaticano. Después ahondaremos en ese extraño tratamiento que la iglesia católica le ha dado a este controvertido personaje.
Las disputas dentro de los que todavía eran parte de la iglesia, dejan claro que el poder y el prestigio que aportaba ser obispo de Roma, sobre todo en las primeras décadas del siglo III esto conllevaba cada vez más poder. En ocasiones la historia posterior ha tildado de traidor al que no lo es, o de usurpador al que tenía el derecho. Lamentablemente eso a veces ha significado, como el caso de quien ahora nos abarca, que por culpa de ese tratamiento de opositor, se hayan perdido documentos importantisimos para conocer el cristianismo de esa época. Aunque es difícil explicar por qué ese oscurantismo y la gran dificultad que existe para poder acceder a documentos, libros, escritos de este prolífico escritor cristiano, que por desconocidas razones no se hacen públicos. La explicación fácil sería decir que como fue un antipapa era normal que sus escritos y estudios se convirtieron en anatema y fueran eliminados o quedaron en el olvido, pero no es realmente así, pues de alguna manera fue perdonado y aceptado posteriormente, hasta llegó a ser canonizado y considerado santo. Intentaremos rescatar lo poco que queda para descubrir que estamos ante un maestro y prolifico escritor incomprendido, por causa de la época que le tocó vivir.
Basta tomar el ejemplo de la disputa entre Hipólito y Calixto, por el manchado pasado de este último. En realidad el trasfondo de toda la disputa venía de atrás, causada por la actitud de Ceferino anterior obispo romano, quien defendió los preceptos modalistas, tan atacados por Hipólito y que además ahora se nombrara a otro de su misma linea le resultó intolerable. Máxime cuando lo que Hipólito quería era entrar en lo que se llamaba "La sede de los apóstoles", para de alguna manera tomar parte en decisiones clave que desarraigarían por completo las numerosas infiltraciones de ideologías, filosofías y extrañas doctrinas que estaban contaminando de forma total a la iglesia. Y sobre todo luchar contra la relajación en lo que a disciplina clerical y eclesíastica se refiere. Su lucha por tanto no era simplemente por poder, en aquellos tiempos las persecuciones y la presión del imperio romano, hacían que ciertos puestos directivos se consideraran de gran riesgo para la vida. Pero al igual que lo hicieran Tertuliano o Novaciano mas tarde, Hipólito quería proteger la iglesia de los traidores o lapsis, (los que bajo presión o persecución cedían y luego sin embargo eran aceptados como si nada). Y sobre todo luchó contra la aceptación de los que deliberadamente cometían faltas graves y no eran expulsados. Algunos lo pueden catalogar de intolerante, pero para aquella época era necesaria ya una limpieza moral y espiritual para poder mantener la poca pureza que quedaba o volver a los tiempos donde ser cristianos era sinónimo de firmeza ante las pruebas, limpieza moral, aguante inquebrantable y de tener las ideas claras con respecto a su objeto de adoración y su esperanza.
No siendo aceptado, su lucha se dirigió, no solo contra las tendencias heréticas sino también contra quienes las permitían, así fue duro contra Ceferino, Práxeas y Calixto. En sus escritos crítica con la misma dureza a Marción, Sabelio, Valentino, Praxéas como a Calixto y aparentemente se alinea con Tertuliano y los espirituales montanistas, aunque no queda plenamente demostrado si simpatizaba totalmente con estos, lo que si parece claro es que aceptaba la idea del milenarismo, tal como estos lo hacían y como también defendió quien fuera su maestro en el cristianismo, Ireneo de Lyon.
Aunque los menciona en "Philosophumena", quizás simplemente era citando de Ireneo. Es difícil entender que estuviese en contra del montanismo como linea de pesnamiento, aunque luego acatara la decisión que se tomó contra estos de expulsarles. Pero el hecho de que no criticara a su máximo exponente y contemporáneo suyo, Tertuliano, muestra que no iba en esa dirección sus ataques.. Según parece, la única critica que hace al movimiento montanista es sobre la posición de las mujeres, ya que no le parece del todo adecuado que algunas destaquen en cuanto que se les tome como profetisas, y sobresalgan excesivamente en la enseñanza. Es posible que no se entendiera bien el contexto en el que se usaba o atribuía el termino profetizar, o que estos abusaran de este supuesto don, si es que todavía estaba vigente y si era el mismo que los textos cristianos mencionan en el primer siglo. En cualquier caso parece ser que era el método para que cualquier miembro base, incluidas las mujeres de alguna manera participaban del cristianismo de forma mas activa, pero lógicamente los excesos en ese sentido, habían provocado recelos contra los montanistas, incluso de parte de miembros que en sentido doctrinal los apoyaban, como era el caso de Hipólito. También menciona de estos que eran dados a muchos escritos, por supuesto todos ellos perdidos hoy día. Pero ideológicamente al igual que en su momento hiciera Ireneo, fue moderado a la hora de tratarlos.
No obstante Hipólito, originario de Roma pero de ascendencia asiática, y uno de los últimos maestros cristianos en el uso del griego, fue un luchador y ferviente defensor de la doctrina, aunque quizás fuera de época o momento, pues ya se había infiltrado demasiada contaminación en el cristianismo de su tiempo. Como ya lo hiciera Tertuliano, Hipólito criticó severamente la indulgencia que se daba a casos de flagrante malicia o pecaminosidad. Pero el trato que recibió pese a haber mostrado cierta hostilidad a nada menos que a lo que podría considerarse los cabezas de la iglesia, puede ser prueba de su misma critica.
Curiosamente su caso es un tanto peculiar y paradójico, pues por menos, Tertuliano había sido apartado junto con los montanistas, y sin embargo Hipólito, después de ser rechazado para ser obispo de Roma, no se tomaron medidas contra él. Sin embargo, según algunas fuentes, en protesta por la actitud pasiva del obispado de Roma, él mismo se apartó y formó su propio grupo de seguidores en la ciudad, nombrando presbíteros y diáconos, convirtiendo en lo que se conoce como el primer antipapa, (titulo no apropiado, teniendo en cuenta que todavía para ese tiempo no se utilizaba el titulo papa para designar al obispo de Roma, aunque ser obispo de Roma, ya significaba un prestigio y ser tenido en cuenta en la llamada sede de los apóstoles), sin embargo, pese a esa actitud claramente herética y nada sumisa para con los que dirigían la iglesia, no hay constancia de su expulsión o de haber sido condenado por nadie por su actitud rebelde. Algo verdaderamente inaudito de ser cierto. Aunque también la tradición cuenta que mas adelante cuando bajo la persecución del emperador Maximino fue llevado, junto a otro obispo oficial de Roma, un tal Ponciano, a las minas de Cerdeña, allí al parecer recapacitó e hizo las paces, renunciando a su auto nombramiento. No deja de ser extraño y curioso que se mantenga este cisma durante mas de 10 años, sin que se tomaran medidas contra él.
Otra hipótesis, sería que en realidad Hipólito, sencillamente no aspirara a ningún obispado, y mas bien él, siendo presbítero en una de las congregaciones de Roma, (esto si está atestiguado por Orígenes, quien siendo joven afirma haberlo escuchado discursar en Roma, en ese puesto de presbítero o anciano), simplemente no estaba de acuerdo en como se hacían las cosas en la sede de los apóstoles y por ello renunció a su puesto incluso pensó que debía abandonar. Aunque siguió llamándose cristiano, incluso durante ese periodo escribiera varias de sus obras mas importantes, (entre ellas Philosophumena, o "Refutación de todas las herejías"), y lo hiciera después de la muerte de Calixto alrededor del año 222, eso explicaría que sus criticas a Ceferino y Calixto, posteriores a la muerte de ambos, no le acarrease ninguna condena de parte de estos. Posiblemente muchos de sus escritos, exégesis, comentarios bíblicos, etc., los elaborase durante ese periodo de aparente silencio o aislamiento.
También puede ser que se confunda a este Hipólito con otro de la ciudad de Porto, cercana a Roma, según afirman ciertos expertos y que algunos de los escritos atribuidos a Hipólito de Roma, no sean de este. También hay confusión sobre la identidad de un tal Josipo algunos historiadores cristianos posteriores confundieron o atribuyeron obras de Hipólito a este. Pero sobre esto último no hay pruebas. Al aparecer, en la historia eclesiástica de Eusebio lo menciona como obispo pero sin asignación clara de dónde, lo cual crea mas confusión y en otros comentarios aparece su nombre cercano a la ya mencionada Porto, pero también en otros lugares mas extremos como en la ciudad de Bostra en Arabia.
Sea como fuere, el caso de Hipólito es el de un gran escritor cristiano, por lo menos muy prolífico que sin embargo pasó casi desapercibido en su época o en épocas posteriores, hasta casi recientemente, cuando fueron descubiertas algunas de sus obras o por lo menos aceptada su atribución.
Ya para el año 200, Hipólito, había escrito "El Anticristo", en el que trataba de profundizar en el libro bíblico de Daniel, en el explica detalles sobre la segunda venida de Cristo, también es cuando por primera vez, aparece la relación de las 70 semanas de Daniel 9:25 con Jesús. En su libro "Cronica" basando sus argumentos en la explicación alegórica de los seis días de la creación como seis mil años, explicando que todavía para su tiempo estaban dentro de los seis mil años y el periodo del reino milenario de Cristo por lo tanto era para el futuro.
Aunque con ciertas dudas, podemos atribuir a Hipólito algunos escritos, que aparecían en una estatua descubierta en 1551 y aplicada a Hipólito. Sería desconcertante y realmente extraño que después de haber sido poco citado y hasta acusado de rebeldía, (en su posteridad, que no por sus contemporáneos), recordemos que según la tradición católica fue el primer antipapa, y aunque tras su final se afirma que se reconcilió, difícilmente en ese momento se le hiciese construir una estatua en su honor. Máxime cuando criticó severamente a por lo menos tres obispos romanos importantes.
Al parecer según algunas fuentes expertas, la estatua fue una obra posterior, de hecho se sabe que fue reconstrucción de otra estatua anterior, correspondiente a una imagen femenina, quizás alguna diosa que fuese destruida y posteriormente parte de ella se reconstruyese con otra imagen y fuera colocada en la base que si corresponde con la época y con Hipólito, tal vez en agradecimiento a su labor exegeta y de atención y cuidado de las escrituras bíblicas. En la base de la estatua, lo único que parece corresponder con él, es el reconocimiento a su obra, quizás efectuada por sus mas allegados, podemos encontrar una lista de títulos de obras atribuidas a Hipólito, aunque existen dudas sobre algunas de estas.
Con cierta precaución podemos atribuirle entre otras obras, la citada anteriormente "Syntagma", o Contra las herejías , "Philosophumena" o Refutación de todas las herejías", su obra El Anticristo", "Cronica" , "Computo pascual", que ayuda a determinar la fecha de la cena del señor, y otras obras y comentarios sobre David, Cantar de los cantares y otros sobre diferentes libros del AT, en el que a menudo trata de hacer paralelismo profético sobre la iglesia, como esposa de Cristo.
Menos dudas hay sobre un escrito atribuido a el conocido como "Tradición apostólica" en la que según se dice fue de las primeras constituciones eclesiásticas, en la que se basan otras posteriores. El problema de este y de otros escritos de Hipólito, es que solo se puede formar por fragmentos y citas de otros escritores posteriores, los cuales en algunos casos añadieron o modificaron, sobre todo este último pues se trata de una especie de normas y costumbres. Entre otras cosas habla sobre nombramientos de obispos y su forma de elegirlos por elección popular y no a dedo como se había hecho en el caso de Calixto. Es posible que, su inspiración, sea de origen oriental, pues además hay varias versiones de este documento halladas en Egipto, Etiopía y en general tuvo mayor aceptación en oriente.
También se atrevió Hipólito a escribir textos exégeticos, en la última parte de Philosophumena, entre otras cosas al tratar el problema del modalismo y la controversia trinitaria que se estaba iniciando, aporta también su pensar. Por ejemplo al explicar el proceso del Logos como en tres fases: antes de la Creación, en la Creación y en la Encarnación, en la que por fin el Logos es perfecto Hijo de Dios (Contra Noet. 10-11.15), apoya claramente la subordinación de Cristo con respecto a Dios, defendida por los primeros cristianos.
Curiosamente, la obra de Hipólito pasó casi al olvido en occidente, no así en oriente donde tuvo mas apoyo, en parte quizás por el hecho de haber escrito en griego, una lengua que poco a poco y sobre todo en occidente iba perdiendo valor en pro del latín.
Lo que si deja claro es que el alejamiento con el cristianismo original era cada vez mas evidente, y más aún con la presencia de personajes provenientes del mundo filosófico platónico como fue otro de los maestros mas influyentes y controvertidos de la iglesia oficial del siglo III.
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