Un poco más entrado el siglo II, el cristianismo que en las últimas décadas del siglo anterior había sido duramente perseguido y extremadamente limitado, se encontraba en una situación bastante difícil, por un lado todos los que habían sido testigos de primera vista de Jesús y de los primeros seguidores habían muerto hace décadas, aunque por escritos de Ireneo y Clemente de Alejandría se dice que Juan, llego hasta el tiempo de Trajano, quien aunque no rebajó la presión sobre los cristianos pero si la racionalizó y la moderó. Se dice que hizo volver a sus hogares algunos deportados, por eso afirman que Juan murió en Efeso alrededor del año 100 a 102.
Aunque en realidad lejos de eliminar la proscripción del cristianismo, para el tiempo de Trajano, el solo hecho de ser llamado o conocido como cristiano, era suficiente para ser condenado, eludiendo dicha condena de una sola manera : Haciendo una reverencia idolatrica al emperador y elevando maldiciones a Cristo. Por las cartas entre Plinio el joven, un prefecto y cónsul del imperio y el emperador Trajano se puede observar, cierta moderación por parte de este ultimo, eliminando las falsas acusaciones o acusaciones anónimas, pero sin renunciar a los severos castigos a quienes admitían ser cristianos o de quienes hubiese suficiente prueba externa.
Lo que parece claro para este tiempo, es que el cristianismo, se empezaba a agrietar, no había líderes o cabezas sobresalientes en esa época, pues la persecución romana iniciada en el 64 por Nerón y continuada por otros como Domiciano ya a finales de siglo, había acabado con la vida de muchos cabezas importantes del cristianismo, si consideramos que eran importantes de los que se han encontrado escritos, sea epístolas o cartas dirigidas a congregaciones en general. Tal era el caso de Clemente de Roma, muerto hacia finales del siglo I, o Ignacio de Antioquía, muerto también en la primera década del siglo II.
A principios de siglo algunos parece que empezaron a aflojar su celo, quizás viendo que la segunda venida prometida y esperada no llegaba. El Apocalipsis de Juan, fue un toque de atención y su rápida difusión entre todas las congregaciones significó un giro en esa linea, un nuevo impulso a su esperanza mas clara y entendida como de efecto mundial. Lejos estaba ya el ser considerada como una secta judía mas, como lo eran los fariseos, saduceos o esenios. El cristianismo tenía que definirse como una corriente independiente y firme, con una visión mas allá del judaísmo decadente y decreciente y con una misión de evangelizar toda la tierra.
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