Entre los grupos separatistas en Inglaterra, surgieron otros, que imitando los pasos dados por los puritanos y antes de ellos por los presbiterianos, rechazaron también el clero y las jerarquías eclesiásticas que los anglicanos, luteranos, incluso calvinistas clásicos tenían. Aunque su origen se debe al puritanismo, su forma organizativa se acerca más al presbiterianismo, con la elección democrática de los pastores, maestros y diáconos.
Este grupo disgregado del puritanismo inglés, surge por la necesidad de buscar un alejamiento mayor de la tradicional iglesia. Fue cierto pastor, llamado Robert Browne quien en 1582, decide romper con el anglicanismo y formar su propia iglesia a la que llamo al principio "los independientes".
Browne nació en 1540 en Tolethorpe Hall in Rutland, Inglaterra. En 1572 realizó estudios en Cambridge, mas tarde, sirvió como director de la Escuela primaria de San Olave, en Southwark y también en Stamford. Al igual que muchos anglicanos y calvinistas ingleses de su época, buscaba la manera de alejarse aún mas de la Iglesia católica y sus métodos, sobre todo de su organización, que la había llevado a la corrupción y alejamiento de los feligreses ante el clero. Por otro lado, la interpretación que a menudo se daba, sobre la forma en que se organizaban las congregaciones del primer siglo, algunos como Browne insistían en que antiguamente había una gran independencia entre las congregaciones y cada cual era gobernada por si misma y no había ninguna clase de jerarquías que las mantuviera unificadas, sino simplemente eran gobernadas todas por Dios y eso las mantenía unidas. Puso por escrito sus ideas sobre lo que debía ser el verdadero cristianismo, un ideal en el que no se necesitase de líderes humanos para mantenerla unida, su lema vino a ser "una reforma sin detenerse por nadie", que se convirtió en el tema de uno de sus escritos.
Sin cambiar ni un ápice los principios religiosos indicados por Calvino en su "Institución de la Religión Cristiana", se limitó en insistir en una espiritualidad personal del individuo con Dios, aunque por otro lado, afirmaba también que cada individuo se debe a su congregación y no obstante cada congregación es independiente y autónoma de otra. Así abogó por similares premisas a las que ya había instaurado John Knox en Escocia con los presbiterianos, la elección democrática de los que liderarían la iglesia, aunque en el caso de Browne, fue más allá al crear iglesias totalmente independientes, es decir no habría ningún grupo de presbíteros o pastores por encima de ellas.
Se les empezó a conocer por entonces por Congregacionistas, pues abogaban por la formación de congregaciones autónomas, sin mas hilo de conexión que las creencias y la Biblia. En la Inglaterra anglicana, aquello no encajaba, pues se mantenía la institución del obispado, y el arzobispo de Canterbury seguía siendo una institución, aparte de ser una iglesia dirigida por los reyes de turno. Por eso y al igual que sucedió con los puritanos, pronto los congregacionistas tuvieron problemas al oponerse a ese tipo de jerarquías, el propio Browne fue condenado a prisión, acusado de faltar a la autoridad, allí acabó sus días el fundador del congregacionismo. Pero no acabó allí su idea, pues se inició un aumento de los grupos separatistas, aunque en muchos casos la libertad y autonomía que se les daba a cada congregación, llegaba al extremo de que incluso surgieran diferencias doctrinales entre unas y otras, considerándose sin embargo así mismas todas cristianas con las mismas siglas. Esa idea de independencia, no cabe duda que es la base de numerosas iglesias de indole evangelista actual.
Muchos congregacionistas huyeron a Holanda acompañando a Puritanos y Presbiterianos que se refugiaron allí, donde también había menonitas, schwenkfeldianos y otras muchas otras minorías que surcaron a América. De hecho acompañaron a los peregrinos, mayoritariamente puritanos y menonitas, los primeros fundaron Massachusetts y Pennsylvania, los segundos buscaron el aislamiento, mientras los congregacionistas convivieron con los puritanos, con quienes compartían ideología. Mas adelante sin embargo, por su tozudo rechazo a las autoridades religiosas, surgieron divisiones y algunas congregaciones se desligaron y buscaron también el aislamiento. A partir de aquí es difícil desligar la historia de los congregacionistas de los puritanos,
Las ideas de los congregacionistas, se plasman en la idea de que el cristianismo es una actitud interior, por lo que para ellos la Iglesia se compone de todos los que son conscientes de una nueva vida y poder que les ha venido de Dios. No consideran por tanto necesaria una autoridad externa alguna que pueda abrir o cerrar las puertas a esta divina sociedad, por tanto, no se someten a ninguna jerarquía ni a ningún sistema definido de doctrina. Para ellos, Dios se revela sólo por su Palabra y su Espíritu y no por personas o iglesias constituidas. La necesidad de asociarse sólo se ve como una ayuda en cada localidad, e igualmente estas asociaciones locales pueden consultarse sin aceptar la autoridad de una sobre la otra. La elección de un ministro y el de otorgar a este cierta autoridad moral se veía como algo que debía ser decisión de cada congregación en particular, aunque llegó a ser común que se eligiera un presbítero para dar cierta orden.
Pese a la insistencia en no tener líderes ni dirigentes, surgieron algunos pastores que se llevaron discípulos tras de si, por ejemplo John Smyth formó sus propias congregaciones que luego formarían parte de los bautistas, cambiando muchos preceptos fundamentales como el abandono del calvinismo. Otro líder destacado fue John Robinson, también refugiado en Holanda, el si impulsó la idea de que las iglesias individuales deberían estar formadas únicamente por cristianos comprometidos sin ninguna autoridad secular o clerical, lo mismo que había promulgado Browne pero llegando a oponerse a los credos.
En 1733, surgió en Boston otro destacado líder, Jonathan Edwards, un pastor, e hijo de pastor, de fuertes convicciones, que quiso establecer un orden doctrinal en las congregaciones, puesto que se empezaban a observar diferencias notables en las diferentes congregaciones de la zona. Escribió contra el arminianismo que estaba siendo introducido como idea, frente al predeterminismo. También contra los que se iban uniendo poco a poco a los presbiterianos, mas organizados y estables en doctrina. Fue también el impulsor de la linea de discursos o sermones emotivos los llamados sermones de fuego y azufre, con gran contenido de dureza y de denuncia contra los pecados, en los que se aprovechaba para lanzar acusaciones, como promover ideas, con tal virulencia y repetición que todos cuanto escuchaban quedaban ensimismados y motivados.
Surgió por esa época un movimiento llamado el gran Avivamiento, estimulado sobre todo por el metodista Jorge Whitefield que era una especie de apelación a las emociones, donde el grupo durante el sermón llegaba a un éxtasis, con los desvanecimientos, gritos emotivos y convulsiones, que hacían desfallecer a muchos. Para la mayoría de los puritanos aquello resultaba indecoroso y excesivo, acostumbrados a la moderación en los hábitos.
Sin embargo Jonathan Edwards, quiso compaginar ambas maneras de predicar en la iglesia, escribiendo un tratado llamado : "Las marcas distintivas de un trabajo del espíritu de Dios", pero no fue del todo bien recibido por parte de los mas tradicionales, pues parecía justificar aquellas experiencias corporeas extremas. En 1742 escribe Pensamientos sobre el renacimiento en Nueva Inglaterra, donde defiende un llamamiento a las emociones, y anima a predicar terror, haciendo referencia al estilo de fuego y azufre, cuando sea necesario decía, incluso a los niños, quienes según afirmaba, eran ante los ojos de Dios "jóvenes víboras...si no lo son ante los de Cristo". Si bien achaca a los efectos corporales en las reuniones como incidentes sin trascendencia, su punto de vista cambia cuando su propia esposa experimenta tales convulsiones, entonces emepzó a afirmar que se trataba del espíritu de Dios que controlaba el cuerpo de la persona y por eso esta sufre esas convulsiones, desmayos y otros efectos extraños.
La influencia que maestros como Edwards tuvieron fue decisiva en la aparición de este tipo de experiencias dentro de las congregaciones puritanas congregacionistas, aunque con el tiempo algunas de estas se fueron moderando, también pasaron a otros movimientos religiosos cercanos como los metodistas y bautistas. Años después la popularidad de Edwards decayó, hubo enfrentamientos dentro de su congregación, pero tras su muerte, muchos de sus libros y sermones se han ido editando, hasta el siglo XIX.
La unidad de criterios, no es precisamente los más distintivo entre los congregacionistas, pues algunas de las ramificaciones fueron tomando caminos opuestos, o les unía a otros movimientos afines. Por ejemplo los que se quedaron en Inglaterra 1730 llegaron a unirse a los presbiterianos y bautistas, una alianza interesada para proteger sus derechos civiles, frente a las criticas y oposición del gobierno ingles.
Mientras en América, muchos congregacionistas, sobre todo los de tendencia revivalista se unieron a los metodistas y otros mas moderados al presbiterianismo.
Los mas tradicionales de entre estos, mantuvieron la linea mas dura y conservadora de entre el puritanismo, así entre estos se observa cierto autoritarismo, lo que llevó a ciertos excesos contra los individuos a quienes en sus reuniones se acusaba de brujería, apostasía, enseñanzas falsas, o de llevar una vida inmoral. En esos casos se lanzaban acusaciones contra personas señaladas sin que estas pudieran apelar a ninguna autoridad superior, pues ellos no aceptaban ninguna, salvo a Dios y ellos se consideraban sus representantes.
El ideal congregacionista de Browne no parecía funcionar, pues el enfrentamiento, incluso la competición entre ellas por llevarse a miembros de una congregación a otra, hacía difícil y desalentaba a muchos creyentes sinceros, quienes tropezaban ante tal confrontación de iglesias que se suponía eran gobernadas por Dios.
Durante el siglo XIX, viendo la decadencia a la que se veía abocado el congregacionismo, disminuyendo año tras año el apoyo a las congregaciones, criticadas por la división, surgió la idea de reagrupar varias congregaciones nacionales en EE.UU, por medio de efectuar concilios regulares cada cierto tiempo, con el fin de establecer un hilo común. Así se formó el llamado Consejo Nacional de las Iglesias Congregacionistas, fundado en 1871, con el propósito de fomentar la comunicación y compartir criterios entre las diferentes congregaciones. Aunque una de las disposiciones a las que se pudo llegar, realmente no iba en camino a mejorar las cosas o lograr unidad de criterios, pues se continuó con la principal norma del congregacionismo, que cada una de las congregaciones se considera libre de formular su propia declaración de fe y de culto.
Y aunque se decidió que cada tres años se reunirían en concilio para mantener cierta unidad, eso no evitó que siguiera la sangría y el acercamiento a otras confesiones religiosas. por ejemplo, en 1931 un buen número de congregacionistas se unió a las Iglesias de Cristo, de tendencia evangelista. En 1972, hubo otra unión en Inglaterra entre los congregacionistas y los presbiterianos, dando como fruto la Iglesia Reformada unida.
Pese a estas reorganizaciones, el número de congregacionistas sigue disminuyendo, se ha ido perdiendo el carácter puritano y se han ido produciendo varios intentos de unión con otros movimientos protestantes afines, cediendo en muchos casos a sus mas tradicionales valores. En la actualidad, el número de miembros adultos en Inglaterra viene a ser de unos 200.000, mientras que en los Estados Unidos apenas sobrepasan el medio millón. Otros pocos miles se pueden encontrar dispersados por otros países de lengua inglesa, y llama la atención la escasez de miembros en otras naciones no anglosajonas, lo que indica la escasa importancia que se le da a la obra misional y la predicación.
Si en algo ha afectado el espiritu del congregacionismo en la sociedad norteamericana sobre todo es en la facilidad de cambiar de religión, tan sencillo como asistir a otro templo y escuchar a otro pastor.
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