Incidencia bastante más amplia tuvo, en cambio, a partir del primer tercio del siglo XIII, el curioso movimiento conocido como "Hermanos del Libre Espíritu". Sus seguidores cultivaron ideas panteístas, pues sostenían que Dios estaba en todo y en todos a través de la presencia del Espíritu Santo, lo que ocasionaba una fusión entre Dios y la persona. Al negar la existencia del pecado creyeron innecesario recurrir al auxilio de los sacramentos que impartía la iglesia, ya que el hombre no debía someterse a las limitaciones que impone la ley moral. Rechazaron la divinidad de Jesucristo como así también su acción redentora del pecado, pues según ellos no existía, o nada era pecado. Por otro lado defendieron la eternidad de la creación, como si todo existiera desde siempre, al igual que el creador. Y todas estas ideas las cultivaron y enseñaron durante mas de un siglo y nada menos que el siglo XIII, sin que las autoridades eclesiásticas, ni los enviados o investigadores de la época como Domingo de Guzmán, ni mas tarde la terrible inquisición pudieran destruirlos totalmente, pues en ocasiones desconocían su existencia.
Aunque a decir verdad no fue del todo así, pues Inocencio III, el azote de las herejías, los condenó, pero no por las enseñanzas antes mencionadas, sino por practicar el libertinaje, el amor libre y según cuentan algunos el nudismo y el anarquismo. Además aquella prohibición y acusación hizo que su primer líder y en realidad inspirador de las ideas, Armaury de Béne, se retractara, solo cara a la galería, pues continuó en secreto con sus enseñanzas.
Armaury de Béne era en realidad maestro de teología en Paris, y utilizó sus dotes de maestro para difundir sus ideas, en poco tiempo tuvo seguidores, a los que animo a llevar una vida libre, pero sin renunciar a la iglesia, ni formar una organización especifica. Debido a su ausencia de control por parte de la jerarquía eclesiástica y a la falta de organización estable, cada cierto tiempo fueron acusados de forma individual como movimiento herético.
Los hermanos y hermanas del Libre Espíritu se expandieron, desde el siglo XIII, por Francia, Baviera, los Países Bajos e Italia, llegando incluso su influencia a rebasar el siglo XV. A menudo hacían las supuestas practicas nudistas y otras clases de escandalos a los que no damos crédito del todo a escondidas. Así, parecían personas normales, pero cuando se reunían cambiaban por completo. Esa forma de actuar creaba el desconcierto de los inquisidores, que a menudo no sabían distinguirlos bien y como sus comunidades funcionaban autónomamente, eran conocidos por diferentes nombres tales como "Picardos", "bons enfants", "turlupins", "pauperes Christi", "amaurianos", "soeurs de la penitence", etc.
Hasta ciertas beguinas fueron confundidas o acusadas de este tipo de creencias, sencillamente porque algunas hablaron del alma libre, como ya vimos por el caso de Margarita Porete. El hecho de que a diferencia de otros grupos más activos, estos tuvieran un debíl celo predicador, su aparente conformismo con la iglesia (encubierto bajo formas ascéticas) les hizo escapar a menudo de la vigilancia inquisitorial.
Con el tiempo la fortaleza de sus asociaciones se hizo mas firme, su carácter revolucionario y su enorme capacidad doctrinal provocaron que incluso algunos reformistas vieran en ellas a un enemigo muy poderoso. Esta corriente parece ser que desapareció en 1411, a las puertas del renacimiento liberal. Muchos grupos marginales posteriores, recuperaron la filosofía de aquellos que aunque nunca quisieron ser una herejía, terminaron convertidos en eso de alguna manera.
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