Desde los tiempos de Marción, como ya explicamos capítulos atrás, la lucha por la distinción de lo que eran los escritos inspirados contra los que no, fueron tema de polémica, aunque ya para el siglo III, la mayoría de los grupos cristianos aceptaban prácticamente el canon actual.
Con respecto al Antiguo Testamento, salvo algunos gnósticos y los seguidores de las tesis de Marción, ya habían sido aceptados todos los libros, pero rechazados los llamados "deuterocanonicos", que, aunque incluidos en la versión griega, la llamada septuaginta, no eran aceptados como inspirados por los judíos, y por esa razón tampoco lo fueron para los cristianos. Ya para las últimas décadas del siglo II, tenemos una carta de Melitón de Sardis alrededor del año 170 en el que al parecer envía una lista, al obispo Onésimo, de los diferentes libros que conforman las escrituras por ellos utilizadas llamando a las escrituras de la antigua Ekonomia. En esta lista solamente no están presentes los libros deuterocanonicos y si todos los demás excepto Éster, seguramente porque en aquel tiempo algunos judíos dudaban de la autoridad divina de Éster.
Al parecer se acostumbró a ordenar los escritos en forma de códice, hojas cosidas por un lado formando una especie de paginas escritas en una sola cara. Un prototipo de los actuales libros, esto fue en detrimento de los rollos, pues era mas fácil su manejo. Otra gran obra de traducción y erudición que contribuyó la expansión de las escrituras fueron las "Hexaplas" de Orígenes, una inmensa obra de gran erudición en 50 volúmenes, de las Escrituras Hebreas. Las compuso en seis columnas paralelas, que contenían el texto hebreo y arameo, la transliteración al griego, la versión griega de Aquila, la versión griega de Símaco, la Septuaginta, revisada por el mismo para que reflejara con mayor exactitud el texto hebreo, y la versión griega de Teodoción. El propio Orígenes aseguró conocer más de veinte versiones de los evangelios que circulaban en su tiempo, y se quejaba por el estado de conservación de esos documentos y por las malas interpretaciones que hacían los encargados de copiarlos, de allí que el mismo se propusiera la labor de copiar lo mas fielmente posible las escrituras.
Clemente de Alejandría en su Stromatá entendía como ya claro cuales eran las escrituras inspiradas, tanto del AT como del nuevo. Pero si bien las escrituras hebreas o AT, no conllevaba discusión o controversia, no podemos decir los mismo del llamado actualmente Nuevo Testamento. Durante algún tiempo hubo otros escritos como la Epístola de Bernabé y El Pastor de Hermes, que se incluían entre las escrituras. La colección de escritos se tuvo que ir puliendo poco a poco, desligandolo de numerosos libros falsamente atribuidos a escritores apostólicos. A partir de Marción quien como ya vimos hizo una lista muy particular de los libros inspirados según su criterio, se hizo un esfuerzo por definir que textos podían ser inspirados y cuales no.
Es interesante la carta de Serapión, obispo de Antioquía, a una congregación vecina alrededor del año 190 d.C. Al parecer tiempo atrás el mismo Serapión, autorizó la lectura de llamado Evangelio de Pedro. Pero luego hubo muchas disputas por entre los que se oponían y los que defendían su origen. Esto hizo que Serapión leyera el evangelio más detenidamente y encontró que no sólo lo habían aceptado iglesias cuyas tendencias eran sospechosas, sino que reflejaba en algunos puntos tomados del docetismo, sobre la naturaleza meramente humana de Cristo). Según su propia conclusión Por nuestra parte, hermanos, después de darnos perfecta cuenta de la herejía a que estaba adherido Marciano, quien llegaba a contradecirse a sí mismo, no entendiendo lo que decía (cosa que podréis saber por mi carta), nos ha sido, pues, posible por medio de los que manejaron este mismo evangelio; es decir, por los sucesores de los que le entronizaron (a los que llamaremos docetas, pues la mayor parte de sus doctrinas están impregnadas en las enseñanzas de estos herejes), hemos podido, digo, por medio de éstos manejar el libro en cuestión, hojearlo y comprobar que la mayor parte del contenido está conforme con la recta doctrina del Salvador, si bien se encuentran algunas recomendaciones nuevas que hemos sometido a vuestra consideración.
Esto demuestra la dificultad que había durante todo el siglo II y parte del tercero para evitar infiltraciones de evangelios apócrifos, que si bien no eran aceptados como parte del canon bíblico, si eran tenidos en cuenta y leídos en las reuniones. Poco a poco se fueron eliminando y evitando su lectura, pues en la mayoría de los casos muchos de estos escritos provenían o del gnosticismo o de los judaizantes.
Para el tiempo de Tertuliano alrededor del año 212, básicamente se tenía claro ya cuales eran aceptos y cuales no. Así Tertuliano también aportó su criterio y el de los montanistas al respecto de cuales podían considerarse sagrados y cuales no. El famoso canon de Tertuliano del Antiguo Testamento incluía los libros deuterocanónicos, ya que él los cita en sus escritos. En ese canon también incluye el Libro de Enoc como inspirado, y piensa que aquellos que lo rechazan están equivocados. También menciona el uso de el IV-Esdras y el Oráculo, sin embargo, admite que hay muchas falsificaciones ocultas.
Por otro lado del Nuevo Testamento reconoce los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas de Pablo, Carta a los Hebreos, la separa de las cartas paulinas, la Primera de Pedro, la cual la llama simplemente Carta de Pedro (Ad Ponticos), la Primera de Juan, La carta de Judas y el Apocalipsis. No conoce ni la carta de Santiago ni la Segunda de Pedro, que es posible las tomara como de otros autores. No se puede afirmar que desconozca la Segunda y Tercera Carta de Juan, las cuales también es posible que las incluyera, junto con la primera. Rechaza otros textos utilizados durante algunas décadas entre los leídos o estudiados por los cristianos de épocas anteriores, como por ejemplo el "Pastor" de Hermas y afirma que muchos concilios de los "Psiquicos" también lo habían rechazado. Aunque no los incluye como escritos inspirados o parte del canon cita a otros grandes escritores cristianos previos a tener en cuenta como buena lectura. Entre otros cita a Ireneo, Justino, Milciades, y Próculo. Probablemente, conocía parte de los escritos de Clemente de Alejandría.
Así se puede decir que para finales del siglo II, ya se había establecido los textos a leer por los cristianos, con pocas ausencias. En realidad las únicas excepciones en cuanto aceptación fueron las epistolar cortas como la segunda de Pedro, la de Santiago y la segunda y tercera de Juan, pero es posible que fuese por la confusión inicial con la atribución excesiva que se hizo a libros de Pedro y Santiago, Juan, Felipe y de otros apóstoles, a los que algunos sobre todo gnósticos hicieron circular textos y evangelios atribuidos a estos, pero que resultaban falsos, así algunos textos como las epístolas antes mencionadas tuvieron que ser bien investigadas por los cristianos de aquellos siglos posteriores. También hubo cierta polémica sobre la Epístola a los Hebreos de Pablo, no porque fuese rechazada como apócrifa, sino mas bien por el hecho de no aplicarla a Pablo y haber confusión en cuanto a quien fue su autor, por diversos motivos. Uno de ellos era que no aparecía el nombre de Pablo al inicio del libro, como es común en todos los escritos del apóstol. Por otro lado el estilo de escritura era aparentemente distinto, aunque habría que tener en cuenta que era lógico, pues estaba dirigido a una mentalidad distinta, la comunidad de cristianos judíos y no podía ser igual que las cartas a los Corintios. Otra razón, fue también el uso que los judeocristianos, ebionitas, elkesaítas o docetistas, judaizantes en general, lo tomaran como su libro de texto, de hecho entre algunas de esos grupos salió la idea de que no era un escrito de Pablo, puesto que estos rechazaban casi todas sus cartas, sino todas, con excepción de la epístola a los hebreos. Por lo general se llegó a negar la autoría de Pablo. Clemente lo explicaba afirmando que el libro había sido escrito originalmente en hebreo, y posteriormente traducido por Lucas al griego. Tertuliano opinaba que el autor había sido Bernabé, otro colaborador cercano de Pablo.
Y Orígenes pensaba que podía proceder de Pablo, tal vez, la teología o pensamientos de la carta, pero no era su estilo de escritura, así el consideraba obra de otro autor cercano a Pablo como Clemente de Roma. Hoy día algunos apuntan hasta que fuese Apolos, otro contemporáneo de Pablo.
En cualquier caso, algunos como Hipólito, no lo incluyeron en la lista de libros sagrados, al parecer el famoso "fragmento de Muratori", fue elaborado supuestamente por Hipólito en el 245, aunque no se entiende porqué de dicha ausencia.
Pero por lo general, salvo las dudas de su autoría, otros escritores como Tertuliano si lo aceptaban y aparece en las lista de cartas apostólicas en las que aparecía normalmente después de la carta los Romanos.
Con respecto al Antiguo Testamento, salvo algunos gnósticos y los seguidores de las tesis de Marción, ya habían sido aceptados todos los libros, pero rechazados los llamados "deuterocanonicos", que, aunque incluidos en la versión griega, la llamada septuaginta, no eran aceptados como inspirados por los judíos, y por esa razón tampoco lo fueron para los cristianos. Ya para las últimas décadas del siglo II, tenemos una carta de Melitón de Sardis alrededor del año 170 en el que al parecer envía una lista, al obispo Onésimo, de los diferentes libros que conforman las escrituras por ellos utilizadas llamando a las escrituras de la antigua Ekonomia. En esta lista solamente no están presentes los libros deuterocanonicos y si todos los demás excepto Éster, seguramente porque en aquel tiempo algunos judíos dudaban de la autoridad divina de Éster.
Al parecer se acostumbró a ordenar los escritos en forma de códice, hojas cosidas por un lado formando una especie de paginas escritas en una sola cara. Un prototipo de los actuales libros, esto fue en detrimento de los rollos, pues era mas fácil su manejo. Otra gran obra de traducción y erudición que contribuyó la expansión de las escrituras fueron las "Hexaplas" de Orígenes, una inmensa obra de gran erudición en 50 volúmenes, de las Escrituras Hebreas. Las compuso en seis columnas paralelas, que contenían el texto hebreo y arameo, la transliteración al griego, la versión griega de Aquila, la versión griega de Símaco, la Septuaginta, revisada por el mismo para que reflejara con mayor exactitud el texto hebreo, y la versión griega de Teodoción. El propio Orígenes aseguró conocer más de veinte versiones de los evangelios que circulaban en su tiempo, y se quejaba por el estado de conservación de esos documentos y por las malas interpretaciones que hacían los encargados de copiarlos, de allí que el mismo se propusiera la labor de copiar lo mas fielmente posible las escrituras.
Clemente de Alejandría en su Stromatá entendía como ya claro cuales eran las escrituras inspiradas, tanto del AT como del nuevo. Pero si bien las escrituras hebreas o AT, no conllevaba discusión o controversia, no podemos decir los mismo del llamado actualmente Nuevo Testamento. Durante algún tiempo hubo otros escritos como la Epístola de Bernabé y El Pastor de Hermes, que se incluían entre las escrituras. La colección de escritos se tuvo que ir puliendo poco a poco, desligandolo de numerosos libros falsamente atribuidos a escritores apostólicos. A partir de Marción quien como ya vimos hizo una lista muy particular de los libros inspirados según su criterio, se hizo un esfuerzo por definir que textos podían ser inspirados y cuales no.
Es interesante la carta de Serapión, obispo de Antioquía, a una congregación vecina alrededor del año 190 d.C. Al parecer tiempo atrás el mismo Serapión, autorizó la lectura de llamado Evangelio de Pedro. Pero luego hubo muchas disputas por entre los que se oponían y los que defendían su origen. Esto hizo que Serapión leyera el evangelio más detenidamente y encontró que no sólo lo habían aceptado iglesias cuyas tendencias eran sospechosas, sino que reflejaba en algunos puntos tomados del docetismo, sobre la naturaleza meramente humana de Cristo). Según su propia conclusión Por nuestra parte, hermanos, después de darnos perfecta cuenta de la herejía a que estaba adherido Marciano, quien llegaba a contradecirse a sí mismo, no entendiendo lo que decía (cosa que podréis saber por mi carta), nos ha sido, pues, posible por medio de los que manejaron este mismo evangelio; es decir, por los sucesores de los que le entronizaron (a los que llamaremos docetas, pues la mayor parte de sus doctrinas están impregnadas en las enseñanzas de estos herejes), hemos podido, digo, por medio de éstos manejar el libro en cuestión, hojearlo y comprobar que la mayor parte del contenido está conforme con la recta doctrina del Salvador, si bien se encuentran algunas recomendaciones nuevas que hemos sometido a vuestra consideración.
Esto demuestra la dificultad que había durante todo el siglo II y parte del tercero para evitar infiltraciones de evangelios apócrifos, que si bien no eran aceptados como parte del canon bíblico, si eran tenidos en cuenta y leídos en las reuniones. Poco a poco se fueron eliminando y evitando su lectura, pues en la mayoría de los casos muchos de estos escritos provenían o del gnosticismo o de los judaizantes.
Para el tiempo de Tertuliano alrededor del año 212, básicamente se tenía claro ya cuales eran aceptos y cuales no. Así Tertuliano también aportó su criterio y el de los montanistas al respecto de cuales podían considerarse sagrados y cuales no. El famoso canon de Tertuliano del Antiguo Testamento incluía los libros deuterocanónicos, ya que él los cita en sus escritos. En ese canon también incluye el Libro de Enoc como inspirado, y piensa que aquellos que lo rechazan están equivocados. También menciona el uso de el IV-Esdras y el Oráculo, sin embargo, admite que hay muchas falsificaciones ocultas.
Por otro lado del Nuevo Testamento reconoce los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las Epístolas de Pablo, Carta a los Hebreos, la separa de las cartas paulinas, la Primera de Pedro, la cual la llama simplemente Carta de Pedro (Ad Ponticos), la Primera de Juan, La carta de Judas y el Apocalipsis. No conoce ni la carta de Santiago ni la Segunda de Pedro, que es posible las tomara como de otros autores. No se puede afirmar que desconozca la Segunda y Tercera Carta de Juan, las cuales también es posible que las incluyera, junto con la primera. Rechaza otros textos utilizados durante algunas décadas entre los leídos o estudiados por los cristianos de épocas anteriores, como por ejemplo el "Pastor" de Hermas y afirma que muchos concilios de los "Psiquicos" también lo habían rechazado. Aunque no los incluye como escritos inspirados o parte del canon cita a otros grandes escritores cristianos previos a tener en cuenta como buena lectura. Entre otros cita a Ireneo, Justino, Milciades, y Próculo. Probablemente, conocía parte de los escritos de Clemente de Alejandría.
Así se puede decir que para finales del siglo II, ya se había establecido los textos a leer por los cristianos, con pocas ausencias. En realidad las únicas excepciones en cuanto aceptación fueron las epistolar cortas como la segunda de Pedro, la de Santiago y la segunda y tercera de Juan, pero es posible que fuese por la confusión inicial con la atribución excesiva que se hizo a libros de Pedro y Santiago, Juan, Felipe y de otros apóstoles, a los que algunos sobre todo gnósticos hicieron circular textos y evangelios atribuidos a estos, pero que resultaban falsos, así algunos textos como las epístolas antes mencionadas tuvieron que ser bien investigadas por los cristianos de aquellos siglos posteriores. También hubo cierta polémica sobre la Epístola a los Hebreos de Pablo, no porque fuese rechazada como apócrifa, sino mas bien por el hecho de no aplicarla a Pablo y haber confusión en cuanto a quien fue su autor, por diversos motivos. Uno de ellos era que no aparecía el nombre de Pablo al inicio del libro, como es común en todos los escritos del apóstol. Por otro lado el estilo de escritura era aparentemente distinto, aunque habría que tener en cuenta que era lógico, pues estaba dirigido a una mentalidad distinta, la comunidad de cristianos judíos y no podía ser igual que las cartas a los Corintios. Otra razón, fue también el uso que los judeocristianos, ebionitas, elkesaítas o docetistas, judaizantes en general, lo tomaran como su libro de texto, de hecho entre algunas de esos grupos salió la idea de que no era un escrito de Pablo, puesto que estos rechazaban casi todas sus cartas, sino todas, con excepción de la epístola a los hebreos. Por lo general se llegó a negar la autoría de Pablo. Clemente lo explicaba afirmando que el libro había sido escrito originalmente en hebreo, y posteriormente traducido por Lucas al griego. Tertuliano opinaba que el autor había sido Bernabé, otro colaborador cercano de Pablo.
Y Orígenes pensaba que podía proceder de Pablo, tal vez, la teología o pensamientos de la carta, pero no era su estilo de escritura, así el consideraba obra de otro autor cercano a Pablo como Clemente de Roma. Hoy día algunos apuntan hasta que fuese Apolos, otro contemporáneo de Pablo.
En cualquier caso, algunos como Hipólito, no lo incluyeron en la lista de libros sagrados, al parecer el famoso "fragmento de Muratori", fue elaborado supuestamente por Hipólito en el 245, aunque no se entiende porqué de dicha ausencia.
Pero por lo general, salvo las dudas de su autoría, otros escritores como Tertuliano si lo aceptaban y aparece en las lista de cartas apostólicas en las que aparecía normalmente después de la carta los Romanos.
Me parece buena la información que pones aquí. Yo creo en la biblia, pero al leerla me surgen ciertas dudas, relacionadas con el tema del que escribiste.
ResponderEliminarYo me pregunto, ¿porque el registro de las palabras de Jesús varia de un evangelio a otro?
Un ejemplo simple, en Mateo 15:3-9 dice (Biblia de Jerusalen):
3. El les respondió: «Y vosotros, ¿por qué traspasáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4.Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. 5.Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda es ofrenda", 6.ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado la Palabra de Dios por vuestra tradición. 7.Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo: 8.Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 9.En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.»
Pero en Marcos 7:6-13 (de la misma traducción):
6.El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. 7.En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres. 8.Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres.»
9.Les decía también: «¡Qué bien violáis el mandamiento de Dios, para conservar vuestra tradición! 10.Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero vosotros decís: 11.Si uno dice a su padre o a su madre: "Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro Korbán - es decir: ofrenda -", 12.ya no le dejáis hacer nada por su padre y por su madre, 13.anulando así la Palabra de Dios por vuestra tradición que os habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes a éstas.»
Pues si escribieron en base a las palabras de Jesús debería decir lo mismo, es cierto que la idea es la misma, pero ¿porque varían las palabras?
Muchas gracias por el interés. Con respecto a las pequeñas diferencias tan solo son prueba de que son diferentes escritores, con niveles de cultura distintos, el primero era persona de recursos, (recaudador de impuestos), pero con menos conocimiento del judaísmo. En cambio, el segundo (Marcos), era un discípulo judío, bien conocedor d ela ley y por ello pudo ser más preciso en el uso del término Korbán. Fueron cuatro los evangelistas escogidos, y los cuatro escucharon las mismas cosas, pero lo escribieron en sus palabras. Y a unos les llamó más unos detalles y aotros otros. Por eso fueron cuatro testigos de un mismo asunto, con eso queda bien probada la veracidad de las palabras.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias por responder, pero si Mateo fue testigo presencial y Pedro, que también fue testigo presencial, seria la fuente principal de Marcos, no deberían de coincidir con mayor exactitud, en vista de que ambos oyeron lo mismo?
ResponderEliminarTambién quisiera preguntarte esto: ¿Por qué en las cartas de Pablo no se mencionan experiencias o enseñanzas de Jesús cuando era hombre? Por ejemplo en Hechos 20:35 Pablo menciona las palabras de Jesús para respaldar y corroborar su razonamiento y darle muchas más fuerza y autoridad al mencionar las palabras de Jesús. ¿Por qué no hace lo mismo en sus cartas? (Salvo breves menciones a la ultima cena, y también varias a su muerte) Pues si lo hiciera aumentaría su peso y autoridad.
sucede lo mismo cuando uno va a una conferencia, unos toman nota de un detalle otros de otro. Eso sucedía con los evangelistas. En cuanto a Pablo, él no se hizo cristianso hasta tiempo después d ela muerte de Jesús, por tanto lo que supo sobre su vida fue lo que aprendió de otros.
ResponderEliminarhablando de escrituras que se podra decir acerca de la falsa version que hicieron de la biblia los asi llamados testigos de jehova la llamada traduccion del nuevo mundo de las santas escrituras,la cual utilizan para tratar de engañar a cuanto ingenuo se deje,lo bueno muchos ya se han dado cuenta de este treta y no caen tan facilmente lo cual es bueno
ResponderEliminarHay decenas de traducciones de la Biblia. Por supuesto habrá de todo y si busca en listas de peores y mejores traducciones observará que depende de quien escribe la lista, es decir de la religión a la que pertenece el orden de esta. Pero incluso en estas listas la TNM no aparece como las peores. En muchos casos la ignoran, quizás porque no es comercial, es decir no se encuentra en tiendas. En cualquier caso, en este blog, si se da cuenta, cuando se citan o se colocan citas bíblicas se han utilizado diversas traducciones, el criterio es utilizar la que mejor se entienda. Para eso he tenido que tener un comparador con más de veinte versiones, y reconozco que en algunos casos he utilizado la Traducción de Nuevo mundo, así como la Nacar-colunga, Biblia del oso, Biblia de Jerusalén, Reina Valera, La Biblia de las Américas y otras muchas versiones, sin tener en cuenta la fuente religiosa de dicha traducción. Para ello me he valido de un la aplicación Sword, una magnífica utilidad para comparar traducciones. Y realmente, tampoco podría decirle cuál de ellas se cita más.
ResponderEliminarMuy elegante y respetuosa su respuesta, enhorabuena.
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