La explosión de ideas tras el concilio
Vaticano II
Dentro
del catolicismo se ha vivido en la segunda mitad del siglo XX una especie de
división interna, sobre todo a raíz del concilio Vaticano II, celebrado en
1962, en algunos casos se trata de movimientos que sin salir del seno de la
iglesia se han enfocado en una manera de vivir separada de los demás, en otros
casos, se trataba de influencias relacionadas con elementos descontentos con el
sistema eclesiástico o con lo surgido en el propio concilio.
Aquel
concilio, quiso traer modernidad a una institución que aún miraba con nostalgia
aquellos tiempos de gloria y poder anterior, cuando los gobernantes debían
aceptar el beneplácito del papa para tomar ciertas decisiones y cuando ellos
dominaban lo que debía ser el camino a tomar en materia religiosa.
En
ese sentido, en el concilio se tocó el asunto de la libertad religiosa, con la
que la iglesia había luchado en contra durante siglos. Esta vez, en la
declaración “Dignitatis humanae” en el artículo 12 se dice
lo siguiente: La iglesia, por consiguiente fiel a la verdad evangélica,
sigue el camino de Cristo y de los apóstoles, cuando reconoce y promueve el principio
de la libertad religiosa como conforme a la dignidad humana y a la revelación
de Dios ... Aunque en vida del pueblo de Dios, se ha dado a veces un
comportamiento menos conforme con el espíritu evangélico, e incluso contrario a
él, no obstante, siempre se mantuvo la doctrina de la iglesia de que nadie debe
ser forzado a abrazar la fe. (Documentos del Vaticano II, De la tolerancia,
12).
Vista
la historia sangrienta de tormentosas persecuciones animadas, fomentadas y
realizadas por la Iglesia en los pasados diecisiete siglos, suena a cinismo el
que reconozcan que solo “a veces” se diera un comportamiento contrario al espíritu
evangélico de tolerancia y de no forzar al individuo, durante más de
trescientos años habían atormentado a la
gente con la temible inquisición. Y curiosamente en esa época todavía había
persecución religiosa instigada por la iglesia católica en numerosos países de Latinoamérica,
África y Europa. Por poner un sonado caso, estaba el de España, en ese país el
no ser bautizado católico constituía casi un delito, a menudo los sacerdotes
servían de espías al servicio de la dictadura para que se atacaran a Testigos
de Jehová, diversas iglesias protestantes y otras minorías que intentaban
realizar su obra religiosa allí. Y eso sucedió antes, durante y después del
famoso concilio.
A
ese respecto, la Iglesia española, una de las más fuertes y arraigada, fue también
de las más duras y fanáticas en la persecución de las minorías, notemos la
reseña que apareció durante varios días en un periódico de tirada nacional, el
Diario la Vanguardia en los números del 19 al 24 de Marzo de 1954, donde se
decía: Toleramos prudentemente la cizaña . . . pero
no podemos tolerar la siembra de la cizaña.” Para después proponer la
siguiente recomendación a los católicos: “Haced uso de la ley. Es el último
recurso a que hemos de echar mano, pero al que no debemos ni podemos
renunciar, llegado el caso, para impedir que siembren errores y herejías entre
los católicos . . . Bastará, a veces, la simple amenaza de este
recurso para que desistan de su empeño.
Diez
años después, nada había cambiado, ateniéndose a los hechos, pues el gobierno pro
católico de Franco, sacó más leyes y ordenes contra, en este caso, los Testigos
de Jehová y su predicación, lógicamente a instancias de la Iglesia, así un
edicto aparecido en el año 1964, que decía: En su consecuencia, encarezco
a V.E., de orden de S.E. el Sr. Ministro de la Gobernación, denuncie
ante los Juzgados de Vagos y Maleantes a cuantos miembros de la secta referida
sean sorprendidos desarrollando dichas actividades, a fin de que los Juzgados
puedan en su caso hallar motivos para instruir expediente. Ello sin perjuicio
de la persecución y castigo de los delitos que se cometieren con ocasión de las
actuaciones proselitistas y de las medidas de seguridad que puedan acordar los
propios Tribunales de lo Criminal en las sentencias condenatorias.”
Tal
fue el atropello y la presión que se aplicó a las minorías religiosas en ese
país, que hasta surgieron voces discordantes que observaron algo que iba más
allá de la tolerancia religiosa que se supone, el concilio Vaticano II, iba a
instaurar, así por ejemplo el escritor católico Jesús González Malvar, escribió
un documento en el que denuncia esa beligerancia e intolerancia católica, y
bajo el encabezamiento “Un ejemplo para los católicos” dice: “Tal es el de
los valerosos Testigos de Jehová, aunque resulta humillante para nosotros el
reconocerlo. Nos han pisado en esto ciertamente el ideal evangélico.
No les arredra a estos valientes la pérdida de la libertad —aunque se
prolongue la cárcel a lo largo de los meses y de los años— ni el
farisaico desprecio de una sociedad tan alejada todavía del espíritu de las
bienaventuranzas. . . . Vergüenza grande, para este nuestro tan
asendereado catolicismo, el que los tan ridiculizados y perseguidos Testigos de
Jehová se nos hayan adelantado en la manifestación de este carisma cristiano, y
que, solo pisando sobre sus huellas ensangrentadas, se hayan atrevido a
emprender la marcha los más decididos de los nuestros. No podemos negar, a
fuer de honrados y sinceros, que entendieron en esto, mejor que nosotros, el
espíritu del Maestro, el cual, ni para defenderse a sí mismo admitió el
uso de las armas.”
Cabe
decir, que no fue hasta el año 1970, cuando el régimen de Franco, ya
debilitado, cedió y otorgó cierta libertad religiosa, pero en otros países,
sobre todo en América latina, en la sucesión de dictaduras militares, como en
Argentina, donde desde los tiempos de Perón, (Años 50), hasta bien entrada la
década de los setenta, se persiguió duramente a las minorías religiosas. Un boletín católico reconoció esto al decir: “La
historia del fracaso de la iglesia católica en Argentina es una de silencio y
complicidad con un despiadado régimen militar, uno de los peores de la historia
reciente. [...] Los prelados de la Iglesia estaban en posición de denunciar y
de hacer algo, quizás hasta de desnudar al régimen de su justificación
religiosa. Sin embargo, prácticamente ninguno de ellos dijo nada. Algunos
clérigos, incluso vestidos de uniforme militar, respaldaron la tortura y las
matanzas” (Reportero Nacional
Católico, 12 de abril de 1985).
En
Paraguay, a raíz de ciertos decretos con respecto al saludo a la bandera, los
himnos patrióticos y la neutralidad, también surgió persecución contra minorías
que por su ideología religiosa, intentaban mantenerse neutrales en esos
asuntos. La iglesia católica aprovechó para colocarse delante de los
denunciantes y fue promotora de mantener la intolerancia contra estos grupos
religiosos, así muchos niños fueron expulsados de las escuelas, trabajadores
perdieron sus empleos, se disolvieron reuniones religiosas y se encarceló a
muchos. Uno de los principales dirigentes del país que luchó contra estas
minorías fue el director de Culto del Ministerio de Educación, Manfredo Ramírez
Russo, a quien después le fue impuesta la condecoración ‘San Gregorio Magno’,
por el nuncio apostólico de Su Santidad, monseñor José Mees, en reconocimiento
a servicios prestados a la Iglesia Católica”. Eso ocurría ya en los años
ochenta, veinte años después del concilio que anunció la tolerancia religiosa.
Se
podría seguir mencionando otros muchos países, en América, África, incluso en
las islas del pacifico, donde siempre los líderes eclesiásticos estaban detrás
de las persecuciones y oposiciones gubernamentales, cuando no detrás de chusmas
alborotadoras. Era normal por otro lado, pues estaban viendo peligrar su feudo,
no podían mantenerse calmados cuando veían que testigos, evangelistas y
pentecostales se iban llevando gran cantidad de sus feligreses. Por supuesto, eso sucedía principalmente en países bajo
dictaduras en las que los dictadores eran apoyados por la iglesia. Las cosas
fueron cambiando a medida que muchas de esas dictaduras desaparecieron y
surgieron democracias en las que la libertad religiosa y la tolerancia, se
implantaron y el poder de la Iglesia fue decayendo a mínimos históricos. Así, fue
por imposición política por lo que la Iglesia se vio obligada a cumplir con las
decisiones de su concilio Vaticano II con respecto a la tolerancia religiosa,
que en realidad esa llamada a la tolerancia fue un intento de llamar la
atención a los regímenes comunistas que perseguían a las iglesias en general.
La postura de la Iglesia católica era de plantarse como defensora de los
derechos de libertad de culto del hombre, frente al comunismo que la atacaba,
pero lo hipócrita del planteamiento es que la al mismo tiempo la iglesia seguía
convirtiéndose en atacante de otros grupos religiosos, en los países en los que
podía ostentar el poder. Pasado el tiempo, cuando en muchos de esos países,
sobre todo europeos y americanos las constituciones iban imponiendo estados
laicos o aconfesionales, la iglesia recurrió a entidades tipo grupos anti
secta, que procuraban desprestigiar a todo movimiento religioso minoritario que
perjudique sus intereses por robarle a sus feligreses.
Otro
asunto tratado en ese concilio tenía que ver con el ecumenismo, es decir, el intento
de unificar a todos los cristianismos, los del lado católico, anglicano y
ortodoxo, por un lado y los del lado protestante por otro. Así, se dieron los
primeros pasos en pro de una unidad, que por supuesto el tiempo ha demostrado
que va a ser difícil que llegue, por lo menos con el protestantismo, no así con
el anglicanismo y con las iglesias orientales ortodoxas. Un detalle a destacar
en las decisiones y propuestas se muestra al inicio del decreto sobre
Ecumenismo, donde se dice lo siguiente: Promover la restauración de la
unidad entre todos los cristianos es uno de los principales propósitos del Concilio
Ecuménico Vaticano II. Porque una sola es la iglesia fundada por Cristo Señor;
muchas son, sin embargo, las comuniones cristianas que así mismo se presentan
ante los hombres como la verdadera herencia de Jesucristo; todos se
confiesan discípulos del señor, pero sienten de modo distinto y siguen caminos
diferentes, como si Cristo mismo estuviera dividido. Esta división contradice
abiertamente a la voluntad de Cristo, es un escándalo para el mundo y daña a la
causa santísima de la predicación del Evangelio a todos los hombres.
(Documentos del Vaticano II, Decreto sobre ecumenismo, I parr1).
No
le falta razón a estas últimas palabras, pues la multiplicidad de iglesias y
movimientos religiosos surgidos dentro del cristianismo, han traído confusión, desunión
y mal testimonio al mundo. Sin embargo por las palabras proféticas de su
originador, sabemos la fuente de esa división y confusión, y ahora toca saber quiénes
son los instrumentos que la harán volver a los orígenes. La unión que buscaba
la Iglesia con esto, si bien parece loable, va a descartar a un buen número de
cristianos, pues a continuación destaca los puntos en común que deben guardar
las iglesias a las que se pretende unificar: Muchos hombres en todas partes
han sido movidos por esta gracia, y también entre nuestros hermanos separados
ha surgido un movimiento cada día más amplio, por la gracia del Espíritu Santo,
para restablecer la unidad de todos los cristianos. Participan en este
movimiento de la unidad, llamado ecuménico, los que invocan al Dios Trino y
confiesan a Jesús Señor y Salvador; y no sólo cada uno individualmente, sino
consagrados en asambleas, en las que oyeron el Evangelio y a las que cada uno
llama Iglesia suya y de Dios. (Documentos del Vaticano II, Decreto
sobre ecumenismo, I parr 2b).
En
la misma línea y ahondando más sobre el asunto que deben tener en común las
iglesias a unificar, de nuevo hace mención, si cabe de forma más clara al mismo
asunto párrafos después: Nuestra atención se dirige, ante todo, a los
cristianos que confiesan públicamente a Jesucristo como Dios y Señor y
Mediador, único entre Dios y los hombres, para la gloria del único Dios, Padre,
hijo y Espíritu Santo. (Documentos del Vaticano II, Decreto sobre
ecumenismo, Cap. III, punto II, parr 20) Está claro, que dejan fuera a
todos los movimientos no trinitarios, unitarios, cristadelfienses y testigos de
Jehová. De producirse algún día esta hipotética unión de fes, quedarían reducidas
las opciones en la elección de un cristianismo genuino, limitándose a esa masa
de cristiandad unificada, frente a unas pocas alternativas que valdría la pena
valorar.
Fraternidad
Sacerdotal San Pío X, el Sedevacantismo y la iglesia palmariana, frente a la
modernización eclesiástica
Otro
asunto tratado en el famoso concilio tuvo que ver con la modernización de métodos
y formalismos en las misas, dándose fin a la llamada “misa Tridentina”, que fue
establecido en un concilio anterior el de Trento en 1570, aquel que se
estableció para defender a la Iglesia de la amenaza protestante, ese tipo de
misa también conocida como misa latina, tenía la peculiaridad de ser dada en latín
y gran parte de la ceremonia de espaldas al público, con el sacerdote mirando
hacia la imagen del Cristo. Aquello se había convertido en un ritual frio y
lejano, inteligible para los asistentes, que tan solo iban a orar.
Así,
una de las cosas que se quiso cambiar tenía que ver con el idioma, pues el latín,
lógicamente era un idioma incomprensible para la gran mayoría, vieron necesario
utilizar las lenguas vernáculas para mayor acercamiento al pueblo y que los
laicos entendieran mejor las enseñanzas. Esta era la respuesta a la notoria
falta de conocimiento religioso de los feligreses católicos, que a menudo
abandonaban la iglesia por falta de conocimiento y con pocas posibilidades para
defender sus ideas frente a otros movimientos más activos que arrastraban de
cada vez mas católicos desengañados hacia sus centros de reunión.
No
obstante cabe destacar que este punto de progreso por parte de una iglesia
atascada en el tiempo, fue el que más polémicas suscitó y más división terminó
causando, pues a raíz de ese mínimo giro, con respecto a la eliminación de la
misa tridentina hubo voces aferradas a la tradición que no quisieron aceptar
estos nuevos preceptos, al relegar a un segundo plano el lenguaje que ellos
consideraban sagrado, “el latín”.
Entre
los más destacados defensores de la tradición se encontraba el obispo francés
Marcel Lefebvre, quien en desobediencia, continuó con la tradicional misa en
latín e influyó en numerosos seminaristas que siguieron su camino. Pronto lo
que era un pequeño acto de desobediencia, se convirtió en un movimiento o
tendencia religiosa separada de la Iglesia católica.
Marcel
Lefebvre, nació en Tourcoing, Francia el 29 de noviembre de 1905, siendo el
tercer hijo de una familia de ocho. Su padre fue un industrial del sector
textil, pero era un católico convencido y que animó a varios de sus hijos a
escoger carreras religiosas, por ello cinco de sus hijos pertenecieron a la
orden de los “padres espirítanos” y sus hijas también pertenecieron a otras órdenes
religiosas católicas. Marcel con el tiempo cursó estudios en la universidad
Gregoriana de Roma, donde fue ordenado sacerdote en 1929. En 1932 fue enviado a
África donde hizo una gran labor en la defensa de su iglesia en Senegal, Gabón
y otros países de África subsahariana.
Al
tiempo de la segunda guerra mundial, volvió a Europa y se le dio la dignidad de
arzobispo, aunque con algunas reticencias por parte de la conferencia de
obispos de Francia, con la que no parecía congeniar. Con el tiempo llegó a pertenecer
a la orden de los padres espirítanos, y en calidad de Superior General de esa
orden llegó fue llamado por el papa Juan XXIII, para formar parte de la
comisión preparatoria del Concilio Vaticano II.
Pero
fue en ese concilio donde su actitud inmovilista y tradicionalista le llevó a
encontrarse de frente con muchos obispos sobre todo de Europa central, quienes
defendían una revolución y abogaban por
un acercamiento de la iglesia a la sociedad y a la situación actual de esta.
Lefebvre intentando buscar apoyos a sus tesis, formó una especie de coalición a
la que llamó: Cœtus Internationalis Patrum, que en español sería algo
así como “Grupo Internacional de Padres”.
A él se unieron unos 250 obispos de todo el mundo, algunos muy
importantes, como el español, Casimiro Morcillo, quien desde la conferencia
episcopal de España, puso todo su empeño en que el régimen franquista no
aprobara leyes relacionadas con la libertad de cultos, pero que tuvo que
aceptar una nueva ley de tolerancia religiosa en 1968, amparada precisamente en
el concilio Vaticano II, porque las leyes españolas estipulaban que seguían las
directrices del derecho canónico, así, muy a su pesar en los últimos años de
Franco, se aprobaron medidas para dar cierta libertad a movimientos como Testigos
de Jehová, adventistas, iglesias evangélicas y otros movimientos que pronto
fueron abriéndose paso.
Quizás
esa fue la razón por la que la aplicación de las resoluciones del concilio
tardó en ser puesta en práctica, había muchos que se oponían por el resultado
negativo que esto provocaría en el mundo católico. Es por eso que del grupo liderado por
Lefebvre, todos ellos se levantaron en oposición directa a la libertad
religiosa promulgada por el concilio. En la opinión de Lefebvre, con esa
postura libertaria, la Iglesia católica abandona su vocación misionera
bimilenaria y desalienta en sus miembros la labor proselitista, por lo que se
recomienda a los potenciales conversos a permanecer en su fe. Por eso los partidarios
de Lefebvre continuaron defendiendo la confesionalidad del estado, es decir que
los estados promulguen leyes que favorezcan la instauración de la iglesia como
religión estatal y única, tal como era la triste realidad de muchos países
dictatoriales, según hemos considerado antes. Aparte de eso, se opusieron al
uso de la lengua vernácula, incluso a la traducción que se hizo del “padre
nuestro”, o algunos de sus términos, (como el de debitus”); también por la
misma razón se opuso a las misas en lenguas vulgares porque consideraba que
ciertos términos utilizados en la misa y en la oración eran imposibles de
traducir correctamente a las lenguas actuales. Uno de estos era la expresión
“Pro Multis”, que se dice cuando se hace referencia al sacrificio propiciatorio
de Cristo, que se hizo “Pro multis”. La expresión es traducida por lo general
como ““por la multitud”, ahora se quiere utilizar la traducción “por muchos”,
mostrando cierta limitación. El error no
viene por no entender el latín, sino por olvidar que las escrituras cristianas,
o Nuevo Testamento, originalmente el termino aparece en griego y no en latín, y
es un semitismo que da la idea de por todos y no por una cantidad limitada, fue
en el tiempo de Agustín y Dámaso, cuando Jerónimo influenciado por las ideas
exclusivistas de dicho papa utilizó esa expresión que no es suficientemente
clarificadora. Curiosamente fue en el 2010, cuando el dimitido papa Benedicto
XVI, se encargó de esa corrección, quizás intentando un acercamiento hacia el movimiento
de Lefebvre, pero errando gravemente la verdadera idea de la expresión. En
cualquier caso, Lefebvre también criticó el que según él, se rebajara al
lenguaje del pueblo vulgar las santas palabras.
Una
vez concluido el concilio y viendo sus posturas derrotadas, Lefebvre volvió a
Francia, tras cuatro años, manteniendo silencio, en 1968 renuncia a su cargo de
Superior General de su congregación. No obstante durante esos últimos años
sigue defendiendo sus postulados y a iniciativa de un grupo de seminaristas
también descontentos con la orientación que habían tomado los seminarios a los
que concurrían, fundó en 1971 en Friburgo, un cantón de Suiza, la Fraternidad
Sacerdotal San Pío X. En principio lo hace con el permiso de la Iglesia,
recibiendo la autorización del obispo local, Monseñor François Charrière. La casa
de formación funcionó durante los primeros años en la Rue de la Vignettazen
Friburgo, pero fue posteriormente trasladada a Écône, en el cantón del Vales,
desde entonces es allí donde la congregación tiene su principal instituto de
formación sacerdotal.
La
actitud crítica de Lefebvre continúa, hasta que fue excomulgado pública y
formalmente por el papa Juan Pablo II, el cual en su carta Apostólica
"Ecclesia Dei", escrita el 2 de julio de 1988, donde además de a
Lefebvre, se excomulga a otros cuatro clérigos de distinto rango, relacionados
con las ideas del obispo francés, entre ellos, Bernard Fellay, Bernard Tissier
de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta. Pronto su movimiento
cobre mayor fuerza y se internacionalice.
Ni
siquiera la muerte de Lefebvre en 1991, parece que debilitara el movimiento por
ellos iniciado. Solo el tiempo y las simpatías del siguiente papa, les hizo
ceder y buscar la reconciliación con la Iglesia. Por ello, las excomuniones a
los cuatro obispos ordenados por Lefebvre siguieron en pie hasta el 24 de enero
de 2009, cuando el papa Benedicto XVI levantó la excomunión a los cuatro
obispos. Benedicto XVI, según un comunicado del Vaticano, decidió levantar la
excomunión a los obispos tradicionalistas "tras un proceso de diálogo"
y después de que el obispo Bernard Fellay, en su calidad de Superior General de
la congregación, enviase una carta al Vaticano, en nombre propio y de los otros
tres prelados, en la que le expresaba el deseo de permanecer fieles a la
Iglesia romana y al Papa.
Pero
no fue ese el único movimiento que inicio un cisma, también se habla del movimiento
“Sedevecantismo”. Si bien a estos se les considera una corriente de los
católicos tradicionalistas, son en realidad un movimiento surgido de la ruptura
de grupos tradicionalistas con la Iglesia Católica. Los sedevacantistas
rechazan el magisterio de los papas que gobernaron la Iglesia tras la muerte de
Pio XII en 1958. Según ellos, después de la muerte del Papa Pacelli, la Iglesia
ha estado en un periodo de "sede vacante", por lo que no ha habido
sucesor después de éstos, de allí el nombre sedevacantistas. La razón por la
que no reconocen el papado de Juan XXIII, es por ser él quien convocara el
Concilio Vaticano II, aunque este no conociera las decisiones finales del
Concilio al morir antes de concluir. Al
siguiente papa Pablo VI, le acusan de establecer una política que generaría una
iglesia paralela, la llamada Iglesia conciliar. A todos los demás papas
siguientes, por considerarlos artífices y arquitectos de una nueva iglesia, al
no rechazar los preceptos aprobados en el concilio. Uno de los más conocidos representantes de
los sedevacantistas es Anthony Cekada, un sacerdote constituido en líder del movimiento.
Hoy día continúan su labor, sobre todo en el uso de las nuevas tecnologías,
siendo “El Monasterio de la Sagrada Familia” una de las organizaciones
sedevacantistas más populares en el internet. En un escrito realizado en
Diciembre de 2012 Miguel Dimond O.S.B., superior del Monasterio, afirmó: “en
los últimos cinco años hemos llegado a decenas de millones de personas. Hemos
distribuido más de un millón de copias de nuestros programas de DVD y libros” y
que el canal YouTube en inglés del Monasterio “tiene más reproducciones totales
de video que cualquier otro canal que pretende ser católico en el mundo.
Otro movimiento del que vamos a
hablar dentro de esta línea es una polémica orden originada en España, pero
con gran notoriedad. Se trata de la Orden de los Carmelitas de la Santa
Faz, más conocidos como La Iglesia del Palmar de Troya. Si bien este movimiento,
no surgió como rebeldía a los preceptos del concilio, pronto se vio alineado en
algunos de los puntos que los tradicionalistas defienden.
La
iglesia palmariana fue establecida en 1975, por Clemente Domínguez, quien no
siendo sacerdote, ni habiendo estudiado en ningún seminario llegó a liderar una
iglesia cismática opuesta también a las propuestas del Concilio Vaticano II,
aunque por razones distintas a los anteriormente mencionados.
Todo comenzó cuando el 30 de
Marzo de 1968 en la aldea de Utrera, Sevilla, llamada El Palmar de Troya,
cuatro niñas afirmaron ver la figura de la virgen María en un árbol. A partir
de entonces, numerosos vecinos se aceraron a orar ante el árbol. Entre ellos se
encontraba un vendedor de seguros, llamado clemente Domínguez Gómez, quien
junto a un amigo suyo y abogado personal, Alonso Corral, aseguraron haber
recibido visiones de la virgen aparecida allí, quien les mandó a que construyeran
allí una basílica en su honor. A partir de entonces piden apoyo del pueblo y de
otras personas influyentes que se acercaban al lugar, a fin de construir la
basílica, ese fue el germen de la llamada Iglesia Cristiana Palmariana. Pero
antes de la constitución oficial de la iglesia, clemente funda una orden que
solicitó ser aceptada por la iglesia, con el nombre de Orden de los carmelitas
de la Santa Faz. Las autoridades eclesiásticas le niegan el permiso para formar
dicha orden y tampoco aprueban la construcción de la Basílica, tras lo cual
Clemente y sus más allegados deciden formar su propia iglesia, basada por supuesto
en los preceptos católicos, pero aferrándose a las tradiciones más antiguas.
Rechazan al papa Pablo VI, por considerar que este fue secuestrado por quienes
manejan las riendas de la iglesia y no actuó en sus legitimas facultades,
rechazan por lo tanto el concilio Vaticano II, por ser parte de la trama
conspirativa. Sin embargo a diferencia de los sedevacantistas, estos no esperan
a un papa aceptable en el futuro, sino más bien el propio Clemente se
autoproclamó como Papa Gregorio XVII, legitimo sucesor de Pablo VI, esto
ocurrió en 1975, al mismo tiempo se toma la libertad de beatificar o santificar
a personajes que él consideraba santos, entre estos cabe destacar nombres de la
talla de Francisco Franco, José Antonio Primo de Rivera, Colon y don Pelayo, en
una de las mas vergonzosas parodias de santificación. Domínguez es ordenado
obispo, el 11 de enero de 1976 por el arzobispo vietnamita Ngo Dinh Thuc Pierre
Martin.
Sin
embargo para legalizar su organización religiosa, tuvo que suprimir el término
papa en sus estatutos y en el registro como entidad religiosa el consta como
jefe de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz. Fue en 1988, cuando el
tribunal supremo aceptó el registro del nombre oficial, Iglesia Cristiana
Palmeriana.
Aquí
hablamos de un grupo, muy reducido, pero que pronto tuvo ramificaciones en
otros países, pues fueron numerosas las visitas que el minúsculo pueblo empezaba
a albergar. Al parecer para ver como aquel papa ciego, desde el año 1976 tras
un accidente automovilistico, recibía visiones y estigmas, escenas en las
que según los miembros asistentes, sus
manos sangraban. En sus ritos, no celebran misas tal como se entiende entre los
católicos, sino lo que ellos llaman “turnos de misas”, que consiste en once
misas de una duración de tres minutos cada una. Entre 1978 a 1983 fue el tiempo
de mayor expansión del movimiento, si bien algunos d ellos iniciadores pronto
abandonarían, por las arbitrarias y poco ortodoxas decisiones de Gregorio XVII.
Sin embargo para los años ochenta, la iglesia pala mariana estimaba tener 60
sacerdotes, 70 monjas y más de 2000 seguidores, teniendo sedes o pequeñas
capillas en Gran Bretaña, EEUU, Canadá, Venezuela, Colombia, Argentina, y otros
países de América Latina.
En
1978 Domínguez fue excomulgado de la Iglesia católica, pero a la vez el
continúa con sus peculiares santificaciones a personajes de extrema derecha o
del franquismo español, mientras excomulga a Juan Pablo II y a Juan Carlos I,
rey de España. A partir de ese momento consideran a la iglesia católica, a
partir de la conciliar del Vaticano II,
como la “Babilonia la grande” mencionada en el Apocalipsis. Arremeten contra
todos los papas posteriores al 1958 y en el mismo también incluyen a todas las
iglesias de signo protestante. Aplican una férrea disciplina, procurando llevar
una vida lo mas separados del resto de la ciudadanía, manteniendo tan solo
tratos comerciales imprescindibles. Para visitar la basílica, es necesaria
llevar una vestimenta especial, las mujeres con matilla y velo y los hombres
con pantalones oscuros y camisas de manga larga y abrochadas completamente.
Durante
la década de los 90, fue acusado de abusos sexuales a algunos de los sacerdotes
y monjas de su Orden. Curiosamente en 1997, Domínguez admitió tales abusos y
pidió perdón por ellos. Domínguez murió en Marzo del 2005, siendo su sucesor
Manuel Alonso Corral, quien se autoproclamó como Pedro II, pese a las acusaciones
vertidas sobre la iglesia palmariana, de ser una secta peligrosa, que intenta
sacar beneficios económicos de sus miembros, este prosigue con la obra y prácticamente
se concluye la impresionante basílica construida en el pequeño pueblo del Palmar
de Troya en Sevilla.
Posteriormente
Manuel A. Corral muere a los 75 años y deja su lugar a Sergio María, ex militar
español, quien adoptó el nombre de Gregorio XVIII. Pero empiezan los años de
declive, tanto por miembros, como económicamente, aunque esta crisis ya se hizo
notable desde 1993. Surgen escisiones que si bien son localizas en pequeños
puntos, crean confusión y desaliento en las filas palmarianas. Por otro lado se
observa cierta deriva apocalíptica milenarista en sus enseñanzas. Su futuro es
incierto, pero desde luego muy alejado ya de las directrices de la Iglesia
católica de donde surgió.
La Teología de la
Liberación
A la izquierda Camilo Torres Restrepo, sacerdote colombiano, promotor de la Teología de la Liberación antes de convertirse en guerrillero del FLN, a la derecha.
Por
último en este capítulo, vamos a considerar a otro remanente surgido en la
época y al amparo del Concilio Vaticano II, esta tendencia es diametralmente
opuesta a las anteriormente mencionadas, pues el signo y la dirección de esta
tendencia no defienden la tradición o la inmovilidad, sino que defienden una
iglesia populista que apoye a los pobres del mundo. Se trata de la Teología de
la liberación, una línea de pensamiento nacida en los países en desarrollo,
donde los pobres son mayoría. Se quejan de que si bien la iglesia se volcaba
con la pobreza procurando ayudas y limosnas, debía volcarse aún más en hacer
que estos salgan de esta y hacer un mundo más justo. Según sus enunciadnos: La
teología de la liberación intenta responder a la cuestión de cómo ser cristiano
en un continente oprimido, y a preguntas como: "¿Cómo conseguir que la fe
no sea alienante sino liberadora?. Esto venía a decir que las enseñanzas de
la iglesia venían a hacer que el pobre comprendiera que era normal serlo y que
la iglesia les daría de comer si era necesario, la iglesia protectora y
cuidadora, pero no una iglesia que les sacara de esa situación, no una iglesia
que les librara de esas ataduras, de esa opresión que sufría la clase obrera y
pobre del mudo.
En
el concilio se trató el asunto de la Iglesia y el mundo actual, bajo este capítulo
se trataba muy superficialmente el asunto de las injusticias sociales, en el capítulo
III sobre la vida económica y social, tan solo hay un punto en el que se limita
a observar lo que ocurre: Cuando una vida económica ordenada podría permitir
hoy la reducción de las desigualdades sociales, presenciamos, por el contrario,
a veces, un aumento de estas. Mientras algunos hombres y algunos pueblos viven
en la opulencia, otros permanecen en situación indigna de persona humana. ...
Es necesario, por ello una reforma de las estructuras y un cambio de las
mentalidad y de los hábitos de vida. (Concilio Vaticano II, Constitución pastoral
sobre la iglesia en el mundo actual, Cap. III , articulo 63)
Bonitas
palabras, pero que no aportan ideas sobre qué hacer para ayudar a que esos
millones de personas pobres, gran parte de estas católicas bautizadas en muchos
países pobres, salgan de esa marginalidad. En el punto 66 se anima a que deben
desaparecer la enormes desigualdades económico-sociales. Pero bien leído, todos
esos son consejos que a menudo se escuchan en conferencias sobre el hambre en
la ONU y en las instituciones oficiales, palabras vacías que se las llega el
viento.
Debido
a que no se animaba a una lucha de la iglesia para eliminar esas barreras
sociales, salvo la cooperación de unos cuantos voluntarios en caritas y otras
agencias, que según los detractores solo sirven para mantener ese estado de
injusticia. Por eso la teología de la liberación, venía a enseñar que había que
hacer una revolución y que la iglesia tenía los suficientes instrumentos y
elementos para poder liderarla.
Fue
Camilo Torres Restrepo, un sacerdote colombiano quien fundó la primera facultad
de sociología en la universidad de Colombia. La idea de esa cátedra era para
alentar a otros en la lucha por invertir
el orden social y hacer que los pobres dejen de ser pisoteados por las
instituciones. Es curioso que Torres Restrepo proviniera de una familia
acomodada de Colombia, nacido en 1929 en Bogotá, estudió en la universidad
Nacional de Colombia, donde recibió la influencia de dos
sacerdotes dominicos, quienes lo convencieron para que tomara la vida religiosa
como su profesión. Así lo hizo, ingresó en 1947 en el seminario conciliar de
Bogotá y desde allí empezó a interesarse en la realidad social a la que hacía mención
el concilio Vaticano II.
Tras
una breve estancia en Europa, vuelve a Colombia y empieza a dedicar su vida a
la defensa de los derechos sociales de los pobres. Así e 1960 funda la antes
mencionada Facultad de sociología en la universidad Nacional y en 1963 preside
el primer congreso Nacional de sociología que se celebra en Bogotá, allí
presenta un estudio sobre la Violencia y los cambios sociales, en el que parece
mostrar cierto acercamiento a la lucha de las guerrillas por los pobres. Poco
tiempo después, surge la guerrilla ejercito de Liberación Nacional, a los que
se une y empieza su lucha guerrillera frente al estado, el defiende que en
algunos casos es la única manera de defender los derechos de los pobres a una
vida digna y justa como Dios promete.
El
error fue pensar que Dios anime a cualquier lucha violenta por la justicia
social, el caso es que aquello le costó la vida en el primer enfrentamiento que
tuvo como parte de la guerrilla. Pero marcó un ejemplo que otros sacerdotes
tomaron, tal fue el caso del español Gaspar García, quien se unió a la
guerrilla en Nicaragua contra el dictador Somoza. Con el tiempo otros como el teólogo
Ignacio Ellacuría, también se unió a la idea, aunque nunca tomó las armas, pero
murió a manos de un pelotón de la fuerza armada de el Salvador, por defender la
causa de los pobres y dar sermones a favor de sus derechos, justificando la
lucha armada de las guerrillas. Antes también se había dado muerte al arzobispo salvadoreño
también de la misma línea de pensamiento, Oscar Romero.
El
efecto de esta ideología caló sobre todo en el mundo de los jesuitas, de donde
surgieron numerosos adeptos. Así por ejemplo otro miembro perteneciente a esta
teología, el jesuita Luis Eduardo Pellecer, quién años después abandonó la
causa, definió así lo que era la síntesis doctrinal de la Teología de la
liberación: “La teología de la liberación consiste en la presentación a un
pueblo pobre de un nuevo Jesús, un Jesús totalmente distinto al que todos
nosotros conocimos. Se trata de un Jesús rebelde, revolucionario, opositor al
sistema capitalista... Un Dios parcial, el Dios de los pobres, que únicamente
aseguraba la salvación para el pobre y marginaba al rico y al hombre que se
encontraba al frente del gobierno. Había aquí la primera semilla de distorsión,
había una fe predicada equivocadamente. Desde el comienzo de este nuevo
Evangelio aparecía el desvío. La gente se preguntaba por los otros (por los
ricos), y la nueva iglesia respondía que los económicamente poderosos habían
permanecido explotando al pueblo por varios siglos y que era necesario que el
pobre tomara el poder".... Dios mandó a Jesús para formar en la tierra un
nuevo reino, pero un reino de los pobres. Este reino es el que predicamos los
jesuitas, es un reino equivalente al socialismo. Obviamente, para llegar a ese
reino necesitamos el poder. ¿Cómo se llega al Poder? Es necesario indicar que
ese Jesús de los pobres es totalmente ajeno al Jesús tradicional, al que
predica la Iglesia desde hace 20 siglos. Es un sistema socialista. Se llega al
poder a través del odio contra el rico. Esta es la primera arma que yo aprendí
a manejar"
El
problema creado por esta ideología casi marxista que llegaba a entender el cristianismo de una manera revolucionaria y política
es que llevó a muchos a extremos de justificar atentados y muertes para la
causa del Reino de los pobres y de la revolución social. Así se dice hasta ETA
surgió de un grupo de seminaristas católicos, si bien nada tenía que ver con la
Teología de la liberación, pero si con la supuesta defensa de los derechos y
libertades del pueblo, en el caso de ETA, su lucha se centraba en la férrea
dictadura y el control de la cultura y lengua vasca, este grupo de seminaristas
se plantearon en principio una lucha política para defender ese derecho, pero
con el tiempo ya a finales de los sesenta, plantaron una lucha militar, al
mismo tiempo que los primeros teólogos de la liberación ingresaban en grupos
guerrilleros. Así por casualidades de la vida ya vimos lo que sucediera con
Camilo Torres Restrepo a mediados de los años sesenta, quien se convirtió en un
mártir al que muchos otros sacerdotes seguirían. Así mismo el FSLN en
Nicaragua, cuya lucha se había iniciado a principios de los años sesenta, pero
que no fue hasta su refundación en 1974 cuando recibió el impulso mayor,
coincidiendo con la entrada del antes mencionado Gaspar García Laviana, al que
se añadiría Fernando Cardenal, Xabier Gorostiaga, Eden Pastora y Ernesto
Cardenal, todos ellos jesuitas y pilares en la lucha armada, mas adelante
algunos de estos fueron miembros en el gobierno revolucionario sandinista que
derrocó a Somoza, pero que por cierto no acabaron con las injusticias sociales
ni con la pobreza, aunque lo intentaron.
Abajo imagen del jesuíta Ernesto Cardenal, otro teologo de la liberación convertido en guerrillero del FSLN.
Así,
si bien los ideales de estos movimientos católicos tomaron como base la llamada
religiosa, pronto derivaron en una lucha armada que a la larga no ha traído los
resultados deseados o por lo menos lo que estos religiosos de la teología de la
liberación predicaron como objetivo, la razón por la que se unieron a esos
grupos armados no ha sido comprendida ni por la autoridad de la Iglesia, quien
los ha rechazado, ni por muchas personas que se han sentido defraudadas cuando
algunos de estos curas guerrilleros han llegado al poder. La cuestión es que la
violencia solo engendra violencia y nunca lleva a los objetivos de una
humanidad más acorde a los principios cristianos, pues si el uso de la fuerza
fue rechazado por el originador, ¿Por qué habían que tomarla sus seguidores? La
religión debe servir para ayudar al individuo a acercarse a Dios y mejorar como
persona, así es como se puede mejorar una sociedad, trabajando sobre el
individuo y que este interactuando en consonancia mejore su relación con los
demás y por ende de sentido a su vida y la mejore. La Teología de la liberación
entiende que se busque el poder para cambiar las cosas, pero nunca animó Cristo
a que los cristianos buscaran el poder, sino que el poder de la palabra tenga
efectos positivos en el individuo.
En
definitiva, el resultado de este nuevo concilio en la Iglesia, como hemos visto
más que ayudar a la Iglesia católica a modernizarse y acercarse más al pueblo,
ha creado división en una iglesia que siendo aun poderosa, va en declive y ya
no puede ofrecer nada nuevo, pues es carente de un ingrediente clave, ser una
influencia unificadora, pacificadora y que acerque a la gente al ideal
cristiano.
Un dato interesante que no debe dejarse pasar es que los primeros intentos por hacer teología reivindicativa provienen de las iglesias evangélicas. De hecho, la primera corriente en este sentido es el llamado evangelio social sueco, de mediados del siglo XIX, cuyos preceptos fueron empleados para crear el amplio sistema de Estado de bienestar que existe en ese país. Luego, este pensamiento influyó en la teología negra norteamericana, vinculada al Movimiento Por los Derechos Civiles de Martin Luther King y que tiene su máximo representante en James Cone, si bien existen intelectuales de otros países como el arzobispo anglicano Desmod Tutu quien luchó en Sudáfrica -no en una guerrilla- contra el apartheid. Dicha teología es un antecedente directo de su símil de la liberación, por los planteamientos que expone -comparación de la opresión con los sufrimientos de Jesús, opción por los más pobres y desposeídos- serán luego tomados en ésta. Pero más aún: el primer lugar donde se esbozó lo que más tarde se tendió en llamar teología de la liberación fue una iglesia presbiteriana de Brasil, donde un pastor y un grupo de jóvenes, como parte de un estudio de la Biblia, comenzaron a discutir estos temas y a poco andar invitaron a seminaristas y estudiantes universitarios de teología y otras disciplinas, entre los que se contaban Leonardo Boff -verdadero iniciador del movimiento- y el notable pedagogo Paulo Freire.
ResponderEliminarMuchas gracias por su excelente aportación, efectivamente en la investigación descubrí esos hechos y esos antecedentes sobre la Teología de la liberación y la relación con personajes de otras religiones, como los mencionados por usted. Pero como se trataba de tan solo mostrar los efectos y la relación con las decisiones de concilio Vaticano II en lo que respecta a la iglesia católica, no he visto necesario incluirlos. Este articulo solo quería mostrar, como un concilio que pretendía modernizar y hacer que la iglesia catolica se acercara más al pueblo, hizo que por un lado movimientos extremistas dentro de esta, tanto ultraconservadores, (Lefebvre, Opus, sedevantistas) como algunos que esperaban más reformas en la iglesia (entre ellos muchos los jesuítas de latinoamerica, acabaron dividiose.
ResponderEliminarEn cualquier caso este tema de la teología revolucionaria dará para escribir otro articulo, relacionado con la evolución de los movimientos evangelicos.
Muchas gracias
Saludos.
el erro fue pensar que Dios anime cualquier lucha violenta por la justicia social,como si la Biblia en lo que al antiguo testamento respecta no estuviera plagado de violencia,verdad
ResponderEliminarEfectivamente, el AT está lleno de luchas y guerras, pero leído en su adecuado contexto no está escrito para copiar esos métodos, si no todo lo contrario para enseñarnos cuál debe ser el camino y qué debemos evitar. El nuevo testamento explica qué lección sacar de ello.
EliminarDavid comete actos aleatorios de genocidio para los filisteos 1 Samuel 27: 8-11 David mató a dos tercios de los prisioneros de guerra moabitas y esclavizó al resto 2 Samuel 8: 2 David pasa el día matando amalecitas 1 Samuel 30:17 Otra masacre de amonitas (y otro mensaje – parte inspirado por Dios)1 Samuel 7:11-13 Los hombres poderosos de David y sus sorprendentes asesinatos 1 Crónicas 11 2 Samuel 23
EliminarPor eso un rey más pacífico fue al que se le comisionó la construcción del primer templo de Israel. Por otro lado sorprende que una nación tan insignificante como Israel, frente a potencias como Asirios, Babilonios, egipcios, hititas, cananeos, persas y demás sobreviviera cuando tenía un ejército minoritario en comparación con el de otras naciones y menos cruel, a pesar de todo que otras naciones, (vease Asiria). De todas maneras las situaciones históricas narradas en el Antiguo Testamento tienen una razón de ser, que nada tiene que ver con incitar a la violencia, más bien la aplicación que el nuevo Testamento da a todo ello es en sentido espiritual y a los cristianos se les anima a no luchar, a ser pacíficos. El lector debe usar discernimiento.
EliminarUn blasfemo es apedreado Levítico 24:10-23 Dios los quema hasta matarlos por quejarse Números 11:01 Una hombre es asesinado por recoger madera el día de reposo Núm. 15:32-35 Quemados hasta morir por quemar incienso Núm. 16:35 Asesinados por quejarse de los asesinatos de Dios Núm. 16:49Dios envió serpientes para morder a la gente por quejarse (de la falta de comida y agua)Núm. 21:6
ResponderEliminarUna pregunta: ¿Relación de esto con el concilio Vaticano II? Es posible que se haya equivocado de post. ¿Por qué no lee el que tiene que ver con la historia del ateísmo y los efectos perversos y crueles que el comunismo ateo a producido en la humanidad? Mucho más daño que esto que usted coloca. Cárcel y maltrato solo por no cantar un himno, por no saludar al líder. Asesinato por no participar en un ejército, no querer ir a la guerra o no tener el carnet del partido. Millones de muertos por seguir las directrices de un líder fanático que pretendía eliminar toda creencia (Ver Mao Tse Tung) http://www.eltrigoahogado.com/2013/10/amenazas-para-el-cristianismo-el-ateismo.html
ResponderEliminarDios envió osos para matar a 42 niños por burlarse de la cabeza calva de un profeta 2 Reyes 2: 23-24 Dios envió leones para comer a aquellos que no le temían lo suficiente2 Reyes 17: 25-26 Dios mató a un millón de etíopes 2 Crónicas 14: 9-14 Dios mató a 120.000 hombres valientes por reprenderlo 2 Crónicas 28:6 Dios mató a los hijos de Joram 2 Crónicas 22:1
EliminarCualquiera que lea el Antiguo testamento conoce estos casos, pero no se siente animado a repetirlo, por el contexto en el que se cuentan los hechos. Yo le animo a leer la obra de Matthew White: "EL libro negro de la humanidad" donde se describen las más crueles y masivas matanzas de las que se tiene constancia escrita y le diré que las que menciona la Biblia son minudencias en comparación con la cruelad que se ha provocado en el nombre de una patria, una raza, un líder, un trozo de terreno, una religión, una ideología política y otros asuntos. Destaca China, como país donde se han dado las matanzas más atroces que se hayan documentado. Es curioso, un país no cristiano, dominado por el pacifista budismo y donde supuestamente no se acepta la idea de un Dios que mande.
EliminarEZ 9:4-6 El Señor manda: “… matar a los viejos de plano, los hombres jóvenes y doncellas, niños y mujeres…”
EliminarEZ 21:3-4 El Señor dice que va a cortar a los justos y a los malvados; que su espada irá contra toda carne.
IS 13:15 “Todo el que es capturado será alanceado; todos los que están atrapados caernán por la espada. Sus niños serán estrellados ante sus ojos, sus esposas… serán violadas.”
HO 13:16 “Caerán por la espada: sus hijos serán estrellados, y sus mujeres embarazadas serán arrancadas.”
Las citas de Ezequiel son parte de una visión profetica o sueño profético. La cita de Isaías hacía referencia simbólica a lo que harían los medos con las naciones conquistadas, entre ellas Babilonia. Y Oseas era un advertencia de lo que les pudiera ocurrir a los de Israel del norte si llegaban los asirios, (que la historia ha demostrado lo despiadados que eran y crueles). Tan solo me ha bastado leer el contexto para darme cuenta que sacar citas aisladas sin más, es tan malicioso como lo que allí se describe.
EliminarNúm. 25:9 24.000 personas mueren en una plaga del Señor.
EliminarNU 31:9 Los israelitas capturan a las mujeres madianitas y a los niños.DT 20:13-14 “Cuando el Señor la ponga en tu mano, pasa a cuchillo a todos los hombres… En cuanto a las mujeres, los niños, el ganado y todo lo demás en la ciudad, podéis tomar estos como botín para sí mismos.”
JS 6:21-27 Con la aprobación del Señor, Josué destruye la ciudad de Jericó: hombres, mujeres y niños, pasados al filo de espada.