Obra protegida por derechos de autor

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ISBN OC : 978-84-9981-705-7
Depósito legal: M-20243-2011

La ambigua posición de Constantino

Constantino no solo abogó por la libertad religiosa, pero como ya explicamos en anteriores capítulos, decidió ir mas allá e instauró a la cristiandad como la religión estatal por encima de todas. Por otro lado a Constantino se le nombró "Obispo de Obispos" y "Obispo Común". Constantino seguía ostentando el mencionado título de "Sumo Pontífice"; título romano que hacía referencia a una de las responsabilidades de todo buen emperador: el guardián de la fe y de culto de Roma, a quien correspondían las decisiones y resoluciones en asuntos religiosos, por ello antaño muchos emperadores como Decio o Diocleciano, había puesto tanto empeño con la persecución a los cristianos para defender al paganismo, la religión oficial, y si ahora la cristiandad era la religión principal y oficial del imperio, el tomó muy a pecho dicho título. No solo para promoverla y atacar a los enemigos de esta, sino también para mantenerla unida y hacer que se resolvieran las disputas internas que creaban tantos cismas, como los que se originaron en Alejandría y que convulsionaron a la cristiandad dividiendo a esta aún mas.
A alguien como Constantino, quien no entendía bien lo que significaba el cristianismo, ni nada sobre su originador, su mente racional, lo más lógico es que le indicara que Arrio tenía razón, pues su manera de entender las cosas eran mas sencillas y estaba alejada de las complejas formulas dos dioses en uno, sin ser dos, sino uno solo, que solo un alejandrino, lector ávido de Clemente y de otros platónicos convencidos podía entender, como era el caso de Atanasio. En contraste, era mas fácil entender que hay un solo Dios, y un Hijo, con cualidades y poderes divinas superiores a toda otra criatura, por medio del que se creo todo lo demás incluyendo al hombre, pero a nivel inferior a su Padre creador, al ser creación de este. Esa terminología, que algunos empezaron a considerar como rebajar a Jesús y no darle la gloria que se merece, o por el contrario como hacer parecer que habían dos dioses y por lo tanto un panteón, era sin embargo mas familiar para Constantino.
Así al propio emperador no le quedó claro quien tenía razón. Por otro lado no era difícil tampoco para Constantino aceptar una solución intermedia, como la existencia de dos Dioses, puesto que en el mundo romano, era común los panteones de dioses, hijos de dioses, semidioses, etc. Pero los intereses y las amistades con Osio le hicieron cambiar de opinión y definirse a favor de la postura de este, también quizás cansado de los dos meses que se llevaba debatiendo y viendo que políticamente le interesaba en principio apoyar a los atanasianos y así lo hizo.
Prueba de que no lo tenía claro fue que poco tiempo después, de alguna manera dio ciertos privilegios a los arrianos, en contra de los atanasianos. Luego cambiaba de parecer y restablecía a los Atanasianos, de hecho el mismo Atanasio tuvo varias épocas en las que se tuvo que exiliar y luego volvía. Al final de su vida Constantino se acercó a las tesis mas sencillas de entender y fue por fin bautizado por Eusebio de Nicomedia, un arriano convencido, aunque en realidad fue toda una pantomima y dudamos de la sinceridad de ese bautismo.
Posteriormente, ya que Constantino, decidió dividir el imperio en tres para que sus hijos tuvieran poderes y evitar una lucha por el control del imperio, que por cierto no evitó. Constante en el lado occidental y África, Constantino II en Hispana y en el norte y Constancio en el lado oriental gobernaran. Esto significó sin embargo una ruptura ideológica entre las diferentes partes, por un lado Constancio, siguió apoyando al arrianismo como ortodoxia, mientras Constante apoyó mas a los nicenicos, de tal manera que oriente y occidente se dividían entre arrianos y atanasianos. Aunque la división real era aún mas confusa, ya que dentro de las dos zonas de acción habían partidarios de Arrio en el lado occidental, mientras en el lado oriental, en Antioquía, Macedonia y en Palestina, había algunos obispos opuestos a Arrio, y en África la situación era aun mas confusa. Constantino II, fue mas tolerante y no se prestó a ninguna facción y en su zona había mezcla de arrianos y atanasianos, aunque en Hispana y en la zona del norte cercana al dominio de los godos, fue mas poderosa la influencia arriana.
Ya en el año 355 dominando Constancio todo el imperio de nuevo, treinta años después de Nicea se desarrollo otro concilio en Milán en el que se condenaron las enseñanzas de Atanasio como erráticas y se omitió el uso de su famosa expresión homoousion dando la razón a Arrio, para otros veintisiete años mas tarde, de nuevo declarase en contra de Arrio, incluyendo además en la doctrina, al Espíritu Santo como tercera persona de la compleja trinidad.

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