Yosef Ben
Mattiyahu, más conocido por su nombre latinizado, Flavio Josefo. Josefo nace en
Jesrusalén en el año 37, cuatro años después de la supuesta muerte de Jesús. Por
tanto, no lo conoció personalmente, pero para ese tiempo el cristianismo, según el libro de
los hechos, ya se hacía notar en la ciudad y en toda Judea. Con veinticinco
años sobresalía como uno de los líderes intelectuales de las revueltas judías,
aunque gracias a su cultura y diplomacia, supo ganarse el favor y respeto de
las autoridades romanas. En el año 64 se trasladó a Roma para conseguir que
Nerón liberara a algunos sacerdotes capturados durante las primeras revueltas
judías, y al parecer lo consiguió. De gran inteligencia y perspicacia, pese a
ser capturado al rendirse en el año 67, tras la caída de la defensa de Galilea,
se ganó la benevolencia de Vespasiano y luego sirvió de mediador entre las
huestes de Tito y los derrotados judíos. Fue testigo ocular de la destrucción
de Jerusalén y del destierro de los judíos. Volvió a Roma y se ganó una pensión
vitalicia y la ciudadanía romana otorgada por el emperador Vespasiano. Fue allí donde empezó a escribir sus libros,
obras tan importantes como los dos tomos de “La guerra de los judíos”,
“Antigüedades judías”, “Contra Apión” y finalmente su propia Autobiografía.
Fue
precisamente en Antigüedades judías, donde aparece la más antigua cita sobre Jesús,
fuera de la biblia, de la que se tiene constancia, esta dice así: Por aquel tiempo existió un hombre sabio,
llamado Jesús, si es lícito llamarlo hombre, porque realizó grandes milagros y
fue maestro de aquellos hombres que aceptan con placer la verdad. Él era el
Cristo. Delatado por los principales judíos, Pilatos lo condenó a muerte.
Aquellos que antes lo había amado no dejaron de hacerlo, porque se les apareció
al tercer día resucitado… Desde entonces hasta la actualidad existe la
agrupación de los cristianos. (Antigüedades
judías III, 3)
También
tenemos esta otra, haciendo referencia a Juan el Bautista: Algunos judíos creyeron que el ejército de Herodes había perecido por
la ira de Dios, sufriendo el condigno castigo por haber muerto a Juan, llamado
Bautista. Herodes los hizo matar, a pesar de ser hombre justo que predicaba la
práctica de la virtud, incitando a vivir con justicia mutua y con piedad hacia
Dios, para así recibir el bautismo.(Antigüedades
judías V, 2) Algunos alegan que esa mención de Jesús y la de Juan el
bautista son interpolaciones posteriores, forzada por los cristianos de siglo
IV. Alegan esto, pues en las copias más antiguas, faltan estas partes, si bien
en los fragmentos encontrados faltan muchas más cosas, lógico por otro lado, pues se trata de trozos fragmentados. Sin embargo, de ser una
interpolación tendría que tener el sentido de apoyar al cristianismo y
asemejarse lo más posible a las escrituras cristianas, si alguien quisiera
falsificar sería lo más apropiado. Observamos que habla bien de Jesús, pero no le da el halo
de divinidad que le daban muchos en el siglo IV. Como Eusebio de Cesarea, al
parecer utilizó las obras de Josefo como fuente propia para su Historia
eclesiástica, se ha sugerido que parte o la totalidad de la cita donde se
menciona a Jesús como el Cristo es posiblemente una manipulación del propio
Eusebio, pues el estilo parece diferir al del historiador judío.
Hay otra
mención curiosa en el libro de Josefo, es sobre la muerte de Santiago, lo
menciona como hermano de Jesús el que es llamado Cristo, muerto por orden de
Ananías, sumo sacerdote (Antigüedades
judías XX, 9) Es curioso que mencione esto, pues no aparece en ninguna
parte de la biblia la muerte de este Santiago, si se menciona la de otro
Santiago, el hermano de Juan, que fue muerto por Herodes. Es curioso, pues de
haber sido una añadidura, se habría hecho coincidir lo expuesto en el libro de los
Hechos con lo mencionado por Josefo. Es interesante notar que al contrario de
las otras esta cita si aparece en los fragmentos más antiguos de la obra de
Josefo, por lo tanto no se puede argumentar que no es autentica.
Algunos
expertos que alegan que la referencia más temprana de la mención de Jesús por
parte de Josefo se encuentra en los escritos de Eusebio, pero no es así. Orígenes
del siglo III, en su libro contra Celso y en su comentario sobre Mateo, también
cita las obras de Josefo, mencionándolo por nombre hasta 11 veces para
demostrar que otros historiadores no cristianos hablaron de Jesús. Orígenes
hasta se sorprendía que a pesar de que Josefo no creía en Jesús como el mesías,
escribiera con respecto a Santiago, su hermano.
En cualquier
caso, era historiador judío y por tanto era lógico que mencione a Jesús como
personaje real que vivió en esa época, sobre todo si con su enseñanza generó un
movimiento revolucionario. La cuestión es que, como los manuscritos completos
más antiguos que se encuentran de los libros de Josefo datan del siglo XI, y no
se han encontrado los originales, nada convence a los negacionistas de que las
citas son verdaderas. Si bien, la razón
de que apenas hayan llegado copias de este historiador es porque era odiado por
los judíos y considerado un traidor.
Serge Bardet,
historiador francés y especialista en literatura clásica, ha tratado de poner
fin a esta polémica que ha durado más de cuatro siglos. Su investigación vio la
luz con el título Le Testimonium Flavianum: Examen historique considérations
historiographiques (El Testimonium Flavianum. Examen histórico y factores
historiográficos).
En esta obra afirma que debemos
tener en cuenta que Josefo no era un escritor cristiano, sino un historiador
judío. Por lo tanto, gran parte de la polémica gira en torno a las palabras que
usó para identificar a Jesús: “Era el Cristo”. Los negacionistas afirman que
jamás un judío utilizaría ese título para alguien a quien no ve como tal, en
todo caso, utilizaría de manera menos formal, sin el artículo “el”. Pero en su
análisis, Bardet declara que ese título concuerda “en todo sentido con el
idioma griego, que usa el artículo delante de los nombres de personas”. Bardet
añade que desde el punto de vista judeocristiano, no es imposible que Josefo
haya usado el término “Christo”.
Pero Josefo también hace referencia a otros asuntos aparecidos en los textos cristianos. Por ejemplo, en Hechos de los Apóstoles se dice que un famoso maestro del sanedrín llamado Gamaliel, sale al paso en defensa de los cristianos, haciendo ver a sus compañeros que puede que se tratara de un grupo de sectarios que quedaría disuelto tras la muerte del líder, como sucedió con los de Judas el galileo que apareció en los días del censo y consiguió seguidores, pero murió y sus seguidores fueron esparcidos, o de algo que proviene de Dios, en tal caso nada podían hacer para erradicarlos. Curiosamente, Josefo también menciona a este personaje, hablando de las diferentes sectas que dividían al judaísmo, menciona específicamente a Judas el galileo, del cual dice que lideró un movimiento que imitaba a los fariseos, pero amaban de tal manera la libertad que la defendían violentamente. (Antigüedades de los judíos I, 6). Aquí no cabe interpolación alguna, como tampoco en otra mención indirecta, como cuando hablando de Pilatos dice que cuando dispuso llevar agua a Jerusalén, utilizó el dinero del tesoro del templo, el pueblo protestó, pero la obra se llevó a cabo a costa de una matanza. En el evangelio de Lucas se hace referencia a una situación que bien pudiera coincidir con la mencionada por Josefo, en este caso el escritor de Lucas lo describe así: En esa misma ocasión había allí algunos que le contaron acerca de los galileos cuya sangre Pilatos había mezclado con la de sus sacrificios. Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque sufrieron esto? Os digo que no; al contrario, si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. ¿O pensáis que aquellos dieciocho, sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, eran más deudores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? (Lucas 13:1-4)
Posible localización de la Torre de Siloé mencionada por Josefo y los evangeliosLa Torre de
Siloé que se menciona aquí que se desplomó y mató a 18 personas, era una
fortificación que estaba cerca del estanque del mismo nombre, dicho accidente
bien pudiera haber estado relacionada con la construcción del acueducto
mencionado por Josefo y que fue motivo de tumulto, por el cual murieron muchos,
y razón por la cual el evangelio menciona que Pilatos había mezclado la sangre
de personas con la de sus sacrificios, por aquello de haber utilizado fondos
considerados sagrados.
De nuevo,
hablando de Poncio Pilatos también en su capítulo III, lo acusaba de crear
malestar entre el pueblo judío por sus decisiones arbitrarias, menciona una
anécdota en la que quiso colocar en medio de la ciudad la efigie del emperador.
Pero ante las protestas del pueblo, y del valor que demostraron y su tenacidad
para que eliminara las imágenes que ellos consideraban idolátricas, ordenó que
las tales imágenes fueran trasladadas de Jerusalén a Cesarea. (Antigüedades judías Cap III Parr1)
Es interesante esta mención de Pilatos aquí, pues salvo por estas citas, por otra de Tácito, un comentario de Filón de Alejandría y por la mención en los evangelios, nadie más parece que conoció la figura de este gobernador, el que supuestamente mandó a ajusticiar a Jesús. ¿Pudo ser esta también una interpolación interesada en los escritos de Josefo, añadida además también a las obras de los demás escritores antes mencionados? El caso es que muchos pusieron en duda la existencia de Poncio Pilatos, pues no aparecía su nombre en las listas de gobernadores romanos en la zona, la ciencia es así, si no hay pruebas documentales no se considerara un personaje real, claro que las listas de gobernadores romanos de la zona no están completas, hay datos perdidos.
Placa en honor a Poncio Pilatos encontrada en CesareaSin embargo, en
1961 se encontró en Cesarea Marítima, entre unos restos romanos en la costa de
Israel, una placa de piedra con la inscripción que decía: Poncio Pilato, prefecto de judea, ha dedicado al pueblo de Cesarea un
templo en honor de Tiberio. Y con eso se zanjó la cuestión, pues esta
inscripción venía a corroborar la existencia de dicho personaje. Pero también
el hecho de que no sea en Judea si no en Cesarea donde se le diera honores
tiene mucha importancia, pues demuestra que aunque era gobernador de Judea se
le apreciaba más en la tierra donde pasaba sus vacaciones. Eso viene a
confirmar lo que decía la obra mencionada por Josefo sobre el traslado de la
estatua de Tiberio, posiblemente fuese a parar a ese templo dedicado a él y a
su vez también apoyaría la opinión de Josefo con respecto a la poca devoción
que los judíos profesaban a su gobernador, asunto que también es apoyado por
los evangelios.
Queda fuera de duda que hay asuntos que no pudieron ser manipulados, salvo que inventemos que Josefo fuera un personaje creado por los cristianos para apoyar sus tesis, pero ¿Crear una obra tan grande en defensa del judaísmo para apoyar al cristianismo con dos o tres citas? No tiene sentido ni lógica, por tanto aceptamos a Josefo como historiador que existió y fue independiente del cristianismo, y que sin embargo corrobora con pequeños datos, hechos, lugares y personajes que aparecen en los evangelios.
buen blog!!
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